Síntomas de primoinfección por VIH a menudo se confunden con malaria, una oportunidad perdida para diagnosticar el virus

Casi dos tercios de una cohorte de pacientes kenianos recién infectados por VIH habían acudido a la clínica en búsqueda de tratamiento contra la fiebre y el 40% de ellos recibieron un terapia contra la presunta malaria, pero solo el 12% fue sometido a una prueba del VIH, lo que pone de relieve la pérdida de importantes oportunidades para el diagnóstico y la prevención de la transmisión de este virus, según informan Eduard J. Sanders y un equipo de colaboradores en relación con un estudio de cohorte prospectiva publicado en la edición digital avanzada de AIDS.

Carole Leach-Lemens

La mitad de los pacientes tratados fueron sometidos a pruebas para detectar la presencia de parásitos de la malaria y, en todos los casos, sus resultados habían sido negativos. Únicamente se sospechó de presencia de infección aguda por VIH en el 6% de los casos, a pesar de que el 25% de los pacientes habían tenido una enfermedad de transmisión sexual sintomática en los tres meses anteriores al diagnóstico del virus de la inmunodeficiencia humana.

Muchas personas, en las primeras semanas de la infección por VIH (etapa que se conoce también como primoinfección o infección aguda), experimentan una aparición repentina de diversas dolencias, como fiebre, dolores articulares, dolor de cabeza, cansancio y rash cutáneo (exantema). Muchas de ellas acuden a recibir atención médica.

La identificación de personas en la fase aguda de la infección por VIH supone una gran oportunidad desde el punto vista de la salud pública, ya que la población recién infectada tienen una elevada capacidad infectiva, lo que puede traducirse en un importante número de transmisiones. El diagnóstico precoz ofrece una oportunidad para proporcionar unos mejores servicios de tratamiento y atención, así como para un posible cambio de comportamiento.

En entornos ricos en recursos resulta habitual que se busque atención sanitaria con urgencia cuando se tienen estos síntomas. Sin embargo, los autores señalan que se sabe poco respecto a los comportamientos de búsqueda de atención médica en el África subsahariana en el momento de la infección aguda.

Dado el interés de utilizar pruebas diagnósticas en el punto de atención para conseguir una detección precoz de la primoinfección por VIH, el equipo de investigadores decidió examinar la conducta de búsqueda de atención médica en pacientes diagnosticados de infección aguda por VIH en Kenia.

En julio de 2005, se puso en marcha una cohorte prospectiva abierta en la que participaron hombres y mujeres en situación de riesgo de infección por VIH en dos clínicas de investigación del distrito de Kilifi en Kenia. Las personas participantes, de entre 18 y 49 años de edad y que declararon haber estado implicadas en relaciones sexuales a cambio de dinero o ser hombres que practican sexo con hombres (HSH), se inscribieron de forma voluntaria y recibieron citas clínicas trimestrales o mensuales (en el caso de que hubieran declarado haber mantenido relaciones sexuales anales receptivas).

Se revisaron los historiales referentes a los aspectos clínicos, de counselling, tratamiento y análisis en laboratorio de todas las personas en situación de riesgo que habían tenido la seroconversión al VIH entre julio 2005 y octubre de 2010 y habían accedido a formar parte de esta cohorte.

La cohorte estuvo compuesta por un total de 72 personas voluntarias (60 hombres y 12 mujeres), el 60% de las cuales habían recibido resultados positivos en la prueba del antígeno p24 o de ARN, o tenían un resultado discordante del VIH-1 en una prueba rápida antes de la seroconversión.

La mediana de edad en el momento de la seroconversión fue de 25 años (rango intercuartil [RIC]: 22-28) en los hombres y de 24 (RIC: 23-28) en el caso de las mujeres. Más de la mitad de las personas tenían un nivel de educación secundario o superior. El 93% de los varones eran bisexuales u homosexuales y 55 hombres (77%) y 2 mujeres (17%) afirmaron mantener relaciones sexuales anales receptivas.

Antes del diagnóstico, el 75% (54) declararon tener fiebre, el 69% (50) buscaron atención en urgencias por dolencias sintomáticas y el 84% de estas personas presentaron síntomas en el mes siguiente de la fecha supuesta de la infección por VIH. El 32% buscó atención primero en un centro no de investigación.

Más de la cuarta parte se dirigió a urgencias más de una vez antes del diagnóstico de VIH.

Solo uno de cada cuatro pacientes con fiebre fue sometido a una prueba para detectar los parásitos de la malaria y, a pesar de los resultados negativos, fue tratado contra esta enfermedad.

El tratamiento antipalúdico estuvo sólidamente relacionado con los síntomas de fiebre (cociente de probabilidades ajustado [CPA]: 46; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 3 – 725) y con la atención en un centro no de investigación (CPA: 5; IC95%: 3 – 64).

No obstante, las directrices revisadas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la malaria indican que el tratamiento debe administrarse tras un diagnóstico confirmado. La terapia basada en síntomas clínicos únicamente puede considerarse cuando “no se pueda acceder a un diagnóstico parasitológico”.

Los autores destacan la urgente necesidad de llevar a cabo una formación continua del personal sanitario de primera línea, así como de los investigadores que trabajan en entornos de investigación.

La identificación de personas con infección por VIH en servicios donde se ofrece un punto de cuidado facilitará el tratamiento y la atención, así como las intervenciones preventivas del VIH.

Los investigadores proponen que, junto con la mejora de la formación clínica, se desarrolle un algoritmo para catalogar el riesgo, a fin de evaluar la infección aguda por VIH en entornos con pocos recursos donde anteriormente la malaria haya constituido la causa más común de fiebre.

Por otra parte, los autores apuntan que entre el personal de investigación hubo un bajo nivel de reconocimiento de los casos de primoinfección por VIH, a pesar de que los pacientes presentaran factores conocidos de predicción de la presencia del virus, como infecciones de transmisión sexual sintomáticas o resultados discordantes en pruebas rápidas del VIH antes de la seroconversión.

Aunque el VIH es una de las numerosas causas de cuadros febriles en el África subsahariana, los autores señalan que no pudieron determinar si se realizaron pruebas del VIH en centros no de investigación, si bien sospechaban que no fue así.

Entre las limitaciones del estudio se encuentra la selección de un grupo en situación de alto riesgo de infección y las diferencias en el seguimiento, que pueden haber afectado a las diferencias observadas en las enfermedades entre hombres y mujeres.

El equipo de investigadores concluye que la mayoría de los adultos con primoinfección por VIH en áreas donde la malaria es endémica buscan una atención médica urgente y la mayoría son tratados presuntamente de malaria. La mejora del reconocimiento de los casos de infección aguda por VIH supone una oportunidad de salud pública para el diagnóstico, tratamiento y atención tempranos, así como para mejorar las estrategias de prevención del virus.

Referencia: Sanders EJ, et al. Most adults seek urgent healthcare when acquiring HIV-1 and are frequently treated for malaria in coastal Kenya. Advance online edition AIDS, 2011 doi: 10.1097/QAD.0b013e3283474ed5.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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