Desde muy pequeño, uno de mis hermanos me enseñó que debemos ser responsables a la hora de tener relaciones sexuales. Sin embargo, díganme a quien no le ha pasado un error o solo por calentura se le olvida el condón. Siento que es algo muy normal y más que en las escuelas la educación sexual es un tema que no se toca.
Realmente llegué acá porque, como cada uno de ustedes, tuve una sospecha de VIH. Debo confesarles que ese siempre fue mi gran miedo: contraer el VIH. Fui a una fiesta; siempre he sido muy selectivo con mis parejas, pero conocí a una compañera que me encantaba, físicamente y emocionalmente. Conectamos esa noche y nos fuimos a un hotel juntos. Realmente, cuando fui a la disco, no iba con la intención de tener sexo, pero se dieron las cosas. Tuvimos relaciones y desde ahí empezó mi calvario.
Debo aclarar que eso fue en un viaje que tuve a otro país. Cuando volví a mi país natal, venía con mucha depresión, aun cuando no sabía el estado de ETS de la persona con la que estuve. Yo daba por hecho que tenía el VIH. Regresé y, 45 días después, me realicé la prueba de cuarta generación. Les juro que me dieron todos los síntomas. En ese momento, salió negativa, fue un alivio. Conseguí pareja y me olvidé del asunto.
Ocho meses después, mi ahora esposa quedó embarazada. Le practicaron las pruebas y salieron negativas, gracias a Dios. Pero volvió mi tortura: pensar que probablemente pudiera tener la infección de VIH. Nació mi hija y, gracias a Dios, todo salió muy bien. Pero tres meses después, empezó mi miedo a que probablemente esa prueba a los 45 días había salido mal, y que probablemente mi esposa pudiera contagiar a mi hija. Empecé con una ansiedad; volví a presentar síntomas, no podía estar tranquilo.
Realmente, para mí, hacerme la prueba nuevamente pasados 20 meses era un reto personal, y mi hija fue mi fuerza. Porque sin ella, yo creo que me hubiera quedado con la duda de si tenía o no el VIH. Pues saqué la valentía de hacerme la prueba y me la realicé. Hoy me entregaron los resultados y, bueno, mi mayor miedo era contarle a mi esposa en caso de que diera positivo. Pero gracias al cielo y en especial a Dios, dio negativo. Hoy, 20 meses después, pude descansar.
Mi mensaje para aquel que está leyendo esto es que se anime a realizarse las pruebas si tiene dudas. No te guíes por los síntomas; realmente, con decirte que me salieron hasta aftas y todo, yo realmente creí que lo tenía. Así que decidí salir de mi cárcel mental. En mi mente solo decía: es + o es -, pero no puedo quedarme en esta cárcel mental. Y afronté mi miedo. Yo sé que tú también puedes. Quiero agradecerles a cada uno de ustedes por compartir sus historias. Me acompañaron durante este duro camino, me dieron fuerzas y me ayudaron a afrontar mis miedos. Solo quiero ser una voz de aliento.
Ya falta poco para la cura. Estuve leyendo bastante y hay muchos tratamientos muy eficaces que ya están en etapa de estudio. Así que no se desanimen, porque los admiro un montón. Les mando un abrazo y realmente los quiero mucho. No están solos, Dios está con ustedes y yo también…
Att: Una persona que los admira demasiado.