CROI 2009: Anticonceptivos hormonales en mujeres con VIH

Juanse Hernández
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Un estudio estadounidense muestra que su uso no acelera la progresión de la enfermedad

La infección por VIH está siendo cada vez más reconocida como una enfermedad crónica tratable en los países en desarrollo, por lo que la planificación familiar constituye un tema importante también para las mujeres con el virus en edad reproductiva. Cada vez, un mayor número de ellas desea tener descendencia; por lo tanto, es preciso avanzar en la investigación de aquellos aspectos clínicos relacionados, como por ejemplo los deseos de embarazo, la disponibilidad de servicios de fertilidad, el lavado de esperma o el control de la carga viral en secreciones genitales durante la gestación.

Tampoco hay que dejar de lado la información sobre contracepción para aquellas mujeres que no deseen quedarse embarazadas; el tratamiento del VIH y otras enfermedades asociadas puede requerir una información especial a la hora de tomar decisiones contraceptivas, como la interacción entre los antirretrovirales y la contracepción hormonal u otras contraindicaciones médicas. Es bien sabido que el empleo de píldoras contraceptivas hormonales puede interactuar con algunos medicamentos antirretrovirales, ya que se metabolizan por las mismas enzimas hepáticas. Otros tipos de contraceptivos hormonales, entre los que se incluyen parches o inyecciones, no interactúan con los fármacos anti-VIH, dado que no se metabolizan por el hígado.

La investigación realizada hasta la fecha, tanto en el laboratorio como en modelos animales y en humanos, ha proporcionado datos contradictorios sobre los efectos de la contracepción hormonal (del tipo que sea) en la progresión de la infección por VIH. Mientras que algunos estudios han sugerido que podría incrementar la susceptibilidad a infectarse o acelerar la progresión de la enfermedad en mujeres no tratadas, otros no han hallado tales efectos.

Durante la pasada XVI Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas [CROI, en sus siglas en inglés], celebrada a principios de febrero en Montreal (Canadá), Elizabeth Stringer, de la Universidad de Alabama (EE UU), presentó datos de un análisis sobre el impacto de la contracepción hormonal en un grupo de mujeres procedente de la MTCT Plus Initiative, un programa de tratamiento y cuidados del VIH basados en el núcleo familiar en África y Asia.

El ensayo inscribió a casi 8.000 mujeres, a las cuales se realizó un seguimiento desde 2003 hasta 2008. El presente análisis recoge los datos de un poco más de 4.530 mujeres, las cuales no estaban tomando todavía tratamiento antirretroviral, no estaban embarazadas, se encontraban en el período de los tres meses, como mínimo, después de un parto, y tenían experiencia con una amplia variedad de métodos para el control de la natalidad. El promedio de edad fue de alrededor de 28 años y el recuento medio basal de células CD4, de aproximadamente 420 células/mm3.

Al principio del estudio, un total de 3.099 mujeres (cerca de un 70%) informó de o bien no utilizar ningún método para el control de la natalidad o bien emplear contracepción no hormonal (como condones, dispositivos intrauterinos o el método de Ogino-Knaus). Mil sesenta participantes (29%) hicieron uso de métodos hormonales, de las cuales 830 se decantaron por implantes o inyecciones de sólo progesterona y 226 utilizaron píldoras contraceptivas que combinaban estrógenos con progesterona. Para las cuatro mujeres restantes no se facilitó el método que usaron.

Los investigadores emplearon modelos de regresión de Cox para comparar la progresión de la infección por VIH, que fue definida como muerte o elegibilidad para iniciar tratamiento (recuentos de CD4 <200 células/mm3, estadio IV de enfermedad según la Organización Mundial de la Salud -OMS-, o estadio III según la OMS junto con recuentos de CD4 <350 células/mm3), dependiendo del tipo de contracepción utilizado en el momento de la inscripción al ensayo.

En general, no se observaron indicios de que la contracepción hormonal acelerara la progresión de la infección por VIH. Un total de 66 mujeres fallecieron y 881 fueron elegibles para el inicio del tratamiento antirretroviral.

Utilizando un cociente de riesgo de referencia de 1,0 para contracepción no hormonal o no empleo de anticoncepción, las investigadoras hallaron que el uso de implantes e inyecciones de sólo progesterona tuvo un cociente de riesgo ajustado de progresión de la infección de 1,0, lo que significa que no se observaron diferencias. La utilización de píldoras anticonceptivas orales combinadas tuvo un cociente de riesgo ajustado de 0,90.

Los factores de riesgo asociados a la progresión fueron un recuento de CD4 entre 200 y 350 células/mm3 (cociente de riesgo ajustado [CRA]: 5,69); estadio II de la infección según la clasificación de la OMS (CRA: 1,52); estadio III de la infección según la misma clasificación (CRA: 3,46).

Sobre la base de estos hallazgos, las investigadoras concluyen: “En comparación con algunos otros estudios más pequeños, el análisis de esta cohorte internacional sugiere que la contracepción hormonal no acelera la progresión de la infección por VIH”.

Aunque estos resultados son esperanzadores y arrojan algo más de luz sobre esta cuestión, las expertas advierten: “Se necesita investigación adicional que examine la influencia potencial de los componentes individuales de los agentes contraceptivos sobre la progresión de la enfermedad”. Y añaden: “La contracepción hormonal parece ser segura en mujeres con VIH, pero se necesita más investigación, por ejemplo, sobre la potencial relación entre hormonas e inflamación”.

Fuente: Hivandhepatitis.com / Elaboración propia.
Referencia: Stringer E, Sinkala M, Giganti M, et al. Effect of Hormonal Contraception on HIV Disease Progression: A Multi-Country Cohort Analysis. 16th Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections (CROI 2009). Montreal, Canada. February 8-11, 2009. Abstract 175.

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