Un análisis retrospectivo de casos asocia el uso prolongado de tenofovir al desarrollo de insuficiencia renal

Francesc Martínez
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También se relaciona con un incremento del riesgo de disfunción tubular renal proximal

Según un estudio publicado en la edición de enero de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, tenofovir (Viread®, también en Truvada® o Atripla®) podría causar insuficiencia renal si se utiliza durante períodos prolongados, especialmente en personas con una función renal disminuida al inicio del tratamiento. Los resultados se encuentran en la línea de anteriores estudios (véase La Noticia del Día 27/03/2009) en los que ya se apuntó una toxicidad renal asociada al fármaco.

Tenofovir se elimina por vía renal y puede acumularse en los túbulos proximales, que mantienen el equilibrio metabólico –controlando la acidez y la concentración de diferentes iones, entre otras acciones– mientras los riñones filtran la sangre.

En los ensayos clínicos que llevaron a su aprobación, tenofovir no se asoció a problemas renales, pero en dichos ensayos se excluyó a personas con enfermedad renal preexistente. En estudios con poblaciones de perfil más realista –ya que cabe tener en cuenta que tanto la propia infección por VIH como el uso de antirretrovirales disminuyen la función renal– los resultados fueron contradictorios, observándose una no asociación entre el uso de tenofovir y un mayor riesgo de problemas renales en unos y una asociación en casos de individuos susceptibles, en otros.

Para aclarar estas contradicciones, investigadores estadounidenses diseñaron un estudio para caracterizar los efectos a largo plazo del uso de tenofovir sobre la función renal.

El análisis, de tipo retrospectivo, evaluó los registros médicos de todos los usuarios con VIH y sin experiencia en tratamientos de la fundación Kaiser Permanente, que iniciaron terapia antirretroviral entre 2002 y 2005.

El estudio comparó los datos de 964 personas con regímenes basados en tenofovir con los de 683 que no tomaron el fármaco.

En general, las características de ambos grupos fueron similares, aunque aquéllos que recibían tenofovir presentaban una mayor incidencia de coinfección por el virus de la hepatitis B (cabe tener en cuenta que el fármaco también es eficaz frente a dicho virus). Muy pocos participantes utilizaron el inhibidor de la proteasa (IP) indinavir (Crixivan®), que también ha sido asociado a problemas renales.

Los investigadores llevaron a cabo múltiples mediciones de la función renal, como la tasa de filtración glomerular (TFG) basada en la ecuación conocida como Modificación de la Dieta en enfermedad Renal (MDRD, en sus siglas en inglés) los niveles séricos de creatinina o el desarrollo de disfunción tubular renal proximal en un período de 2 años.

Los datos fueron evaluados por medio de un análisis multivariable ajustado para minimizar los factores de confusión tales como edad, sexo, origen étnico (los negros tienen una mayor probabilidad de sufrir nefropatía asociada al VIH), historial de diabetes, hipertensión, historial de cáncer, hepatitis, fármacos concomitantes o valores de pruebas de laboratorio al inicio del estudio como, por ejemplo, el recuento de CD4.

El 5% de las personas que tomaron tenofovir experimentó una reducción de la TFG del 50% o superior, mientras que en el grupo sin tenofovir el porcentaje fue del 3% (p = 0,03).

Las personas que tomaban tenofovir presentaron una disminución de la TFG significativamente superior (de -7,6 mL/min/1,73 m2 respecto a personas que no tomaban tenofovir, p < 0,001).

Sin embargo, las diferencias en este último parámetro variaron en función de la TFG observada al inicio del estudio, ya que la mayor diferencia se observó en personas con una TFG inicial superior a 80 mL/min/1,73 m2.

Los participantes que tomaron tenofovir presentaron mayores niveles séricos de creatinina tanto a las 52 como a las 104 semanas (en ambos casos p < 0,001).

Tras ajustar los resultados en función de los diferentes factores de confusión, las personas que tomaron tenofovir presentaron una mayor probabilidad de desarrollar disfunción tubular renal proximal. Así, a las 52 semanas de tratamiento, el cociente de riesgo (CR) ajustado era de 1,95 (p = 0,01) y a las 104 semanas, de 5,23 (p = 0,0004).

Las personas que tomaron tenofovir presentaron, además, un mayor riesgo de interrupción del tratamiento (CR ajustado de 1,21; p = 0,02), especialmente a medida que la función renal disminuía.

Los niveles de supresión virológica y de cambios en los recuentos de CD4 fueron similares entre ambos grupos.

Sobre la base de los presentes resultados, los autores del estudio afirmaron: “Tenofovir está asociado a un mayor efecto sobre la disminución de la función renal y un mayor riesgo de disfunción tubular renal proximal en personas sin experiencia en tratamientos al iniciar la terapia antirretroviral”.

Fuente: HIVandHepatitis
Referencia: M Horberg, B Tang, W Towner, and others. Impact of tenofovir on renal function in HIV-infected, antiretroviral-naive patients. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes 53(1): 62-69. January 2010. 

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