Según estudio, interleuquina-2 no ofrece beneficio antes de interrupciones del tratamiento, pero aumenta efectos secundarios

Un estudio concluye que interleuquina-2 no ofrece beneficio antes de las interrupciones del tratamiento del VIH, pero aumenta los efectos secundarios

Chris Gadd

Las inyecciones de interleuquina-2 (Proleukin) no permiten a los pacientes permanecer fuera del tratamiento del VIH durante más tiempo, según se extrae de los resultados finales de un ensayo de reparto aleatorio con control. La interleuquina-2 tampoco tuvo efecto sobre las cargas virales de los pacientes durante las interrupciones de tratamiento. Los resultados del estudio se publicaron en la edición de junio de The Journal of Acquired Immune Deficiency Diseases.
 
La interleuquina-2 es un mensajero natural del sistema inmunológico o "citoquina" que estimula la producción y maduración de células-T CD4. Los investigadores han estudiado el uso de interleuquina-2 en pacientes con VIH desde principios de los años 80 como un modo de potenciar los recuentos de células CD4 en pacientes que no han iniciado aún tratamiento anti-VIH.
 
También han probado sus efectos en pacientes que planean interrumpir la terapia anti-VIH para poder prolongar el tiempo que pueden permanecer fuera del tratamiento. El objetivo de estas interrupciones es evitar los efectos secundarios y costes que suponen el tratamiento continuo.
 
Un grupo de investigadores de ACTG (siglas en inglés de Grupo de Ensayos Clínicos sobre el SIDA) examinó los efectos de la interleuquina-2 antes de realizar interrupciones tratamiento en 47 pacientes con VIH. Al inicio del estudio, todos los pacientes tenían recuentos de células CD4 por encima de 500 células/mm3 y cargas virales por debajo de 200 copias/ml, tras haber estado en tratamiento antirretroviral durante al menos seis meses.
 
A 23 pacientes se les asignó de forma aleatoria tres ciclos de interleuquina-2 junto con sus fármacos antirretrovirales. La interleuquina-2 se suministró mediante inyecciones subcutáneas en dosis de 4,5 millones de unidades 2 veces al día durante cinco días cada ocho semanas. Los restantes 24 pacientes siguieron tomando terapia antirretroviral, pero sin recibir interleuquina-2.
 
A continuación, todos los pacientes con recuentos de células CD4 por encima de 500 células/mm3 interrumpieron la terapia antirretroviral y se realizó un seguimiento del recuento de células CD4 y cargas virales.
 
Los pacientes a los que se les suministró interleuquina-2 tuvieron recuentos de células CD4 más elevados al inicio de la interrupción del tratamiento (mediana de 1.330 frente a 757 células/mm3). Sin embargo, los recuentos de células CD4 disminuyeron con mayor rapidez en los pacientes que tomaron interleuquina-2 de modo que los dos grupos tuvieron recuentos de células CD4 similares a la semana 72 (614 frente a 534 células/mm3; p=0,959).
 
No hubo diferencias entre los dos grupos respecto al tiempo en que los recuentos de células CD4 cayeron por debajo de las 350 células/mm3, el umbral a partir del cual se reinició la terapia antirretroviral (p=0,749).
 
Además, la carga viral de los dos grupos de pacientes rebotó de manera similar (4,23 frente 4,2 log10) y permaneció en parecido "estado estacionario" a partir de las ocho semanas de interrupción de tratamiento (27.500 frente a 23.400 copias/ml; p=0,746). Tampoco se observaron diferencias entre los grupos respecto al momento del rebote virológico (p=0,310).
 
A pesar de las similares respuestas a la interrupción del tratamiento observadas en los dos grupos, los pacientes que tomaron interleuquina-2 sufrieron más efectos secundarios y más graves que los pacientes que no la tomaron. Catorce pacientes que tomaron interleuquina-2 sufrieron eventos de grado 3 o 4, frente a cinco en el grupo de control (p = 0,017). Estos eventos fueron principalmente los efectos secundarios típicos de la interleuquina-2, como escalofríos y fiebre.
 
"Nuestro estudio no ha conseguido demostrar la existencia de beneficio en el empleo de interleuquina-2 sobre una duradera interrupción de la terapia antirretroviral (incluso con aumento de la toxicidad) y las preocupaciones sobre resistencia en ambos brazos del estudio", concluye el grupo de investigadores
 
Los únicos factores relacionados con una mayor interrupción del tratamiento fueron un mayor recuento mínimo histórico o "nadir" de células CD4 (p<0,001) y un mayor recuento de células CD4 naive antes de la interrupción del tratamiento (p=0,02), así como la carga viral (p=0,042) y la presencia de mutaciones de resistencia durante la interrupción del tratamiento (p<0,001).
 
A pesar del fracaso a la hora de encontrar un efecto beneficioso de la interleuquina-2, este pequeño estudio descubrió que las interrupciones de tratamiento guiadas por recuento de células CD4 cuyo objetivo es mantener los recuentos de células CD4 de los pacientes por encima de 350 células/mm3 fueron por lo general seguras, permaneciendo la mayor parte de los pacientes fuera de tratamiento durante más de un año.
 
El grupo de investigadores destaca que en el estudio SMART, que encontró tasas elevadas de progresión de la infección en pacientes que realizaron interrupciones del tratamiento, se reinició el tratamiento anti-VIH cuando el recuento de células CD4 caía por debajo de 250 células/mm3. Esto sugiere que reiniciar tratamiento con niveles de células CD4 mayores puede ser más seguro.
 
"Una estrategia de interrupción de tratamiento empleando un umbral de recuento de células-T CD4 de 350 células/mm3 por debajo del cual reiniciar la terapia antirretroviral parece en general seguro", escriben los autores. "Las estrategias orientadas a evitar la resistencia a fármacos y las intervenciones para disminuir los rebotes de ARN del VIH-1 (ácido ribonucleico del VIH-1) durante las interrupciones tratamiento constituyen enfoques con potencial de cara a conseguir interrupciones de tratamiento más seguras y prolongar de forma eficaz el tiempo sin tomar fármacos."
 
Sin embargo, los autores reconocen que la mayoría de los estudios sobre interrupciones de tratamiento han llegado a resultados decepcionantes y están perdiendo aceptación. "Los potentes regímenes de terapia antirretroviral son cada vez más eficaces y se toleran mejor, lo que hace que disminuya el incentivo de emplear la interrupción de tratamiento como una aproximación sin emplear terapia antirretroviral para la gestión crónica de la enfermedad”, escriben.
 
Referencia: Henry K et al. A pilot study evaluating time to CD4 T-cell count <350 cells/mm3 after treatment interruption following antiretroviral therapy ± interleukin 2: results of ACTG A5102. J Acquir Immune Defic Syndr 42: 140-148, 2006.
 
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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