Los pacientes que toman terapia triple de ITIN deberían cambiar, aun en el caso de presentar supresión virológica duradera

Los pacientes que toman una combinación triple de inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósido (ITIN) con abacavir (Ziagen) como tercer fármaco muestran una tendencia significativamente mayor a sufrir rebotes de su carga viral.

Michael Carter

Los pacientes que toman una combinación triple de inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósido (ITIN) con abacavir (Ziagen) como tercer fármaco muestran una tendencia significativamente mayor a sufrir rebotes de su carga viral, aun en el caso de alcanzar una supresión duradera del VIH, que los pacientes que toman el inhibidor de la transcriptasa inversa no análogo de nucleósido (ITINN) efavirenz (Sustiva) como tercer fármaco antirretroviral. Un grupo de investigadores italianos que escriben en la edición del 1 de julio de The Journal of Infectious Diseases recomendó que los pacientes que toman abacavir como tercer fármaco como parte de una combinación triple de ITIN con 3TC y AZT, d4T y 3TC o d4T y ddI deberían cambiar a un régimen antirretroviral más potente, con independencia de si presentan o no una supresión viral duradera.
 
El objetivo de la terapia antirretroviral potente es alcanzar y mantener la supresión de la replicación del VIH por debajo de 50 copias/ml. Actualmente se recomienda que las personas que inician terapia anti-VIH por primera vez deberían tomar una combinación de fármacos anti-VIH que incluya bien un ITINN o un inhibidor de la proteasa (cuya acción se potencia mediante una pequeña dosis de ritonavir). A pesar de que se considera que la terapia triple ITIN presenta ciertas ventajas (como la pequeña cantidad de pastillas necesaria, la facilidad general para mantener la adhesión y un perfil de efectos secundarios tolerable) no se recomienda ya que se ha demostrado que tiene menos posibilidades de alcanzar una supresión inicial de la carga viral.
 
El grupo de investigadores italianos quiso comprobar si los pacientes que tomaban abacavir como tercer fármaco y que habían alcanzado inicialmente una carga viral indetectable, presentaban un riesgo mayor de sufrir un posterior fracaso virológico en comparación con el de las personas que toman una terapia basada en efavirenz. Por consiguiente, realizaron un estudio observacional que contó con 744 pacientes que iniciaron terapia anti-VIH por primera vez. Se definió el fracaso virológico como un rebote de la carga viral por encima de 400 copias/ml en dos medidas consecutivas.
 
La mediana de edad de los pacientes fue de 37 años, el 27% eran mujeres, el 26% presentaba un historial de uso de drogas inyectables y el 22% eran hombres gay. Para el análisis de los investigadores se dispuso de un total de 1.140 paciente-años de seguimiento.
 
En general, la tasa de rebote fue baja, de 4,8 por 100 paciente-años, pero el grupo de investigadores notó que los pacientes que fueron tratados con abacavir como tercer fármaco mostraron un riesgo 85% superior de presentar un rebote virológico que aquellos que recibieron efavirenz. Cuando el grupo de investigadores repitió su análisis, ajustando los datos para factores potenciales de confusión, descubrió que los pacientes que tomaron abacavir como tercer fármaco seguían siendo significativamente más propensos a sufrir un rebote virológico que los que tomaron efavirenz (p=0,02). El grupo de investigadores también estableció que el fracaso virológico fue el motivo significativamente más probable por el que los pacientes que tomaron terapia basada en abacavir interrumpieron su régimen de tratamiento (p=0,03).
 
Los autores también compararon los cambios que se produjeron en los niveles de grasas en sangre entre los grupos de pacientes que tomaron terapia basada en abacavir y efavirenz. Los pacientes que tomaron abacavir presentaron un menor riesgo de sufrir un aumento del colesterol total, aunque también un mayor riesgo de experimentar un aumento del colesterol LDL (o “colesterol malo”) que los que tomaron efavirenz, pero las diferencias no fueron estadísticamente significativas. El impacto sobre los niveles de triglicéridos fue similar en el caso del tratamiento basado en abacavir y en el de la terapia basada en efavirenz.
 
“Nuestros resultados parecen hablar en favor de que los pacientes que reciben abacavir y presentan una carga viral que actualmente está controlada o por debajo del nivel cuantificable cambien a una terapia más potente desde el punto de vista virológico”, concluye el grupo de investigadores. Sin embargo, ponen énfasis en que su estudio tuvo un diseño únicamente observacional y que “las limitaciones de esta comparación sin distribución aleatoria deberían ser plenamente comprendidas”.
 
Referencia:
Cozzie-Lepri, A et al. A comparison between abacavir and efavirenz as the third drug used in combination with a background therapy regimen of 2 nucleoside reverse-transcriptase inhibitors in patients with initially suppressed viral loads. J Infect Dis 194 (online edition), 2006.
 
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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