Decir que el análisis filogenético permite determinar la dirección de la transmisión es infundado, según los expertos

Un informe de EE UU publicado la semana pasada en Proceedings of the National Academy of Sciences afirmaba ser capaz de determinar por primera vez, y de forma fiable, la dirección de la transmisión del VIH de una persona a otra para su uso como prueba en los juicios penales, gracias al análisis filogenético.

Edwin J. Bernard

Sin embargo, expertos internacionales en filogenética, que han actuado como asesores forenses en tribunales penales, han asegurado a aidsmap.com que dicho informe "extrae conclusiones no justificadas".

El informe, coescrito por Michael Metzker, profesor asociado del Centro para la Secuenciación del Genoma Humano de la Facultad de Medicina Baylor, y David Hillis, profesor de Biología Evolutiva en la Universidad de Texas, detalla la metodología del análisis filogenético utilizado en dos casos de transmisión penal del VIH en EE UU: uno en el estado de Washington, en 2004, y otro en Texas, en 2009.

Estos casos fueron sólo la segunda y tercera ocasión en que se empleó el análisis filogenético como prueba en un enjuiciamiento penal en el país norteamericano [a pesar de que tuvieron lugar al menos 350 condenas en virtud de leyes penales generales y/o específicas para el VIH por no revelar el estado serológico, por supuesta exposición y/o por transmisión] desde que se iniciaron los procesamientos a mediados de la década de 1980 (CHLP, 2010). Cabe destacar que estos dos casos se trataron de denuncias de múltiples transmisiones heterosexuales que implicaron a una única persona ‘fuente’. Estas acusaciones son extremadamente raras en las causas penales.

El análisis filogenético requiere el uso de complejas herramientas informáticas para desarrollar un hipotético diagrama (conocido como árbol filogenético) que permite calcular la proximidad con la que están relacionadas las muestras de VIH provenientes de la(s) persona(s) demandante(s) y el demandado, en comparación con otras muestras.

El informe hace referencia a varios estudios recientes (incluyendo uno de 2008, realizado por Keele y un equipo de colaboradores) que, para los autores, sugieren que puede producirse un "significativo cuello de botella genético" durante la transmisión del VIH, y que por lo menos tres cuartas partes de las infecciones pueden provenir de un único virus. También señala que, dado que el VIH evoluciona con rapidez tras la infección inicial, esto genera "una mayor diversidad de secuencias del virus en una persona que haya sido infectada de forma reciente".

No obstante, el informe mantiene que si se toman muestras de sangre del acusado y la(s) persona(s) denunciante(s) "poco después de una transmisión", cabría esperar que la población de las secuencias virales en la persona acusada esté más estrechamente relacionada con la población en la(s) persona(s) demandante(s) que con otras poblaciones de secuencias virales utilizadas a modo de comparación. Esto se conoce como una "relación parafilética". En el documento se sugiere que "el análisis parafilético supone una ayuda para determinar la dirección de la transmisión y, en un caso penal, se podría utilizar para identificar el caso índice (es decir, la fuente)".

En ambos casos, los investigadores desconocían la identidad del acusado y de las personas demandantes, y sólo fue revelada en los tribunales una vez había entregado su informe a la fiscalía. De nuevo, en los dos casos, la muestra que identificaron como la fuente de infección fue la del acusado. Se desconoce qué peso concedieron el juez y el jurado a los informes filogenéticos, pero se sabe que la fiscalía proporcionó una gran cantidad de pruebas de apoyo -incluyendo, en el caso de Texas, el rastreo de contactos y la realización de pruebas del VIH a la mayoría de las anteriores parejas sexuales de las personas denunciantes-, y que fue la totalidad de dichas pruebas la que dio lugar a que se determinara, en ambos casos, que el acusado era culpable y se dictaminaran largas penas de prisión.

El documento y sus afirmaciones han sido difundidos de manera amplia a través de un comunicado de prensa y por diversos artículos dirigidos, principalmente, a la comunidad científica. Dichos artículos contienen citas de los investigadores que sugieren que sus métodos son, sin duda, incuestionablemente sólidos y que fue esta prueba única la que llevó a dictar los veredictos de culpabilidad. "Se trata del primer estudio de caso que establece la dirección de la transmisión", según las palabras del profesor Metzker incluidas en una noticia de AFP titulada: "Detectives de laboratorio utilizan la ciencia para atrapar a delincuentes del VIH".

Este profesor indicó a American Statesman que su “[análisis] proporcionó pruebas científicas sólidas respecto a la dirección en que se produjo la transmisión, y de ahí pudimos identificar la fuente”. El artículo, asimismo, hace referencia al fiscal principal en el caso de Texas, que catalogó el análisis filogenético como “una buena prueba”. Hay que señalar que también se citan palabras del abogado de la defensa en el caso, que afirma que fueron incapaces de encontrar a un experto que testificara en el tribunal en contra de la fiabilidad de los resultados de Hillis y Metzker.

"Tuvo una gran repercusión en la vista del caso porque no pudimos hallar a un experto de nuestra parte", dijo.

No obstante, las declaraciones del profesor Metzker y la afirmación del documento -según las cuales él y su equipo de colaboradores habían demostrado que su metodología resulta, al mismo tiempo, un método nuevo y fiable para determinar la dirección en que se produjo la transmisión- han sido puestas en duda por varios expertos internacionales con los que aidsmap.com se puso en contacto. Todos ellos han actuado como testigos en procesos penales fuera de EE UU.

Los expertos en su conjunto coinciden en que el análisis filogenético constituye una herramienta informada, aunque en ocasiones imperfecta, para establecer la relación entre las poblaciones de virus. Aunque existen diversos métodos a través de los cuales es posible aumentar el grado de convicción en que las muestras están relacionadas de forma muy estrecha, en comparación con otras muestras, nunca podría tenerse la completa seguridad de que el acusado fuera el responsable de la infección de la(s) persona(s) demandante(s) basándose únicamente en el análisis filogenético.

Anne-Mieke Vandamme, profesora en la Universidad Católica de Lovaina y el Instituto Rega (ambos en Bélgica), planteó serias dudas en cuanto a las afirmaciones del periódico. "Este documento extrae conclusiones no justificadas", explicó a aidsmap.com. "Aún existe la posibilidad de que haya un eslabón perdido, una transmisión consecutiva con un paso intermedio que se haya perdido. Yo sólo usaría este tipo de clústeres parafiléticos para excluir una dirección de la transmisión. La eliminación de todos los otros posibles contactos es algo que se tiene que realizar desde fuera del análisis filogenético".

Jan Albert, profesor en el Instituto Karolinska y el Hospital Universitario de Karolinska (en Suecia), declaró a aidsmap.com: "El estudio sugiere, pero no demuestra, la existencia de transmisión entre las personas examinadas. El principal motivo para esta advertencia es que los análisis no excluyen la existencia de personas no muestreadas cuyo virus pertenecería a los mismos clústeres. Este tipo de análisis no descarta esta posibilidad. A la luz de esto, resulta sorprendente el hecho de que sólo se investigaran 20 controles locales en el caso de Washington y ninguno en el de Texas”.

Thomas Leitner, científico del Laboratorio Nacional en Los Álamos (EE UU), explicó a aidsmap.com que la metodología descrita en el documento para poner a prueba la hipótesis de cuál es la dirección de la transmisión no es, de hecho, nueva. Así, indicó que, junto con Walter Fitch, había publicado un artículo en el que se explicaba una metodología similar hace ya once años (Leitner T, Fitch WM, 1999). Este autor añade que su investigación sugiere que incluso en el caso de que todas las personas implicadas en una supuesta cadena de transmisión sean estudiadas, puede seguir dándose el caso de que las dos muestras más próximas en un árbol filogenético pertenezcan a dos personas que no se hayan encontrado nunca.

La profesora Vandamme es también la autora principal de un artículo que aparecerá en la edición actualmente en prensa de The Lancet Infectious Diseases, en el que además colaboran diversos autores, como el profesor Albert y la doctora Ana María Geretti (de la Facultad de Medicina del University College y el Hospital Royal Free, ambos de Londres), donde se pone de relieve el considerable riesgo de que se produzcan errores judiciales debido a una visión equivocada de la ciencia que subyace detrás del análisis filogenético. El documento concluye, en coincidencia con un documento informativo escrito por la profesora Vandamme y el doctor Geretti (publicado por NAM y NAT en 2007), que el único uso "seguro" de un análisis filogenético en los juicios penales por transmisión del VIH es para exonerar a la persona acusada.

Se puede encontrar un debate más completo sobre cómo el análisis filogenético y otras pruebas pueden -o no- ser utilizados para determinar el hecho de la transmisión del virus de la persona acusada a la(s) demandante(s) en un caso criminal en el capítulo la ‘Prueba’ del nuevo recurso internacional de NAM:  HIV and the criminal law (El VIH y el derecho penal).

Referencias: Scaduto DI, et al. Source identification in two criminal cases using phylogenetic analysis of HIV-1 DNA sequences. Proceedings of the National Academy of Sciences, published online before print November 15, 2010, doi: 10.1073/pnas.1015673107, 2010.

Abecasis AB, et al. Science in court: the myth of HIV ‘fingerprinting’. Lancet Infectious Diseases, 2010 (In Press).

Center for HIV Law and Policy (CHLP). Ending and Defending Against HIV Criminalization: State and Federal Laws and Prosecutions, Vol. 1, CHLP’s Positive Justice Project, First Edition, Fall 2010.

Leitner T, Fitch WM. The phylogenetics of known transmission histories. Pp. 315-345 in K. A. Crandall. Molecular Evolution of HIV. Johns Hopkins, Baltimore, MD 1999.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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