Altas tasas de éxito del trasplante renal en personas con VIH

Francesc Martínez
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La elevada tasa de rechazo de órgano observada, sugiere que la inmunoterapia debe mejorarse en este colectivo

Según los resultados de un estudio publicado en la edición del 18 de noviembre de New England Journal of Medicine, los pacientes con VIH sometidos a un trasplante de riñón alcanzan unas tasas de supervivencia similares a las observadas en personas no infectadas por el virus.

En los inicios de la epidemia de la infección por VIH, la mayoría de los médicos consideraban que las personas seropositivas eran malas candidatas a trasplantes, debido a la inmunosupresión y a su limitada esperanza de vida. Esta tendencia cambió con la llegada de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), gracias a la cual hoy en día se realizan un número creciente de trasplantes a la población infectada por el virus de la inmunodeficiencia humana.

Para valorar la evolución de los trasplantes renales en los últimos años, un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Francisco (EE UU) llevó a cabo un estudio prospectivo, de distribución no aleatoria, que evaluó los trasplantes renales efectuados a personas con VIH, carga viral indetectable y recuentos de CD4 de, al menos, 200 células/mm3.

El trasplante de riñón en pacientes con VIH constituye una estrategia terapéutica muy necesaria, ya que se trata de una población con una elevada incidencia de enfermedad renal terminal, que afecta sobre todo a las personas de etnia negra.

Entre noviembre de 2003 y junio de 2009, un total de 150 personas con VIH de 19 centros médicos fueron sometidas a trasplante renal e incluidas en el ensayo. La mayoría (78%) eran hombres, la mediana de edad era de 46 años y el 69% eran de etnia negra. El recuento mediano de CD4 en el momento del trasplante era de 524 células/mm3.

La mediana del seguimiento de los participantes fue de 1,7 años. Durante el manejo postrasplante de los pacientes -de acuerdo con el protocolo del estudio-, se proporcionó tratamiento profiláctico frente a infecciones oportunistas, el uso de inmunosupresores para evitar el rechazo y el empleo continuado de la TARGA, entre otras acciones.

Un año después del trasplante, el porcentaje de pacientes que sobrevivió era del 94,6%. A los tres años, éste todavía se mantenía elevado (88,2%). Las tasas de supervivencia del órgano fueron del 90,4% a un año y del 73,7% a los tres años.

Los episodios de rechazo agudo fueron más frecuentes de lo esperado: el 33% de los pacientes experimentaron 67 episodios. A partir de este hallazgo, se calculó una tasa de rechazo del 31% después de un año y del 41% a los tres años.

Tras un análisis multivariable, se encontró que las personas tratadas para evitar un rechazo y aquellas que recibían inmunoglobulinas anti-timocito presentaron una mayor probabilidad de experimentar la pérdida del órgano (cociente de riesgo [CR]: 2,8 y 2,5; respectivamente).

Los pacientes que recibieron los órganos de donantes vivos mostraron una probabilidad de pérdida del órgano inferior respecto a aquellos que los recibieron de cadáveres (CR: 0,2).

En general, la infección por VIH se mantuvo bajo control, con recuentos de CD4 estables y pocas complicaciones asociadas al VIH. Sin embargo, en 7 pacientes se advirtió una progresión a sida (recuentos de CD4 inferiores a 200 células/mm3 o presencia de una enfermedad definitoria de este síndrome).

El uso de inmunoglobulinas anti-timocito se relacionó con mayores pérdidas de CD4.

El 38% de los participantes experimentaron 140 infecciones que requirieron hospitalización (69% de tipo bacteriano, 9% fúngicas, 6% virales y 1% causadas por protozoos).

Los autores del estudio revelaron que las tasas de supervivencia de las personas y los órganos trasplantados fueron ligeramente inferiores a las observadas en la población sin VIH, pero superiores a las de la población no infectada cuya edad estuviera por encima de los 65 años.

Los investigadores destacaron como aspecto más negativo que la tasa de rechazo fue de 2 a 3 veces la observada en la población general -a pesar de que, a menudo, pudo ser manejado el rechazo y salvado el órgano-. Esta inesperada alta tasa de rechazo pone de manifiesto la necesidad de una inmunoterapia más efectiva.

De todos modos, los resultados del presente estudio, tomados en su totalidad, suponen una buena noticia para las personas con VIH, puesto que evidencian la viabilidad del trasplante renal en esta población.

Fuente: HIVandHepatitis / Elaboración propia.

Referencia: Stock PG, Barin B, Murphy B, Roland M, et al. Outcomes of kidney transplantation in HIV-infected recipients. N Engl J Med. 2010 Nov 18; 363(21): 2.004-2.014 [Abstract].

 

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