Los niños con VIH vacunados contra la gripe tienen una respuesta inmunitaria de protección más débil

La vacuna de la gripe es eficaz en niños con VIH que han respondido bien a la terapia antirretroviral (TARV), pero la respuesta inmunitaria de protección es inferior a la observada en niños sanos sin VIH, según un estudio que aparece en la edición de 1 de julio de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.

Nelly Safreed-Harmon

Algunos defectos del sistema inmunitario persisten en personas que han respondido correctamente a la terapia antirretroviral y parecen tener el potencial de comprometer las respuestas inmunitarias inducidas por la vacuna. Los niños bajo TARV pueden experimentar un mayor restablecimiento inmunitario que sus homólogos adultos, teniendo en cuenta el desarrollo inmunitario que tiene lugar en los primeros años de vida. No obstante, sigue en pie la pregunta sobre si los niños con VIH responden a la vacunación del mismo modo que aquéllos sin dicha infección.

El estudio sobre la vacuna de la gripe, desarrollado en la clínica pediátrica de la Universidad de Milán (Italia), contó con la participación de 24 niños con VIH y 14 niños sanos que actuaron de controles. Los investigadores utilizaron un diseño de estudio observacional, prospectivo y abierto.

Los participantes con VIH cumplieron el siguiente criterio de inclusión: carga viral indetectable, uso de antirretrovirales durante un mínimo de seis meses y no tener experiencia previa de vacunación contra la gripe. El tiempo medio en TARV fue de 85 meses y la edad media, de 12,6 años.

Se realizaron controles a todos los participantes en el estudio antes de recibir una dosis (de 0,5mg de una vacuna trivalente con tres cepas de vacunación: A/New Caledonia/20/99 (H1N1), A/California/7/2004 (H3N2) y B/Shanghai/361/2002. Se volvieron a realizar controles sobre los pacientes al cabo de uno y seis meses de recibir la vacuna.

Después de un mes, la mayoría de niños con o sin VIH obtuvo seroconversión y seroprotección para las tres cepas, pero la proporción fue mayor en los niños sin VIH. Las tasas de seroconversión fueron de un 54 frente a un 71% para A/H3N2, de un 71 frente a un 93% para A/H1N1 y de un 71 frente a un 86% para B, de manera respectiva. Estas diferencias no fueron estadísticamente significativas.

En relación con los hallazgos relativos a la seroprotección, los anticuerpos A/H1N1 específicos fueron observados en una proporción significativamente inferior en niños con VIH que en aquéllos sin el virus al inicio (≥1:40, 38 frente a 79%; p= 0,014). La proporción de niños con anticuerpos con capacidad protectora frente a las tres cepas se incrementó desde el comienzo del estudio hasta al cabo de un mes de la inyección, pero una proporción mayor de niños sin VIH evidenció mejorías. Una mayor seroprotección persistió en el grupo sin VIH seis meses después de la vacunación, con una diferencia estadísticamente significativa en los títulos de anticuerpos B específicos (63% en VIH positivos frente 93% en VIH negativos; p =0,04).

Ambos grupos de niños mostraron incrementos significativos en la media geométrica de los títulos de anticuerpos (GMT, en sus siglas en inglés) contra las tres cepas, pero los niños con VIH tenían unas GMT específicas de tipo A/H3N2 y A/H1N1 significativamente inferiores (p >0,01). Otra diferencia significativa se apreció en los títulos de IgG3 específicos de la gripe un mes después de la vacunación; a pesar de que el incremento se dio en niños con y sin VIH, un mayor aumento global pudo ser observado en estos últimos (p= 0,01).

El comportamiento de los linfocitos T también varió según el estado en relación con el VIH. Un mes después de la vacunación, ambos grupos presentaron incrementos significativos en los linfocitos T CD8 productores de interferón gamma específicos de la gripe (p >0,001 en niños sin VIH, p= 0,02 en VIH negativos). No obstante, la diferencia sólo se mantuvo significativa en el grupo con el virus a los seis meses (p >0,01). Además, sólo los niños sin VIH alcanzaron un incremento significativo de linfocitos T CD4 productores de interleucina-2 (IL-2) específicos de la gripe (p <0,001 a los meses 1 y 6, comparado con el inicio).

“La persistencia de defectos inmunitarios en niños con VIH evita el desarrollo de respuestas inmunitarias completamente eficientes tras la vacunación”, concluyeron los autores del estudio. Y añadieron: “La eficacia de calendarios de vacunación diferentes, con mayor frecuencia y/o intensidad debería ser contemplada en estos niños.”

El hecho de que los niños con VIH del estudio alcanzaran cargas virales muy bajas y recuentos de CD4 normales pone de manifiesto la necesidad de una mejor comprensión de la persistencia de ciertos deterioros inmunitarios aun en el caso de éxito de la terapia antirretroviral.

Citando diversos estudios adicionales, los autores observaron: “Mientras que se ha mostrado de forma convincente que [la terapia antirretroviral] puede restablecer los recuentos de células CD4 a un nivel casi óptimo, los defectos en la inmunidad funcional son menos susceptibles a ser restablecidos por completo mediante la terapia.”

Referencias:Viganò A, et al. Humoral and cellular response to influenza vaccine in HIV-infected children with full viroimmunologic response to antiretroviral therapy. J Acquir Immune Defic Syndr. 2008; 48: 289 – 296.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
 

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