EACS 2023: Disminuye la tasa de suicidios en personas con el VIH en Cataluña, aunque siguen por encima de la población general

El hallazgo está en consonancia con las de otros estudios en personas con el VIH y pone de relieve la necesidad de considerar los problemas de salud mental tanto en el diagnóstico como en el seguimiento de esta población

Miguel Vázquez
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La tasa de suicidios en personas seropositivas en Cataluña y Baleares disminuyó entre 1998 y 2020, según un estudio presentado en la XIX Conferencia Europea del Sida (EACS 2023). No obstante, los autores señalan que la tasa de suicidios en esta población sigue siendo más del doble que la de población general española y constituye una parte importante de las causas de muerte en estas personas. El estudio también reveló que la tasa de suicidios fue especialmente elevada en mujeres, personas mayores, en las recién diagnosticadas y en aquellas con recuentos de CD4 bajos. Las personas que no recibieron terapia antirretroviral durante más de un año también mostraron una mayor propensión al suicidio, aunque se sugiere que esto puede considerarse un síntoma más que una causa.

El estudio utilizó datos procedentes de la cohorte prospectiva PISICS, compuesta por personas con el VIH atendidas en 11 hospitales de Cataluña y las Islas Baleares. En conjunto se incluyeron 30.394 personas, de las que 4.102 habían fallecido y se había perdido el seguimiento de otras 12.693. La tasa de mortalidad cada cinco años en la cohorte ha disminuido con el tiempo, pasando del 12% quinquenal entre 1998 y 2003 al 6% entre 2015 a 2020.

La tasa de suicidios en la población general en España es relativamente alta, situándose en unos 8,4 casos por cada 100.000 personas al año, lo que en un periodo de cinco años se traduciría en un 0,042% o una de cada 2.381 personas en España. Entre las personas de la cohorte, esta tasa se mantiene por encima de dicha cifra (en consonancia con lo observado en otros entornos, véase La Noticia del Día 20/04/2023), aunque hay que señalar que ha disminuido con el tiempo.

La Tasa de Mortalidad Estandarizada (TME) es la incidencia de muerte debida a la causa de interés (en este caso, el suicidio) en una población de estudio dividida por la tasa en la población general. En 1998 la TME en la cohorte era de 5,45 (es decir, la tasa de suicidio de las personas de la cohorte era más de cinco veces superior a la de la población general español). Sin embargo, en el periodo de 2015-2020 la TME se había reducido a más de la mitad, hasta 2,26. En el caso de los hombres, la TME se redujo un 60% (de 2,4 a 1,4).

En las mujeres, el valor de la TME entre 1998-2004 fue de 23. A pesar de ello, los autores consideran que debe tomarse con precaución esta cifra, ya que el número de mujeres en la cohorte era muy bajo y se registró un total de nueve suicidios en este periodo de tiempo, lo que arroja un intervalo de confianza muy amplio. En los otros tres periodos quinquenales, la TME por suicidio en mujeres con VIH se mantuvo más o menos estable (6,57; 7,76 y 5,37), sin observarse un descenso sustancial. Estos valores reflejan que el riesgo de suicidio en las mujeres de la cohorte se ha mantenido ligeramente más elevado que en los hombres, y considerablemente más alto que en las mujeres de la población general.

Por otro lado, el análisis de los datos de la cohorte reveló que el suicidio fue más habitual entre las personas mayores. Así, en comparación con las personas en la franja de los 16 a los 29 años, se observó que las personas mayores de 50 años presentaron una tasa de suicidio hasta seis veces superior y las personas de 40 años, casi cuatro veces superior. Por otro lado, también se observó que la tasa de suicidios entre las personas que llevaban menos de cinco años diagnosticadas era 34 veces mayor que la de las personas diagnosticadas hacía diez años o más. Esto refleja que las personas recién diagnosticadas son mucho más vulnerables al suicidio que las que llevan más tiempo viviendo con el VIH. Esto viene a señalar que el diagnóstico del VIH sigue suponiendo una gran conmoción para la persona, que en ocasiones no se consigue manejar de forma adecuada.

Los recuentos de CD4 también se relacionaron con la posibilidad de suicidio. Las personas con menos de 200 células/mm3 presentaban una tasa de suicidio hasta 3 veces superior que las personas con mayores niveles de CD4. Además, también se observó una tasa muy superior de suicidios entre las personas que llevaban más de 12 meses sin tratamiento (37,5 veces mayor que las que tomaban terapia antirretroviral), aunque no está claro si se trata de una causa o un síntoma (y, en consecuencia, debería tenerse en cuenta como señal de alarma).

Por último, el análisis reflejó que ninguna comorbilidad específica se relacionó de forma significativa con el riesgo de suicidio, excepto la depresión. También se vio que el riesgo de suicidio fue menor en personas con cáncer o enfermedad hepática. No obstante, esto puede indicar simplemente un mayor riesgo de muerte debido a la comorbilidad.

Fuente: Aidsmap/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia:
Nomah DK et al. Suicide mortality trends and predictors in the PISICS cohort of people living with HIV in Catalonia and the Balearic Islands, Spain. 19th European AIDS Conference, Warsaw, abstract eP.C1.013, 2023.

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