Enfermedad hepática de origen desconocido en personas con VIH

Un estudio español asocia esta afección grave con la exposición prolongada a ddI

Juanse Hernández
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Entre las personas que viven con VIH, la enfermedad hepática es una dolencia que se viene observando cada vez con más frecuencia. En la gran mayoría de casos, la afección hepática es causada por la coinfección con los virus de la hepatitis B y o C, el consumo de alcohol o por otras enfermedades. Sin embargo, para un pequeño grupo de personas con VIH la causa de la enfermedad hepática continúa siendo poco clara.
 
Un grupo de médicos de los hospitales Carlos III en Madrid y Virgen de la Macarena en Sevilla se propuso determinar cuántos pacientes de sus unidades de VIH tenían enfermedad hepática cuya causa no respondía a los factores de riesgo tradicionales. Según los resultados, que fueron presentados en la X Conferencia Europea del SIDA (EACS, noviembre 2005) y que ahora aparecen publicados en la edición de junio del Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, la exposición prolongada a ddI puede producir daño en el hígado.
 
Los investigadores definieron como enfermedad hepática criptogénica (de origen desconocido) elevaciones constantes de los niveles de aminotransferasas (ALT y AST) en ausencia de replicación de los virus de la hepatitis C y/o B y de otras causas comunes de enfermedad del hígado (alcohol, medicamentos…), y determinaron su gravedad por medio de biopsias y/o elastografías (técnica no invasiva para evaluar el estado del hígado).
 
De las 3.200 personas que se atendieron en los dos hospitales en el año 2004, sólo 17 (0,5%) tenían enfermedad hepática que no estaba causada por hepatitis, consumo de alcohol o por otras enfermedades infecciosas o hereditarias. De las 17 personas, que tenían una media de edad de 43 años, 14 eran hombres, de los cuales 13 habían adquirido el VIH a través de una relación sexual con una persona de su mismo sexo. La media de tiempo desde que recibieron el diagnóstico VIH fue de más de 15 años y todos habían tomado terapia antirretroviral.
 
Los investigadores compararon a estos pacientes con un grupo similar de personas con VIH que fueron emparejadas según el recuento de células CD4, edad y sexo, pero que tenían sus hígados sanos.
 
Tras comparar los dos grupos, el único factor relacionado con la enfermedad hepática criptogénica fue la exposición a ddI. Los pacientes con daño hepático habían tomado el fármaco durante más tiempo que aquellas personas sin daño hepático (47 frente a 25 meses; p=0,009). La exposición a nevirapina, d4T y ritonavir –tres de los fármacos más utilizados por este grupo de pacientes–, así como la edad, la duración de la infección por VIH, el recuento de CD4 y la carga viral fueron similares en ambos grupos.
 
Diez (58,8%) de los 14 pacientes tuvieron enfermedad hepática avanzada, con una puntuación F3 o F4 según la escala de valoración Metavir. Además, nueve (52,9%) también desarrollaron síntomas de complicaciones hepáticas, entre ellas ascitis (retención de fluidos en el abdomen), trombosis portal (coágulos de sangre en la vena que irriga el hígado), varices esofágicas (sangrado de los vasos sanguíneos del esófago) y encefalopatía (enfermedad del cerebro). Sin embargo, ninguno de los pacientes falleció antes de finalizar el estudio en diciembre de 2005.
 
 “La terapia antirretroviral, y en particular la exposición prolongada a ddI, podría estar implicada en la patogénesis de estas complicaciones hepáticas graves”, escriben los autores. “Aunque la terapia antirretroviral podría en general mejorar la progresión de la enfermedad hepática en la mayoría de pacientes coinfectados con el virus de la hepatitis C o hepatitis B, la exposición prolongada a algunos antirretrovirales podría ser perjudicial para el hígado en un subgrupo distinto de individuos.”
 
Si bien es cierto que este estudio ha hallado una conexión entre el uso de ddI y la enfermedad hepática, sus resultados deberían interpretarse con cautela, dado que sólo se han identificado 17 casos de enfermedad hepática de origen desconocido. Se necesitarán más estudios que permitan establecer la frecuencia de este efecto y qué factores incrementan el riesgo de que un paciente desarrolle enfermedad hepática cuando toma ddI.
 
Fuente: AIDSMAP / JAIDS (www.jaids.com)
Referencia: Maida I, Nuñez, M, Ríos M, Martín-Carbonero, L et alii. “Severe liver damage associated with prolonged exposure to antiretroviral drugs”, Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes 42: 177-182, 2006.

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