Un estudio de cohorte prospectiva realizado con más de 85.000 personas adultas en el Reino Unido ha aportado nueva evidencia sobre la relación entre la actividad física diaria y la reducción del riesgo de cáncer. Concretamente, caminar entre 7.000 y 9.000 pasos diarios sería un intervalo de actividad física moderada óptimo para la prevención del cáncer. Los resultados del estudio se publicaron en British Journal of Sports Medicine.
Estudio sobre desempeño físico
El estudio, desarrollado por investigadores del Instituto Nacional del Cáncer del Reino Unido y la Universidad de Oxford, analizó el desempeño físico de los participantes utilizando acelerómetros de muñeca que registraron, durante una semana, no solo la cantidad total de actividad diaria, sino también su intensidad y el número de pasos dados por día. Los resultados revelan que tanto la actividad ligera como aquella de intensidad moderada o intensa están asociadas a un menor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Aunque los participantes del estudio eran población general -sin que se registrara en el mismo el estado serológico al VIH- los resultados son interesantes para las personas con el VIH, dado el mayor riesgo de desarrollar cáncer observado por diversos estudios dentro de la comunidad (véase La Noticia del Día 23/10/2019).
A diferencia de trabajos anteriores que se basaban en cuestionarios autocumplimentados, esta investigación se valió de mediciones objetivas, lo que permitió obtener datos más precisos sobre la intensidad real de las actividades diarias. Además, mientras que muchos estudios previos se centraban exclusivamente en el ejercicio físico de mayor intensidad, este trabajo resulta innovador al incorporar análisis sobre actividades ligeras tales como hacer recados o tareas domésticas. Esto resulta relevante porque muestra que incluso estos movimientos cotidianos, que muchas veces no se consideran ejercicio como tal, pueden tener un impacto positivo sobre la salud a largo plazo.
Actividad física y cáncer
Durante un seguimiento promedio de 5,8 años, un total de 2.633 de los 85.394 participantes (con una mediana de la edad de 63 años) fueron diagnosticados con uno de los 13 tipos de cáncer evaluados, entre ellos el cáncer de mama y el colorrectal, ya conocidos por su vínculo con el nivel de actividad física. El primer análisis realizado ya evidenció que aquellas personas que acumulaban una mayor actividad física diaria presentaban un riesgo un 26% menor de desarrollar cáncer, en comparación con quienes registraban niveles más bajos de actividad.
Uno de los hallazgos más destacados del estudio fue el efecto beneficioso de sustituir el tiempo sedentario por actividades físicas, incluso de baja intensidad. Esta sustitución se asoció también con una reducción del riesgo de cáncer, lo cual sugiere que no es necesario realizar ejercicio extenuante para obtener beneficios significativos: simplemente moverse más a lo largo del día puede marcar la diferencia. Las asociaciones observadas se mantuvieron sólidas incluso tras ajustar los datos por factores demográficos, estilo de vida, índice de masa corporal y condiciones de salud preexistentes.
En cuanto al número de pasos diarios, los investigadores observaron que una mayor cantidad se vinculaba con un riesgo menor de cáncer, independientemente de la velocidad al caminar. En comparación con quienes daban 5.000 pasos diarios, los que caminaban 7.000 pasos al día tenían un riesgo un 11% menor de padecer alguno de los cánceres analizados (cociente de riesgos instantáneos [HR]: 0,89; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 0,83-0,96) y aquellos que alcanzaban los 9.000 pasos veían reducida su probabilidad en un 16% (HR: 0,84; IC95%: 0,76-0,93). No obstante, a partir de esa cifra, el efecto beneficioso se estabilizaba, lo cual indica que no se precisa alcanzar cifras muy elevadas para notar una mejora.
Conclusiones
Estos hallazgos apuntan a que incorporar más movimiento en la rutina diaria, aunque sea a un ritmo lento y sin necesidad de sesiones formales de ejercicio, puede ser una estrategia eficaz para reducir el riesgo de cáncer. Para personas con estilos de vida más sedentarios o con limitaciones físicas, este enfoque resulta accesible y alentador. Caminar más, mantenerse activo durante las tareas del hogar o reducir los periodos prolongados de inactividad pueden convertirse en hábitos protectores frente a enfermedades graves.
Fuente: POZ / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Shreves AH, Small SR, Walmsley R, et al. Amount and intensity of daily total physical activity, step count and risk of incident cancer in the UK Biobank. Br J Sports Med. Published online March 26, 2025. doi:10.1136/bjsports-2024-109360.
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