La fatiga sigue siendo habitual en personas con VIH y, a menudo, está relacionada con factores sociales y de salud mental

La prevalencia de fatiga entre las personas con VIH varió entre el 33 y el 88% en cuarenta y dos estudios examinados en un artículo de revisión publicado en la edición digital de AIDS.

Michael Carter

La fatiga estuvo fuertemente relacionada con factores psicológicos, como la ansiedad y la depresión. Los datos que respaldan el uso de medicación para tratar la fatiga son limitados. Sin embargo, la investigación evidenció que el uso de la terapia cognitivo-conductual (TCC) como tratamiento mostraba algún éxito.

Gracias a la terapia antirretroviral (TARV), muchos pacientes con VIH pueden esperar disfrutar de una vida larga y saludable. No obstante, estas personas aún registran una elevada carga de síntomas, siendo la fatiga uno de ellos.

Se ha definido esta dolencia como “una menor capacidad para trabajar y una eficiencia reducida para alcanzar logros, por lo general acompañada de una sensación de cansancio que no se ve aliviada por una buena noche de sueño”.

Entre las consecuencias de la fatiga se puede incluir una menor capacidad para trabajar o mantener contactos sociales. La calidad de vida también puede verse reducida, un factor relacionado con la progresión de la infección.

En consecuencia, un equipo de investigadores holandeses llevó a cabo una revisión de la literatura médica para identificar las últimas constataciones respecto a las causas y el tratamiento de la fatiga asociada al VIH en la era de la TARV.

Se identificaron 42 estudios realizados entre 1996 y 2008. En el de mayor tamaño participaron 1.200 personas, mientras que el más pequeño apenas contó con 19 pacientes. La mayoría de los ensayos tenían un diseño transversal.

Factores sociodemográficos y fatiga

La pobreza y los bajos niveles de ingresos estuvieron relacionados con la fatiga en cuatro estudios. No hubo pruebas consistentes que vincularan el sexo y el origen étnico con un mayor riesgo de declarar que se padecía este problema.

Lo que quizá resultó sorprendente fue que la fatiga pareció ser más prevalente en pacientes de menor edad que entre los más veteranos, un hallazgo que los investigadores creen que podría deberse a que las personas de mayor edad han desarrollado mejores estrategias para hacer frente al problema.

Factores relacionados con el VIH

No hubo ninguna prueba consistente que demostrase que el hecho de experimentar otros síntomas asociados al VIH estuviera relacionado con la fatiga. Sin embargo, en los casos en que se detectó relación, la fiebre, los problemas gastrointestinales y la neuropatía constituyeron factores de predicción de una mayor gravedad de la fatiga.

Ni el recuento de CD4 ni la carga viral parecieron estar relacionados con dicho trastorno. Los pacientes que habían vivido con VIH durante más tiempo fueron menos propensos a declarar que sufrían este problema que los que fueron diagnosticados más recientemente.

Los mayores niveles de interleuquina 6 (IL-6) y otros marcadores de inflamación no estuvieron relacionados con la fatiga.

Factores psicológicos

En general, la presencia de coinfecciones como las provocadas por los virus de la hepatitis B (VHB) ó C (VHC), así como de otras comorbilidades, estuvo relacionada con casos más graves de fatiga.

Tener unos niveles bajos de hemoglobina no estuvo asociado de forma significativa con la fatiga, pero se registraron algunas pruebas de que los pacientes con menores niveles de testosterona fueron más propensos a declarar dicho problema.

No hubo ninguna prueba consistente de que la fatiga estuviera vinculada con la complexión corporal, el peso o el índice de masa corporal (IMC).

Aunque el sueño total declarado no se relacionó con la fatiga, sí que lo estuvieron las siestas durante el día.

Factores psicológicos

El estrés, la depresión, la ansiedad y las malas estrategias para hacerles frente fueron aspectos que estuvieron vinculados con una mayor gravedad de la fatiga.

Tratamiento de la fatiga: Medicación

Para tratar la fatiga se empleó un amplio abanico de medicamentos, incluyendo testosterona, antidepresivos y psicoestimulantes. No obstante, las pruebas de su eficacia fueron limitadas.

Tratamiento de la fatiga: Intervenciones psicológicas

Dos estudios evidenciaron que las intervenciones psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual, presentaban beneficios en el caso de la fatiga relacionada con el VIH.

“Los estudios sobre el tratamiento de la fatiga asociada al VIH tienen una naturaleza limitada y se centran en un grupo seleccionado de pacientes”, comentan los autores.

Éstos concluyen: “El tratamiento de la fatiga relacionada con el virus de la inmunodeficiencia humana es importante por sus consecuencias sociales, psicológicas y conductuales, y requiere un enfoque multidisciplinario. Existe la necesidad de contar con una guía práctica adecuada y fundamentada en pruebas para el manejo de la fatiga vinculada con el VIH”.

Referencia: Jong E, et al. Predictors and treatment strategies of HIV-related fatigue in the combined antiretroviral therapy era. AIDS, 24: online edition, DOI:10 .1097/QAD.0b0113e3283339d004, 2010.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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