La paradoja de estar mal al intentar estar bien

Un estudio intenta validar la definición del síndrome de reconstitución inmune

Joan Tallada
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Una de las paradojas del VIH y sus tratamientos se llama síndrome de reconstitución inmune (SRI). Describirlo es sencillo: durante la supresión inmunológica provocada por el VIH, el organismo no reacciona ante la presencia de infecciones, o lo hace en menor intensidad. Tras el inicio del tratamiento de gran actividad (TARGA), la mejora del sistema inmunitario expresado en el incremento de los CD4 hace reaccionar a aquél, lo que a su vez conduce a síntomas clínicos. Es decir, uno o una se siente mal al intentar estar bien.

El problema es definirlo de manera que todos estemos hablando de lo mismo. No existe una definición validada, esto es, un acuerdo entre los investigadores por el que una serie de factores combinados justifican el diagnóstico del SRI, lo que sería imprescindible para recoger datos y compararlos entre sí, además para mejorar su abordaje clínico.

Un equipo de la Universidad de Cincinnati, en EE UU, ha intentado establecer dicha definición validada e identificar los factores de predicción del SRI. Para ello ha llevado a cabo un estudio de caso-control de carácter retrospectivo en su centro médico, emparejando cada caso a dos sujetos o más denominados control a partir del recuento de células CD4 en el momento de iniciar terapia antirretroviral. Tanto los casos reales como los “falsos” fueron analizados por un sistema ciego (no conocían quién era caso o control) por dos especialistas en VIH.

Los expertos identificaron 20 posibles casos de SRI, excluyendo todos lo de herpes zóster (culebrina), con un nivel de acuerdo entre los casos reales y los falsos del 92%. Para 14 casos confirmados (que se compararon con 40 sujetos control), el SRI se asoció con un número mayor de infecciones oportunistas previas (p=0,003), y también mayores recuentos de células CD8+ al nivel basal (o inicio de las mediciones; p=0,05) y a la semana 12 (p=0,02).

El SRI se asoció además con niveles basales más bajos de la enzima hepática alanino-aminotransferasa (ALT; p=0,05) y de hemoglobina (p=0,02). En concreto, en un análisis multivariable, el número de infecciones oportunistas previas (cociente de posibilidades: 2,7; p=0,007) y los bajos niveles de hemoglobina a nivel basal (cociente de posibilidades: 0,8; p=0,003) se asoció de manera independiente con el desarrollo de SRI.

A partir de estos datos, se definió un modelo de predicción por medio de métodos estadísticos (clasificación y análisis de árbol de regresión) con una sensibilidad y una especificidad del 78,57% y del 87,50%, respectivamente, para una puntuación de importancia de 4 (en una escala de 0,0 a 100,0), y del 92,86% y del 80,00%, respectivamente, para una puntuación de 2, empleando para ello el número de infecciones oportunistas previas, el recuento de células CD8+, y el nivel de hemoglobina.

Los autores del estudio llegan a la conclusión de que es posible una definición estándar del SRI: las personas con enfermedad por VIH más avanzada al empezar la terapia antirretroviral corren un riesgo más elevado de experimentar SRI. Por ello creen que este modelo definido a partir de la clasificación y el análisis regresivo puede proporcionar una base para la estratificación del riesgo antes de empezar la terapia antirretroviral.

Fuente: Elaboración propia /NATAP.
Referencia: Jaime Robertson et al. Immune Reconstitution Syndrome in HIV: Validating a Case Definition and Identifying Clinical Predictors in Persons Initiating Antiretroviral Therapy. Clinical Infectious Diseases June 1, 2006;42:1639-1646.

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