VIH, densidad mineral ósea y fracturas

El uso de tenofovir y la coinfección por el virus de la hepatitis C, entre otros factores, condicionarían la salud de los huesos

Francesc Martínez
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Según un estudio publicado en la edición digital de AIDS, la pérdida de masa ósea en hombres con VIH y osteopenia sería en general modesta, aunque podría afectar al 25% de las personas bajo tratamiento con tenofovir (Viread®, también en Truvada®, Atripla® y Eviplera®). En un segundo estudio, publicado recientemente en la misma revista, se halló que la infección por VIH, así como el tabaquismo y la coinfección por el virus de la hepatitis C (VHC), incrementarían el riesgo de padecer fracturas de huesos. Las vinculaciones entre dichos acontecimientos ya habían sido observadas con anterioridad (véase La Noticia del Día 20/06/2012).

Los factores asociados al envejecimiento constituyen un tema de interés creciente para las personas con VIH, sobre todo teniendo en cuenta la cronificación de la infección y el efecto que el virus y/o sus tratamientos tienen sobre algunas afecciones vinculadas al envejecimiento.

El primero de los estudios analizó los cambios en la densidad mineral ósea (DMO) de personas con VIH y osteopenia a lo largo de dos años de seguimiento.

Un total de 94 hombres con VIH participaron en el estudio. La mediana de la edad era de 46 años y llevaban una mediana de 7,5 años bajo tratamiento antirretroviral. El recuento mediano de CD4 nadir era de 164 células/mm3. En el momento de la inclusión en el estudio, todos los participantes tenían baja DMO, pero no tomaban fármacos para tratar dicha afección. Los participantes realizaron una prueba de absorciometría dual de rayos X (DEXA o DXA, en sus siglas en inglés) al inicio del estudio y una segunda entre los meses 24 y 36.

Durante una mediana de 2,6 años entre los dos análisis DEXA, la densidad mineral ósea disminuyó en un 0,5% anual en las vértebras lumbares y un 0,4% anual en cadera. Ambas diferencias alcanzaron valores significativos.

Se hallaron disminuciones detectables de la DMO de las vértebras lumbares en el 25,5% de los participantes y en la de la cadera en el 27,7% de ellos.

El uso de tenofovir se asoció significativamente con una mayor probabilidad de experimentar disminuciones de la DMO tanto a nivel vertebral (cociente de probabilidades [CP]: 2,4; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,2-4,9) como en cadera (CP: 2,8; IC95%: 1,3-5,9).

Cabe esperar que la nueva formulación de tenofovir, más tolerable, produzca mejoras a este nivel si finalmente logra la aprobación, como fue ya evidenciado por un estudio (véase La Noticia del Día 15/03/2013).

El segundo de los estudios evaluó cómo podrían afectar estos cambios en la densidad mineral ósea al riesgo de padecer fracturas óseas. Así, investigadores estadounidenses llevaron a cabo una revisión sistemática de estudios para establecer el impacto de la infección por VIH sobre el riesgo de sufrir fracturas.

Los investigadores evaluaron estudios publicados en las principales bases de datos, así como los presentados en los congresos médicos de mayor relevancia. En último término, identificaron 13 estudios seleccionables, siete de los cuales incluían personas sin VIH que actuaron como controles, nueve tuvieron en cuenta cualquier tipo de fracturas y diez únicamente fracturas de fragilidad.

En el estudio, la infección por VIH se relacionó con un incremento en la probabilidad de padecer fracturas del 58% (CP; 1,58; IC95%: 1,25-2,00). En el caso de las fracturas de fragilidad, el incremento de la probabilidad de experimentarlas asociado al VIH fue del 35% (CP: 1,35; IC95%: 1,10-1,65).

Algunos factores de riesgo ya conocidos con anterioridad, tales como el tabaquismo, el uso de corticoides, tomar fármacos inhibidores de la bomba de protones (como omeprazol), el uso de drogas, un consumo elevado de alcohol, tener un bajo índice de masa corporal (IMC), padecer diabetes o tener una enfermedad hepática se asociaron con un mayor riesgo de padecer fracturas.

El tabaquismo, ser de etnia blanca y tener una mayor edad fueron factores asociados de forma significativa con fracturas de fragilidad.

La coinfección por VHC incrementó la probabilidad de sufrir fracturas –tanto de fragilidad como no asociadas con este problema- entre un 50 y un 100%.

Los resultados de estos estudios muestran una mayor pérdida de masa ósea en personas con VIH, aunque este hecho también respondería a diversos factores no circunscritos únicamente a la infección por VIH o su tratamiento. La pérdida de DMO explicaría la mayor probabilidad de experimentar fracturas óseas asociada a la infección por VIH advertida en el segundo estudio, si bien, de nuevo, dicha probabilidad se vería condicionada por otros factores no relacionados de manera directa con el VIH, como por ejemplo, la coinfección por VHC.

Todos estos hallazgos deberían ser debidamente interpretados por los médicos especialistas en VIH, así como por los traumatólogos o los médicos de atención primaria, ya que sería necesario un abordaje multidisciplinar para reducir el riesgo de sufrir fracturas en personas con VIH.

Fuente: HIVandHepatitis.
Referencias: Assoumou L, Katlama C, Viard JP, et al (ANRS Osteovir study group). Changes in bone mineral density over a two-year period in HIV-1-infected men under cART with osteopenia. AIDS. June 3, 2013 (Epub ahead of print).

Broun EC, Arpadi SM, Yin MT. Incident fractures in HIV-infected individuals: a systematic review and meta-analysis. AIDS. April 6, 2013 (Epub ahead of print).

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