Un metanálisis revela que hombres gays de EE UU emplean serosorting y “posicionamiento estratégico” para reducir riesgos

Más del 40% de los hombres gays y otros colectivos de hombres que practican sexo con hombres (HSH) diagnosticados de VIH en EE UU han tenido relaciones anales sin protección, según se extrae de los resultados de un metanálisis publicado en la edición de 24 de agosto de AIDS.

Michael Carter

Sin embargo, se encontraron pruebas de que los hombres con VIH que practicaron sexo sin protección intentaron limitar el riesgo de transmisión del virus a sus parejas mediante la adopción de estrategias como el serosorting (elegir como parejas sexuales a hombres del mismo estado serológico al VIH) o el “posicionamiento estratégico” (adopción del papel receptivo o pasivo durante la relación anal sin protección). No se hallaron indicios de que factores clínicos como la adhesión a la terapia o el tener una carga viral indetectable afectaran en las actividades sexuales sin protección.

Los hombres gays y los HSH en EE UU se ven afectados de forma desproporcionada por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Muchos varones reducen sus comportamientos de riesgo de infección por VIH después de enterarse de que tienen el virus, pero otros siguen practicando sexo sin protección, y esto puede implicar un riesgo de transmisión del virus a terceros, además de la exposición a ITS.

En diversos estudios se ha analizado la prevalencia de las relaciones anales sin protección entre los hombres gays y los HSH diagnosticados de VIH en el país norteamericano. Para sintetizar los hallazgos de esta investigación, los autores realizaron un metanálisis de los resultados de 30 estudios llevados a cabo entre los años 2000 y 2007, en los que se examinaron los comportamientos sexuales sin protección de esta población.

Para evitar la sobreponderación de la prevalencia del sexo anal sin protección, el equipo de investigadores excluyó los estudios en los que se inscribió exclusivamente a hombres cuyo comportamiento podría aumentar la proporción de dicha actividad (por ejemplo, usuarios de metanfetamina o trabajadores sexuales), así como los que contaron con hombres inscritos en entornos como sitios web para practicar barebacking, fiestas sexuales y saunas.

Los estudios contenidos en el análisis incluyeron a un total de 18.121 hombres, inscritos en clínicas o en puntos de reunión o actividades para gays. En todos los casos, se trató de estudios transversales (o de “foto instantánea”) y 21 contaron con hombres inscritos como ‘muestra de conveniencia’ (método de muestreo no aleatorio), mientras que los otros nueve emplearon métodos de muestreo aleatorios.

La mediana de edad de los participantes en el estudio fue de 38 años. La duración mediana de la infección por VIH diagnosticada fue de 70 meses y la proporción de participantes que tomaban terapia antirretroviral (TARV) varió entre el 23 y el 89% (mediana: 77%). El porcentaje de hombres que declaró tomar al menos el 90% de sus dosis de tratamiento varió entre el 26 y el 76% (mediana: 67%), mientras que la proporción de pacientes con una carga viral indetectable estuvo entre el 39 y el 57% (mediana: 42%).

En conjunto, la combinación de los resultados de los estudios evidenció que el 43% de los hombres declaró practicar sexo anal sin protección. Este comportamiento fue más habitual con otros hombres que sabían que también tenían el VIH (en otras palabras, acompañado de la estrategia de serosorting). Sin embargo, el 26% de los varones afirmó haber practicado sexo sin protección con un hombre sin VIH o cuyo estado serológico desconocía.

Existen pruebas de que los hombres intentaron reducir el riesgo de transmisión del VIH a las parejas no infectadas adoptando un papel pasivo o receptivo durante las relaciones anales sin protección (9% receptivo frente a 5% insertivo). De igual modo, los hombre fueron más propensos a adoptar un rol pasivo cuando el estado serológico al VIH de la pareja era desconocido (12% receptivo frente a 8% insertivo).

En el primer grupo de análisis estadísticos realizados, la prevalencia del sexo sin protección fue menor en aquellos estudios que:

  • Realizaron la inscripción antes del año 2000.
  • Incluyeron, preferentemente, hombres de etnia negra más que de etnia blanca.
  • Contaron con participantes de entornos médicos en lugar de provenientes de puntos de reunión o actividades para gays.
  • Emplearon una técnica de muestreo aleatoria en lugar de una ‘muestra de conveniencia’.
  • El cuestionario lo hizo un entrevistador en vez de ser autocompletado por el propio participante.

En el análisis multivariable, sólo el método de muestreo y el modo de realización del cuestionario siguieron siendo factores significativos. Los autores consideran que es necesario seguir investigando para averiguar el motivo por el que el método de muestreo fue significativo.

Asimismo, los investigadores destacan: “Que la prevalencia de las relaciones anales sin protección fuese significativamente mayor en estudios con cuestionarios cumplimentados por el propio participante que en aquéllos administrados por un encuestador sugiere que los hombres con VIH que practican sexo con hombres pueden tener unos comportamientos socialmente indeseables, que quedarían menos reflejados cuando había un entrevistador para rellenar el cuestionario”.

“Hemos descubierto un porcentaje importante de hombres diagnosticados de VIH que practican sexo con hombres implicados en relaciones anales sin protección con parejas masculinas”, escriben los autores.

Por otra parte, añaden: “Se trata de una importante preocupación de salud pública, dada la elevada prevalencia de infecciones por VIH y de transmisión sexual entre la población de HSH en EE UU”.

No obstante, también se encontraron pruebas de que “algunos HSH diagnosticados de VIH se embarcan en comportamientos que pueden reducir la probabilidad de infectar a terceros”.

El equipo de investigadores cree que sus resultados son “útiles para dirigir los esfuerzos de prevención”, y sugiere que, en esta tarea, se fije como prioridad “la seguridad del serosorting y el ‘posicionamiento estratégico’”.

Referencia: Crepaz N, et al. Prevalence of unprotected anal intercourse among HIV-diagnosed MSM in the United States: a meta-analysis. AIDS. 2009; 23: 1.617-1.629.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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