Día Mundial del Sida: Los esfuerzos no deben verse mermados

Hoy es el Día Mundial del Sida. Como cada año desde 1988, el 1 de diciembre se conmemora una jornada de sensibilización sobre el VIH/sida a escala mundial.

El equipo de gTt
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En momentos de crisis económica, es muy importante recordar a quienes administran recursos, tanto desde la esfera pública como desde la privada, que los esfuerzos para frenar la epidemia no deberían verse mermados.

En África, por ejemplo, las consecuencias que tendrán los recortes que están sufriendo muchos de los programas que allí se desarrollan son imprevisibles; por ello, son loables los esfuerzos del Gobierno de España -y de la Unión Europea (UE) en su conjunto- en materia de lucha contra el sida, en el contexto de la cooperación internacional. Según subraya la Comisión Europea en el comunicado que distribuyó ayer, las contribuciones de la UE al Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria se han multiplicado por cuatro: de 403 millones de dólares en 2003 se ha pasado a 1.546 millones, lo que representa el 55% del total mundial de aportaciones en los años 2004-2008.

No obstante, y así lo ve también la Comisión Europea, ello no debería ir en detrimento de las acciones encaminadas a prevenir la transmisión del VIH entre la población de nuestro país, o de aquéllas dirigidas a atender a las personas que viven con VIH, a reducir el estigma y la discriminación que todavía arrastra esta enfermedad y, en definitiva, a mejorar su calidad y esperanza de vida. Este año, el Gobierno de España ha reducido en un 10% la partida destinada a subvencionar los programas llevados a cabo por las organizaciones comunitarias que trabajan en esta dirección; y parece ser que el presupuesto va a ser el mismo en 2010.

Por la dignidad, en contra de la discriminación

Hace tan sólo unos días fue destituida Teresa Robledo, la máxima responsable del Plan Nacional sobre el Sida del Ministerio de Sanidad y Política Social de España. Aparte de la inconveniencia de las fechas, el cese cogió por sorpresa a interlocutores como las asociaciones, que, desde la sociedad civil, trabajan en el campo del VIH. El flamante secretario del Plan Nacional sobre el Sida, Tomás Hernández, tiene ahora la labor de desplegar un ambicioso Plan Multisectorial (2008-2012) que, en su momento, se pactó con dichas asociaciones. La lucha contra el estigma y la discriminación debe ocupar un espacio central, con especial atención a lo que ocurre en el ámbito sanitario, en el del trabajo y en el del acceso a los servicios financieros.

Las personas con VIH en España, a través de las organizaciones que las representan, se han movilizado para conseguir que la sanidad pública diera cauce a necesidades como la cirugía reparadora de la lipoatrofia facial -un efecto adverso tremendamente estigmatizador que, durante años, han tenido que sobrellevar, con la mayor dignidad posible, miles de personas de nuestro país- o el derecho a ser padres y madres usando las técnicas actuales de reproducción asistida.

Lo primero parece ya más cerca que lo segundo. Esperemos que así sea y que en 2010 todas las personas con VIH y lipoatrofia facial en España puedan optar por una reparación adecuada a cada caso en particular, lo que pasaría por garantizar la disponibilidad de distintos materiales de relleno.

En cuanto al acceso a la reproducción asistida, al igual que en el caso anterior, las iniciativas pioneras de algunas comunidades autónomas deberían ahora extenderse a todos los territorios. En su implementación, habrá que superar no sólo dificultades técnicas, sino también la pura discriminación, que, por lo que se viene observando, es más feroz en el caso de las mujeres que viven con VIH y desean ser madres.

Alcanzar el acceso universal. El camino por recorrer

En el conjunto del planeta, a pesar de haberse producido en los últimos años un aumento significativo del acceso al tratamiento, casi 5,5 millones de personas -de las 9,5 millones que se calcula necesitan terapia antirretroviral (TARV)- aún no lo están recibiendo.

El mundo debe seguir ampliando los programas de acceso al tratamiento y atención del VIH y sida con el objetivo de ofrecer estos servicios básicos a todas las personas que los necesiten. Sin embargo, una importante barrera para el aumento de los servicios de tratamiento y la atención es su coste. Además, la velocidad con la que se implantan se ve desbordada por la rapidez de la propagación de la epidemia. Por cada dos personas que empiezan a recibir tratamiento, se producen cinco nuevas infecciones por VIH.

La prevención debe jugar un papel importante y, tradicionalmente, las vacunas constituyen las intervenciones de salud pública más rentables y de mayor impacto para hacer frente a las enfermedades infecciosas. Una vacuna contra el sida supone la mayor esperanza de poner fin, y no sólo mitigar, la pandemia.

Gracias a la perseverancia y el esfuerzo de miles de personas de todo el mundo, en 2009 se han realizado progresos significativos en el desarrollo de una vacuna contra el sida (entre ellos, la primera evidencia de eficacia de una candidata a vacuna contra el sida en un ensayo de fase III en Tailandia [véase La Noticia del Día 26/10/2009] o el descubrimiento de nuevos anticuerpos ampliamente neutralizantes [véase La Noticia del Día 08/09/2009], por ejemplo).

Por desgracia, estos avances prometedores se producen justo en un momento en el que la financiación de la investigación en vacunas contra el VIH descendió por primera vez en una década, reduciéndose un 10% en el mundo el pasado año. Para que este progreso siga adelante con la mayor rapidez posible hasta alcanzar su objetivo de una vacuna eficaz contra el sida, es necesario el compromiso de científicos y emprendedores dedicados, el respaldo de líderes políticos, el apoyo de las comunidades que albergan los estudios, la dedicación de las personas que participan voluntariamente y la generosidad de los donantes.

En este Día Mundial del Sida, la Iniciativa Internacional por una Vacuna contra el Sida (IAVI) insta a las personas implicadas en la lucha contra esta enfermedad a redoblar su respaldo, compromiso e inversión para convertir la vacuna contra el VIH en una realidad. Cuanto antes disponga el mundo de mejores herramientas de prevención del virus (como una vacuna), antes se podrán reducir las tasas de infección, haciendo más factible tratar y atender médicamente a todas las personas afectadas por la pandemia.

Fuente: Comisión Europea / IAVI / Elaboración propia.

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