Alta prevalencia de disfunción sexual en personas con VHC

La depresión parece no ser un factor asociado a estos problemas

Marion Zibelli
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Se sabe que el virus de la hepatitis C (VHC) no solamente se asocia a eventos hepáticos. Por ejemplo, existen datos, aunque limitados, que sugieren que la infección por VHC se podría relacionar con la disfunción sexual en hombres en Italia y Turquía, aunque hasta ahora no se habían informado de casos ni recogido información en otros países.
 
Por otra parte, y puesto que tanto la infección por VHC como la disfunción sexual se han asociado con la depresión, no está claro si este último elemento puede haber sido un factor de confusión en la asociación del VHC a la disfunción sexual.
 
Para intentar saber más sobre esta posible relación, un equipo de investigadores estadounidenses llevó a cabo un estudio para determinar la prevalencia de la disfunción sexual en un grupo de hombres monoinfectados por el VHC y evaluar el impacto de este evento sobre la calidad de vida de estas personas.
 
Los investigadores inscribieron a 112 hombres con VHC y compararon sus resultados con un grupo control que incluía a 239 hombres sin VHC. Los hombres con VHC eran significativamente más jóvenes y tenían más probabilidades que los hombre sin VHC de pertenecer a un grupo étnico minoritario. También tenían ingresos y niveles de educación significativamente inferiores.
 
Todos los participantes tuvieron que responder a cuestionarios sobre la función sexual (breve inventario de la función sexual masculina, o BMSFI, en sus siglas en inglés), la depresión (inventario de Beck sobre la depresión), y la calidad de vida relativa a la salud (cuestionario MOS SF-36).
 
En total, 45 de 351 hombres (12,8%) informaron de que habían utilizado sildenafilo (Viagra®) al menos una vez en los 30 días antes de la inscripción en el estudio, y los hombres con VHC tenían significativamente más probabilidades que los del control de haber tomado este tratamiento para la disfunción eréctil (19,6% en comparación con el 9,6%, p=0,009).
 
Según los autores de esta investigación, los hombres con VHC experimentaron significativamente más disfunción sexual que el grupo control. Esto fue el caso para los cinco campos del BMSFI: apetito sexual, erección, eyaculación, posibles problemas sexuales y demás factores de satisfacción sexual general. Además, los hombres con VHC tenían más probabilidades que los hombres del grupo control de no experimentar satisfacción sexual (un 53,6% en comparación con un 28,9%, p<0,001). Esto siguió siendo estadísticamente significativo tras una serie de reajustes en función de la edad, del origen étnico, y de otros posibles factores de confusión.
 
Del total de participantes 241 no tenían depresión, y los hombres con VHC de este grupo tenían significativamente más probabilidades de no experimentar satisfacción sexual que los del control (un 47,5% en comparación con un 11%, p<0,001).
 
Además, los hombres con VHC que no sentían satisfacción sexual tuvieron resultados significativamente peores en los seis campos del cuestionario de calidad de vida en comparación con los hombres con VHC que sí la experimentaban.
 
En conclusión, la disfunción sexual es muy prevalente en los hombres con infección por VHC crónica, y esto independientemente de si están o no deprimidos, y se asocia con una reducción manifiesta de la calidad de vida relativa a la salud.
 
Puesto que la disfunción sexual se ha relacionado también con la infección por VIH y sus tratamientos, se puede sugerir que estos datos se observarían también e incluso podrían exacerbarse en las personas coinfectadas con VIH y VHC. Por ello, sería muy interesante realizar un estudio similar en personas coinfectadas, y evaluar asimismo el posible impacto o relación de la depresión sobre este efecto en esta población pues esta dolencia es también muy común en las personas que viven con VIH. Además, sería deseable que se llevaran a cabo estudios de este tipo en mujeres, cuya salud sexual no suele ser objeto de la investigación médica.

Fuente: www.natap.org / Elaboración propia
Referencia: The American Journal of Gastroenterology. Volume 101 Page 1235  – June 2006.

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