Añadir fármacos a un tratamiento anti-VIH ya exitoso no sirve para reducir más la carga viral

La intensificación de una terapia antirretroviral eficaz mediante la adición de un fármaco suplementario capaz de atravesar la barrera hematoencefálica no sirve para reducir los niveles residuales de replicación viral en el líquido cefalorraquídeo o en la sangre, según informa un equipo internacional de investigadores en la edición digital del Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.

Michael Carter

Los autores también descubrieron que los pacientes seguían mostrando pruebas de activación inmunitaria y de inflamación en el cerebro.

"La intensificación del tratamiento mediante un fármaco antirretroviral con una potente capacidad para penetrar en el SNC [sistema nervioso central] no reduce los niveles residuales de ARN del VIH en el líquido cefalorraquídeo o la activación inmunitaria intratecal", escriben los investigadores.

La terapia antirretroviral combinada eficaz ha disminuido de forma drástica las tasas de morbimortalidad en personas con VIH. Los recientes avances en el tratamiento anti-VIH suponen que, para la inmensa mayoría de los pacientes, conseguir una carga viral indetectable sea un objetivo realista.

Cuando se dispuso por primera vez de un tratamiento antirretroviral eficaz en 1996, inicialmente suscitó esperanzas de que la supresión prolongada del VIH en sangre acabaría por conducir a la erradicación del virus en el organismo. Sin embargo, pronto se hizo patente que los niveles de VIH en sangre volvían a repoblarse debido a las células CD4 latentes que estaban infectadas por el virus.

Además, las pruebas de carga viral ultrasensibles han evidenciado que la mayoría de los pacientes que toman tratamiento siguen manteniendo unos niveles muy bajos de VIH en sangre.

También se ha observado una viremia residual (2 a 20 copias/mL) en el líquido cefalorraquídeo de personas con una carga viral indetectable en sangre. Además, muchos pacientes que toman terapia anti-VIH, incluso aunque tomen fármacos capaces de atravesar la barrera hematoencefálica, muestran pruebas de activación inmunitaria e inflamación intratecales.

Debido a estos hallazgos, el equipo de investigadores decidió comprobar si la adición de otro fármaco antirretroviral a unos regímenes que ya estaban suprimiendo la carga viral en sangre serviría para reducir los niveles residuales de VIH en el líquido cefalorraquídeo, además de la activación inmunitaria e inflamación en el cerebro.

El estudio contó con la participación de diez pacientes -ocho de los cuales eran hombres-, con un promedio de edad de 52 años. Estas personas habían tenido una carga viral indetectable en sangre (por debajo de 50 copias/mL) durante una mediana de 6,5 años. Su mediana en el recuento de linfocitos CD4 fue de 465 células/mm3.

El ensayo se prolongó a lo largo de ocho semanas y los pacientes fueron sometidos a punciones lumbares en el momento de entrar en el estudio, al iniciarse éste, después de cuatro semanas de tratamiento y otra más al final. Se midió la carga viral en el líquido cefalorraquídeo y también se monitorizaron los marcadores de activación inmunitaria e inflamación intratecales.

El tratamiento fue intensificado mediante la adición de maraviroc (Celsentri®) o lopinavir/ritonavir (Kaletra®) -ambos fármacos poseen una buena capacidad de penetración en el sistema nervioso central-, o con T-20 (enfuvirtida, Fuzeon®) -que no la tiene-.

Durante las primeras cuatro semanas del estudio, los participantes recibieron un fármaco capaz de penetrar en el cerebro, tras lo cual pasaron a tomar T-20.

La mediana del nivel basal de viremia en sangre fue de 5 copias/mL, y la carga viral mediana en el líquido cefalorraquídeo fue de 2 copias/mL. La activación inmunitaria o inflamación en el cerebro eran patentes en la mayoría de los pacientes.

La intensificación de la terapia no consiguió reducir más los niveles de carga viral en el líquido cefalorraquídeo, que permanecieron sin cambios a lo largo de las ocho semanas del estudio. Siete participantes mostraron una carga viral detectable en dicho compartimiento corporal al menos una vez. La viremia en sangre tampoco se vio afectada, al igual que los marcadores de inflamación y activación inmunitaria intratecales.

Las concentraciones de maraviroc y Kaletra® estuvieron dentro de los intervalos terapéuticos y el nivel de maraviroc fue detectable en el líquido cefalorraquídeo de siete pacientes.

“Hemos demostrado que la intensificación del tratamiento no tiene efecto ni sobre los niveles residuales de ARN del VIH en el líquido cefalorraquídeo ni sobre la activación inmunitaria intratecal, a lo largo de un ciclo de tratamiento de cuatro semanas con un fármaco antirretroviral capaz de penetrar en el sistema nervioso central”, comentan los autores. “No pudimos detectar ningún cambio significativo en el nivel de viremia residual en plasma durante el período completo de intensificación del tratamiento de 8 semanas”, añaden.

El equipo de investigadores no cree que sus hallazgos tengan implicaciones inmediatas en la atención médica del VIH, sino que más bien son de interés en relación con “la persistencia del VIH y sus reservorios corporales (…) ya que estos hallazgos van contra la hipótesis de que los ciclos constantes de replicación viral constituyen la principal fuente de viremia residual en el líquido cefalorraquídeo y la [activación] inmunitaria intratecal”.

Referencia: Yilmaz AY, et al. Treatment intensification has no effect on the HIV-1 central nervous system infection in patients on suppressive antiretroviral therapy. J Acquir Immune Defic Syndr, online edition, 2010 (Enlace al abstract, texto completo de pago).

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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