La inmunosupresión se relaciona con alteraciones del ciclo menstrual

Tener menos de 200 CD4 se asocia con mayor riesgo de anomalías

Núria Rodríguez
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La infección por VIH ocasiona cambios en los ciclos corporales, en el metabolismo y en la producción de hormonas. Las hormonas median en muchos procesos corporales, entre ellos el ciclo menstrual. No se ha estudiado bien el impacto que TARGA podría tener en la menstruación. Para esclarecer esto, varios investigadores de diversos centros estadounidenses colaboraron en un amplio y extenso estudio en el que se inscribió un gran número de mujeres. En términos generales los investigadores hallaron que las mujeres que viven conVIH parecían presentar un mayor riesgo de experimentar anomalías menstruales. Sin embargo, mujeres con recuentos relativamente altos de CD4 (entre 200 y 500 copias) que hubiesen tomado TARGA durante al menos dos años presentaban menos problemas relacionados con sus periodos.

Los investigadores inscribieron a mujeres con VIH y también a mujeres con alto riesgo de contraerlo. Se excluyó del estudio a las mujeres que tenían condicionantes que pudieran afectar a su ciclo menstrual, entre los que se incluyeron tener una historia de cáncer cervical, cirugía ovárica, estar embarazada o usar suplementos hormonales.

Las alteraciones consideradas fueron la amenorrea, oligomenorrea, sangrado intermenstrual y menorragia.

La inscripción se hizo entre los años 1994 y 2002. Cada seis meses las voluntarias eran entrevistadas en profundidad, se les realizaban evaluaciones médicas y exámenes pélvicos.

Este estudio comparó datos entre 1.635 mujeres con VIH y 595 mujeres sin VIH. El estudio se centraba en las mujeres con VIH cuyo perfil al inicio del estudio era el siguiente: una edad de aproximadamente 35 años, un 56% de color frente a un 26% de hispanas y un 15% de blancas, un 51% era fumador, un 91% habían sido usuarias de drogas, un 58% tenía problemas de peso excesivo, y un 16% tomaba TARGA en el momento de la recogida de datos y la mayoría contaba con un recuento de CD4 superior a 200 células/mm3.

En términos generales, se encontró que los síntomas relacionados con los trastornos menstruales fueron generalmente “bajos” entre las mujeres a lo largo de todo el estudio. También después de tomar en cuenta algunos factores (como la edad, el peso y el uso de sustancias) se observó que la infección por VIH no parece tener relación con ningún problema menstrual específico. Por ejemplo, el 62% de las mujeres con VIH relató tener su regla con un desfase de tres días antes o después de lo correspondiente a su ciclo, pero esto también fue relatado por el 62% de las mujeres que no tenían VIH.

Los investigadores hallaron que las mujeres con recuentos de CD4 menores a 200 copias, en comparación con las mujeres con recuentos entre 200 y 500, tenían una mayor posibilidad de presentar desórdenes menstruales. Por otro lado, el uso de TARGA no se asoció a ningún problema menstrual específico.

En general, se llegó a la conclusión de que anomalías menstruales graves no fueron comunes en las mujeres con VIH del estudio que sí presentaban desórdenes. Aunque los investigadores añadieron que la incidencia de estos problemas era comparable con el presente en otras poblaciones de mujeres no afectadas por el VIH.

El uso de TARGA y el incremento en los recuentos de las células CD4 parece relacionarse con el descenso del riesgo de padecer alteraciones menstruales. Esto en realidad significa que un mejor estado general de salud se refleja en la “normalidad” en los ciclos menstruales de cada mujer.

La edad también interviene en cambios en el ciclo menstrual. Cabría esperar otros resultados en mujeres de mayor edad que las que intervinieron en el estudio (sobre 35 años). Además, se cree que la infección por VIH y el uso de TARGA pueden tener diferentes efectos y relación con la entrada de las mujeres en la menopausia, lo que merecería estudios específicos.

El presente estudio no encontró diferencias entre clases de medicamentos antirretrovirales y los diferentes desórdenes menstruales, que sí han observado otras investigaciones. Esto puede deberse a la baja proporción de mujeres en TARGA, algo común para el período inicial que abarca (comenzó en 1994).

Fuente: CATIE news / Elaboración propia.

Referencia: Massad LS et al. Effects of HIV infection and its treatment on self-reported menstrual abnormalities in women. Journal of Women’s Health 2006 Jun;15(5):591-8.

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