La sustitución de efavirenz o AZT, relacionada con mejoras en los niveles de vitamina D

El cambio de tratamiento, abandonando el uso de efavirenz o AZT (zidovudina), estuvo vinculado con una mejora en los niveles de vitamina D, según informa un equipo de investigadores en la edición digital de AIDS Research and Human Retroviruses.

Michael Carter

El mes del año y la etnia negra fueron también factores relacionados con los déficit de esta vitamina.

Los niveles de vitamina D mejoraron de forma significativa cuando los pacientes interrumpieron una terapia con efavirenz o AZT y pasaron a un tratamiento basado en el inhibidor de la proteasa darunavir (Prezista®) potenciado con ritonavir.

“La relación entre el uso de efavirenz y el déficit de vitamina D concuerda con las conclusiones de anteriores estudios transversales y prospectivos”, comentan los autores, que agregan: “Que sepamos, se trata del primer informe que evidencia aumentos en los niveles de vitamina D tras cambiar un tratamiento antirretroviral basado en efavirenz por otro basado en un inhibidor de la proteasa [IP]”.

La vitamina D tiene varias funciones: mejora la actividad del sistema inmunitario y la fortaleza muscular, reduce la inflamación y ayuda en la formación de los huesos. En pacientes sin VIH, se ha comprobado que un déficit grave de esta vitamina (por debajo de 25 nmol/L) está relacionado con un mayor riesgo de sufrir osteoporosis, debilidad muscular, diabetes y determinados tipos de cáncer.

Varios estudios han demostrado la existencia de una elevada prevalencia de falta de vitamina D en pacientes con VIH que están tomando una terapia antirretroviral. Parte de dichos trabajos evidenciaron la existencia de una asociación entre el tratamiento con efavirenz (Sustiva®, y también en combinación con otros fármacos en Atripla®) y los bajos niveles de la vitamina. Esta asociación siguió siendo significativa incluso después de tener en cuenta los niveles de vitamina D durante los meses de invierno y la etnia negra, ambos conocidos factores de riesgo de tener unos niveles bajos de esta vitamina.

El equipo de investigadores decidió examinar más detalladamente la relación entre infección por VIH, terapia antirretroviral y déficit de vitamina D.

En consecuencia, se monitorizaron los niveles basales de la vitamina y, posteriormente, a las 96 semanas, de 219 pacientes que participaban en el ensayo de distribución aleatoria MONET, en donde se realizó la comparación de un terapia triple que incluía un inhibidor de la proteasa frente a una monoterapia con un IP en pacientes que ya habían alcanzado la supresión de la carga viral. La inscripción en el estudio se realizó en otoño de 2007.

Los criterios de elegibilidad de los pacientes para este ensayo fueron estar tomando una terapia anti-VIH y tener una carga viral inferior a 50 copias/mL. Más adelante, fueron distribuidos de forma aleatoria para recibir una monoterapia de darunavir/ritonavir, o una combinación de darunavir/ritonavir más dos inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósido (ITIN).

La mayoría (80%) de los pacientes eran varones, el 91%, de etnia caucásica y la media de edad fue de 43 años. Ningún participante recibía suplementos de vitamina D.

En el momento de iniciar el estudio, 83 pacientes tomaban una combinación de fármacos basada en dos inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósido (ITINN), 61 recibían efavirenz y 22, nevirapina (Viramune®). El inhibidor de la proteasa más habitual fue Kaletra® (lopinavir/ritonavir).

Cuando empezó el ensayo, la mayoría de los participantes mostraban unos niveles deficitarios de vitamina D. Esto incluyó al 70% de los que tomaban un inhibidor de la proteasa, aproximadamente el 70% de los pacientes tratados con efavirenz o nevirapina, y a todos los que recibían un régimen triple de ITIN.

Tener unos menores niveles de vitamina D estuvo relacionado de forma significativa con el mes del año (p= 0,01), ser de etnia negra (p= 0,04), recibir un tratamiento con efavirenz (p= 0,02) y emplear AZT (p= 0,01).

Los niveles medios de vitamina D fueron menores entre enero y abril (35,8 nmol/L) y mayores en septiembre (media: 45,4 nmol/L).

Los doce pacientes de etnia negra del estudio presentaron un nivel basal medio de vitamina D de 27,7 nmol/L. Por comparación, el nivel medio de esta vitamina entre los participantes de etnia blanca en ese momento fue de 39,4 nmol/L.

En el caso de los pacientes que tomaban efavirenz, la media de la medida basal de la vitamina fue de 35 nmol/L, en comparación con una media de 41,7 nmol/L entre los que tomaban un inhibidor de la proteasa. El nivel promedio de vitamina D en pacientes tratados con AZT fue de 34,6 nmol/L, en comparación con 40,8 nmol/L entre los que recibían terapia con un ITIN alternativo.

El 25% de los participantes tratados con efavirenz mostraban un déficit grave de vitamina D en el momento de iniciar el estudio y sólo el 2% presentaban unos niveles óptimos de la vitamina. Sin embargo, sólo el 15% de los pacientes que tomaban un inhibidor de la proteasa en el instante de realizar la distribución aleatoria tenían una carencia grave de vitamina D y el 5%, unos niveles óptimos de dicha vitamina.

Entre los factores relacionados de forma significativa con un déficit grave de vitamina D estuvieron el tratamiento con AZT (p= 0,01) y el ser de etnia negra (p= 0,012).

Tras 96 semanas de terapia con un régimen basado en darunavir/ritonavir, la proporción de pacientes con unos niveles deficitarios de vitamina D había disminuido. No se apreciaron diferencias en la prevalencia de los casos graves de falta de esta vitamina cuando los pacientes fueron analizados de acuerdo con su régimen antirretroviral original. Sólo la etnia negra (p= 0,02) y el mes del año (p= 0,004) fueron factores relacionados con un déficit grave en este momento.

Los niveles de vitamina D fueron similares entre los pacientes que recibieron una monoterapia con darunavir/ritonavir y los que recibieron darunavir/ritonavir junto con otros dos ITIN (51,1 nmol/L frente a 55,3 nmol/L).

Los niveles medios de esta vitamina aumentaron en 8 nmol/L en los pacientes que dejaron de tomar efavirenz (p= 0,007) y en 8 nmol/L entre los que interrumpieron la toma de AZT (p= 0,007).

“Se deberían monitorizar los niveles de vitamina D en los pacientes con VIH”, recomiendan los investigadores.

Éstos concluyen: “En el caso de los pacientes que presenten un déficit grave de vitamina D, debería considerarse el uso de suplementos de esta vitamina o el cambio del régimen antirretroviral”.

Referencia: Fox J, et al. Improvement in Vitamin D Deficiency Following Antiretroviral Regime Change: Results from the MONET Trial. AIDS Research and Human Retroviruses: online edition, doi:10.1089/aid.2010.0081, 2010 (En este enlace puedes acceder al abstract).

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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