Las personas con VIH mayores de 50 años desarrollan más complicaciones que las personas jóvenes (25-35 años) incluso estando en terapia antirretroviral, según los datos de una cohorte italiana que incluye a pacientes de tres unidades del Hospital L. Sacco de Milán seguidos desde el año 1994. Ya antes de la aparición de TARGA las personas de más edad presentaban más complicaciones asociadas al VIH, pero incluso después de la generalización de la terapia combinada esta tendencia se mantuvo, y además fueron más propensos a experimentar interacciones farmacológicas.
En concreto, el porcentaje de personas mayores con anomalías en las pruebas de glucosa, el colesterol total, el colesterol de alta densidad (colesterol “bueno”), los triglicéridos y la creatinina fue superior que en el grupo control más joven durante el periodo de seguimiento de este estudio específico. Por el contrario, los jóvenes eran más propensos a niveles elevados de ALT (transaminasas), lo que se asocia a que haya en este grupo más personas que han adquirido el VIH por uso de drogas por vía parenteral. Entendemos que los autores se refieren a una mayor proporción de personas coinfectadas por el virus de la hepatitis C, pero el informe original no lo especifica.
El estudio abarca 48 semanas por paciente, con la inclusión de 159 personas mayores de 50 años y a 118 jóvenes de entre 25 y 35 como grupo control. Esto es, se enrola a personas desde el año 1994, se recogen los datos de cada participantes durante 48 semanas, y se van acumulando a la base de datos. El periodo de reclutamiento es pues muy prolongado, lo que supone incluir a individuos con regímenes antirretrovirales muy dispares, lo que debe tenerse en cuenta como una limitación a la hora de leer los resultados.
Con todo, ambos brazos tenían características comparables en términos de estadio del VIH, recuento de células CD4 y de carga viral al inicio del estudio, aunque había diferencias en cuanto a los factores de transmisión del VIH, las otras enfermedades presentes que no eran el VIH y los tratamientos crónicos asociados.
Tras las 48 semanas de tratamiento, la media de la carga viral descendió en 2,6 logaritmos y los recuentos de CD4 aumentaron en 137,5 células/mm3 en los pacientes mayores, siendo los valores del grupo más joven similares.
A lo largo del periodo de seguimiento, se registraron más episodios de niveles elevados de ALT (> 500 IU/L) con nivel de toxicidad hepática de grado 1-4 entre el grupo joven de control que entre los más mayores, quienes sin embargo experimentaron episodios tóxicos más graves. El detalle de los episodios por grados es el siguiente: toxicidad de grado 1, 74 jóvenes y 25 mayores; de grado 2, 22 jóvenes y siete mayores; grado 3, dos jóvenes y cinco mayores; y grado 4, ningún joven y cuatro mayores.
Los episodios de toxicidad renal moderada (creatinina >123,6 mmol/l) o grave (creatinina > 176,8 mmol/l) se dieron en 21 y en dos mayores, respectivamente. En cambio, no se observaron valores anómalos de creatinina en el grupo control.
En cuanto a los niveles de colesterol elevados (>6,47 mmol/l) se observaron en el 18,23% de los mayores y en el 5,84% de los jóvenes (p<0,001). Los niveles de colesterol HDL o “bueno” demasiado bajos (<0,78 mmol/l) se dieron en el 15,49% de los mayores frente al 7,5% de los jóvenes (p=0,023), mientras que se encontraron niveles altos de triglicéridos (>3,39 mmol/l) en 43 personas mayores frente a 28 controles (p=0,047). También se observaron niveles altos de glucosa en ayunas (>8,325 mmol/l) en 35 pruebas de los pacientes mayores frente a sólo una de los controles (p<0,0001).
Otros elementos de divergencia entre ambos brazos fueron que las personas mayores acudían a recibir atención médica en un estadio más tardío de la infección por VIH, tenían más dificultades para determinar cuál había sido la vía de transmisión y mostraban más negación psicológica frente a la enfermedad.
Más de un tercio de las personas mayores tenían una enfermedad no relacionada con el VIH antes de iniciar el tratamiento antirretroviral, sumando un total de 59 diagnósticos de dolencias diversas, como trastornos cardiovasculares y de tipo endocrino-metabólico, y una cuarta parte tomaba medicación no asociada con el VIH.
Durante las 48 semanas de seguimiento, se diagnosticó un número significativamente superior de nuevos trastornos en las personas mayores respecto a las jóvenes. Las 39 dolencias diagnosticadas de nuevo tenían relación con problemas neuropsiquiátricos, cardiovasculares y metabólicos. Los autores sugieren que esta tendencia es el resultado natural de la edad aunque también podría deberse a una interrelación entre la senectud y la toxicidad de los antirretrovirales.
Sin embargo, este estudio tiene importantes limitaciones, como el ya mencionado periodo de reclutamiento, demasiado extenso, y el que para la cantidad de variables estudiadas se incluyera a un número relativamente bajo de participantes. Se requieren investigaciones más numerosas y a un tiempo más homogéneas en el tiempo para confirmar estas tendencias.
Fuente: NATAP / Elaboración propia.
Referencia: G. Orlando et al. ART and age-related comorbidities in a cohort of older HIV-infected patients in Italyb. HIV Medicine. Volume 7 Issue 8 Page 549 – November 2006.
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