La calidad de vida empeora a corto plazo del diagnóstico

A largo plazo, la situación mejora sensiblemente, según un estudio

Marion Zibelli
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En la actualidad existe una gran preocupación por identificar todos los casos de VIH y tanto en EE UU como en España se anima cada vez más a las personas a realizar la prueba del VIH con grandes campañas de detección. Sin embargo, si bien es cierto que conocer el estado del VIH de forma temprana permite el acceso rápido al tratamiento antirretroviral, el anuncio de un diagnóstico positivo puede suponer un gran descenso en la calidad de vida de las personas que lo reciben.

Un grupo de investigadores estadounidenses ha querido evaluar la calidad de vida de las personas cuando acaban de recibir un resultado positivo al VIH y varios años después. Para su investigación, los autores utilizaron dos sistemas de medición de la calidad de vida. Uno de ellos se basa en el uso de mediciones denominadas “utilidades” que se realizan mediante entrevistas computerizadas. Este instrumento sirve para medir con qué fuerza una persona prefiere vivir menos años con una mejor calidad de vida, definida subjetivamente, que vivir más tiempo con menos calidad de vida. En otras palabras, a cuántos años estaría preparada esta persona a renunciar si esto supusiera vivir con un estado de salud mejor, según ellos lo definen.

El otro instrumento es el muy conocido MOS-HIV. Es uno de los cuestionarios más utilizados para determinar la calidad de vida de pacientes con VIH, pese a ser bastante impopular en las organizaciones comunitarias pues toma poco en cuenta cómo la propia persona percibe la calidad de vida y tiende a ignorar muchos aspectos importantes, por ejemplo el componente sexual.

Un total de 66 personas aceptaron realizar las entrevistas. El 66% (n=40) provenía de un centro médico del Departamento de Veteranos de EE UU, y el 40% (n=26) de una clínica universitaria. El 95% de los participantes eran varones y en el momento de las entrevistas los participantes llevaban una media de 7,5 años viviendo con VIH y la mayoría tenía un diagnóstico de SIDA, aunque su número medio de CD4 más reciente era de 323 células/mm3. Los participantes del Centro del Departamento de Veteranos tenían no obstante niveles de CD4 inferiores a los de la clínica universitaria. También eran significativamente más mayores (edad media de 44 en comparación con 38 años), tenían ingresos inferiores, y menos probabilidades de tener trabajo.

Los investigadores evaluaron de forma retrospectiva la percepción que tenían las personas de su calidad de vida antes del diagnóstico de VIH y un mes y dos meses después de ello pues los investigadores se basaron en la hipótesis de que las personas que acaban de recibir un diagnóstico positivo pueden tardar algún tiempo para reajustarse su vida. Además evaluaron la calidad de vida actual de los participantes con los mismos instrumentos. Las evaluaciones se realizaron primero con el sistema de utilidades, luego con el MOS-HIV.

Según los investigadores, de forma general recibir el diagnóstico del VIH hizo que la calidad de vida disminuyera dos meses después de recibirlo en esta muestra de personas (resultado de 0,87 a un mes del diagnóstico en comparación con 0,80 a dos meses, según la medición basada en las utilidades [los resultados con esta prueba varían de 0 a 1, el 0 correspondiendo al estado de salud más bajo, generalmente la muerte, y el 1 al mejor estado]). Sin embargo, esta disminución en la calidad de vida no se sostiene en el tiempo y muchas personas suelen volver a niveles de percepción más elevados (media de 0,85 después de 7,5 años medios tras el diagnóstico).

En este estudio fue el caso de la tercera parte de los participantes. Siempre según los investigadores y en concordancia con otros estudios, para muchas personas descubrir que vivían con VIH les ha permitido dar más valor a la vida, renunciar al uso de drogas, cuidar más de su propia salud, o aproximarse a su familia y sus amigos. La perspectiva de que en el futuro podrán tener acceso a más opciones de tratamiento gracias a la búsqueda constante de nuevos antirretrovirales también podría haber contribuido a este cambio.

Los autores señalan sin embargo que observaron diferencias significativas entre las personas entrevistadas que provenían del centro del Departamento de Veteranos y las de la clínica universitaria. En las personas del primer centro, la percepción general de la calidad de vida, considerablemente baja antes del diagnóstico, disminuyó aún más inmediatamente tras el mismo y no volvió a elevarse, a diferencia del grupo de la clínica universitaria. Los autores especulan que las diferencias entre las dos poblaciones en términos de edad, número de CD4, y características sociales y económicas podrían estar en el origen de estas disparidades.

Los investigadores concluyeron que sus descubrimientos son importantes debido a sus posibles implicaciones para el counselling tras el diagnóstico. Según ello, los profesionales de la salud tendrían que ser conscientes de la variabilidad de la percepción de las personas frente el diagnóstico del VIH y tomarlo en cuenta para atender mejor a sus pacientes que acaban de recibir un resultado positivo para la prueba del VIH.

Como apuntan los propios autores, estos hallazgos sin embargo no pueden aplicarse a las mujeres debido a su número demasiado reducido en este estudio. Esto es lamentable, ya que es necesario realizar estudios similares en la población femenina.

Fuente: Lista del Grupo Europeo de Tratamientos del VIH/SIDA (EATG, en sus siglas en inglés)
Referencia: The effect of diagnosis with HIV infection on health-related quality of life. Honiden el at. Quality of Life Research (2006) 15: 69-82

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