El inicio del tratamiento antirretroviral no reduce la incidencia o prevalencia de la infección cervical por el VPH

El comienzo de la terapia antirretroviral no reduce ni la incidencia ni la prevalencia de la infección cervical [referida a la cérvix o cuello de útero] por el virus del papiloma humano (VPH), según informa un equipo de investigadores de EE UU en la edición digital de la revista BMC Infectious Diseases.

Michael Carter

Todos los tipos de virus persistieron, incluyendo los relacionados con un alto riesgo de desarrollar cáncer de cuello de útero.

Los autores tampoco descubrieron ninguna prueba de que unos mayores aumentos de CD4 tras el inicio del tratamiento anti-VIH incrementaran las probabilidades de aclarar la infección cervical por el virus del papiloma humano.

Además, muchas pacientes que estaban tomando terapia anti-VIH se infectaron por cepas del VPH de alto riesgo.

“No existe un efecto inmediato de la TARGA [terapia antirretroviral de gran actividad] sobre las adolescentes con VIH, especialmente en cuanto a la prevalencia, persistencia o aclaramiento de la infección por los tipos de VPH de alto riesgo y los de la vacuna”, comentan los autores del estudio. “Además, no hay un patrón evidente de infección o aclaramiento de la infección por VPH en relación con la reconstitución inmunitaria (basada en los recuentos de células-T CD4) gracias a la TARGA”, añaden.

El uso de la terapia antirretroviral se ha vinculado con unas mejoras notables en el pronóstico de muchos pacientes con VIH. Las tasas de enfermedades definitorias de sida han descendido de forma drástica, incluyendo las de sarcoma de Kaposi y de linfoma no de Hodgkin, dos cánceres relacionados con el virus de la inmunodeficiencia humana.

El cáncer cervical también se considera un cáncer definitorio de sida y la investigación sugiere que los diagnósticos de esta dolencia han aumentado desde la introducción del tratamiento anti-VIH.

Al igual que en el caso del cáncer anal (cuyas tasas de incidencia también han aumentado), el cáncer de cuello de útero está relacionado con la infección prolongada por determinadas cepas del VPH, que puede provocar cambios celulares que desembocan en cáncer.

La información respecto al impacto de la terapia antirretroviral sobre el aclaramiento del VPH cervical resulta contradictoria. Así, mientras que algunos estudios sugieren que la restauración inmunitaria resultante del tratamiento anti-VIH ayuda a aclarar la infección, otros no han encontrado pruebas de ello.

Un equipo de investigadores del estudio de cohorte US REACH (siglas en inglés de Aspirando a la Excelencia en la Atención y Salud Adolescente) decidió arrojar algo de luz sobre esta importante cuestión.

En consecuencia, hicieron un seguimiento de la prevalencia, persistencia e incidencia de la infección cervical por el VPH en 373 adolescentes con VIH (227) o en riesgo de adquirirlo. Todas las participantes tenían entre 12 y 19 años; las pacientes con VIH se infectaron a través de la práctica sexual o el consumo de drogas.

Cada seis meses se realizó la monitorización de la infección cervical por el VPH, y a las pacientes seropositivas se les hizo un seguimiento periódico de su nivel de CD4.

Los historiales de tratamiento de las adolescentes con VIH fueron muy variados. Se dispuso de datos de seguimiento de 100 adolescentes antes y después del inicio del tratamiento antirretroviral. De las participantes, 57 empezaron la terapia anti-VIH de forma inmediata al entrar en la cohorte y 70 nunca tomaron fármacos antirretrovirales.

En general, el 70% de las participantes en el estudio presentaban una infección por VPH al comenzar el ensayo y el 70% de las no infectadas al inicio, adquirieron la infección durante el transcurso del mismo.

Las pacientes recibieron un seguimiento durante un promedio de algo más de dos años.

Las participantes que empezaban el tratamiento anti-VIH mostraron unos aumentos notables en el recuento de CD4, pasando de un nivel basal de 471 células/mm3 a uno de 525 células/mm3.

Antes de comenzar la terapia antirretroviral, las pacientes con VIH presentaban una prevalencia de entre el 1 y el 17% de infección por un tipo del VPH de alto riesgo.

La prevalencia entre las personas sin VIH estuvo entre el 1 y el 10%.

El inicio del tratamiento con fármacos anti-VIH no tuvo ningún impacto sobre la prevalencia de las infecciones de alto riesgo (1 – 18%).

Se registró una elevada incidencia de infecciones tanto entre las pacientes con VIH como entre las seronegativas, apreciándose una tendencia hacia una incidencia más elevada entre aquéllas con VIH.

Aunque los recuentos de CD4 aumentaron en las pacientes que iniciaron el tratamiento antirretroviral, este hecho no afectó a los patrones de adquisición y aclaramiento de las infecciones por el VPH.

“En general, los resultados sugieren que la TARGA no tiene efectos sobre las infecciones por VPH de alto o posible riesgo carcinogénico”, comenta el equipo de investigadores.

Por ejemplo, la incidencia del tipo 16 del VPH fue de 6,54 por cada 100 persona-años antes del inicio del tratamiento y de 6,67 por cada 100 persona-años una vez comenzado éste.

Del mismo modo, la incidencia del VPH tipo 18 fue de 4,66 por cada 100 persona-años en el período anterior al comienzo del tratamiento antirretroviral y aumentó a 6,26 por cada 100 persona-años una vez las pacientes empezaron a recibir los fármacos anti-VIH.

La incidencia de otras cepas del virus consideradas de alto riesgo fue incluso más elevada. La de los tipos 53/66 fue de 9,83 por cada 100 persona-años en el período anterior a la terapia anti-VIH, pero llegó a 12,80 por cada 100 persona-años después de iniciada la terapia.

“Hemos observado una mayor prevalencia e incidencia de tipos del VPH posiblemente carcinogénicos en el período posterior al comienzo de la TARGA. Por esto, la prevención de la adquisición del VPH es importante, sobre todo en poblaciones en situación de vulnerabilidad, como las adolescentes sexualmente activas”.

Los autores reconocen que el pequeño tamaño de muestra en su estudio constituye una posible limitación. De todos modos, concluyen que el inicio del tratamiento anti-VIH “no evidenció un efecto inmediato sobre la incidencia, aclaramiento ni persistencia de los tipos de VPH de alto riesgo y los incluidos en la vacuna”.

Referencia: Shrestha S, et al. The impact of highly active antiretroviral therapy on prevalence and incidence of cervical human papilloma virus infections in HIV-positive adolescents. BMC Infectious Diseases, 10:295 doi:10.1186/1471-2334-10-295, 2010. 

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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