Nuevos resultados presentados en el Encuentro Anual de la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas (AASLD), celebrado en Washington DC, indican que la semaglutida —ya utilizada en diabetes y obesidad— podría ofrecer beneficios adicionales en personas con el VIH y enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, antes NAFLD). Estos beneficios serían independientes de la pérdida de peso o del control de la glucosa.
Hígado graso en personas con el VIH: un reto creciente
El hígado graso es una complicación metabólica frecuente. Su forma avanzada, la esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH), puede evolucionar hacia fibrosis, cirrosis o cáncer hepático. Aunque afecta a un tercio de la población estadounidense, su impacto es mayor en personas con el VIH, que muestran tasas más altas de afectación hepática y una progresión más rápida.
En este contexto, el ensayo clínico SLIM LIVER evaluó semaglutida durante seis meses en personas con el VIH en tratamiento antirretroviral estable. Todas tenían un mínimo del 5 % de grasa hepática confirmado por resonancia magnética y presentaban factores adicionales de riesgo cardiovascular, como resistencia a la insulina, prediabetes o perímetro abdominal elevado.
Resultados principales ya conocidos
Los datos publicados previamente mostraron una reducción del 31 % en la grasa hepática y la resolución completa de MASLD en más de una cuarta parte de los participantes. También se registraron descensos en el peso corporal, la circunferencia de cintura, la resistencia a la insulina, la glucemia y los triglicéridos. Otros análisis han señalado mejoras en envejecimiento epigenético, función cognitiva, microbiota intestinal y consumo de alcohol.
Nuevos datos sobre lípidos, inflamación y riesgo cardiovascular
La nueva presentación analizó a 36 personas que habían perdido al menos 2 kg de peso. Este grupo tenía una mediana de edad de 52 años y una representación relevante de personas latinoamericanas y negras. Los biomarcadores mostraron cambios importantes:
- Descenso de triglicéridos y diglicéridos, especialmente en sus formas poliinsaturadas.
- Reducción de esfingomielinas.
- Disminución de lipoproteínas vinculadas al riesgo cardiovascular.
- Reducción de los marcadores inflamatorios GlycA y GlycB, con normalización en más de la mitad de quienes partían con valores elevados.
- Relación entre las variaciones de GlycA y los cambios en interleucina-6.
Estas mejoras no se asociaron directamente con la pérdida de peso, la reducción de grasa hepática o la resistencia a la insulina. Esto sugiere mecanismos complementarios mediante los cuales la semaglutida podría influir en el riesgo cardiovascular.
Un posible avance que requiere confirmación
Aunque alentadores, estos datos provienen de un subgrupo pequeño y necesitan confirmación en ensayos más amplios y con mayor seguimiento. Aun así, el estudio ofrece una visión prometedora: la semaglutida podría mejorar la salud hepática y también parámetros inflamatorios y metabólicos relevantes para la salud cardiovascular en personas con el VIH y MASLD.
Según los investigadores, estos hallazgos apoyan la integración de agonistas del receptor GLP-1 en el manejo de las comorbilidades metabólicas en personas con el VIH, un reto creciente en salud pública.
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt).
Referencia: Lake JE, et al. Semaglutide Improves Markers of Cardiovascular Risk in People with HIV: The SLIM LIVER Study. Poster presented at: The Liver Meeting 2025; November 10, 2025; Washington (DC).
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