Los fármacos que penetran en el cerebro reducen la mortalidad de niños con VIH

La toma de fármacos antirretrovirales que penetran en el sistema nervioso central (SNC) estuvo relacionada con un menor riesgo de muerte, además de con una notable protección frente a la encefalopatía debida al VIH, en un gran estudio de cohorte que contó con niños con VIH de EE UU, según informa un equipo de investigadores en la edición de 10 de septiembre de la revista AIDS.

Keith Alcorn

Antes de la introducción de la terapia antirretroviral (TARV) combinada con tres o cuatro fármacos destinada a los niños, la encefalopatía debida al VIH constituía un problema habitual en dicha población. Esta encefalopatía es una infección progresiva del cerebro causada por el virus de la inmunodeficiencia humana, lo que produce un empeoramiento de los problemas cognitivos y motores y, en algunos casos, puede acabar conduciendo a la demencia relacionada con sida.

Existen pruebas de que, desde que se dispone de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), ha descendido en los niños la incidencia de la encefalopatía asociada al VIH, o al menos se ha retrasado su aparición. Sin embargo, hasta la fecha no se había estudiado este tema en un gran estudio prospectivo.

El Grupo de Ensayos Clínicos Pediátricos del Sida comenzó a inscribir niños para un estudio prospectivo a largo plazo, el Protocolo ACTG 219, en 1993. Este estudio realiza el seguimiento de niños con VIH en 80 sedes de EE UU.

El estudio contó con 2.398 niños infectados perinatalmente inscritos en el estudio de historia natural ACTG 219 y que habían pasado, como mínimo, un examen neurológico. El grupo estaba dividido de forma equitativa por sexos y la inmensa mayoría (85%) tenía una edad de 10 años o menos. El 56% mostraba un porcentaje de CD4 superior al 25%, lo que implica que su sistema inmunitario estaba relativamente intacto, pero sólo el 19,4% carecía de experiencia en tratamiento.

De entre los participantes que tomaban fármacos antirretrovirales, la mayoría (65%) seguía un régimen que no era TARGA.

Para analizar el efecto de la medicación antirretroviral sobre la incidencia de la encefalopatía asociada al VIH, el equipo de investigadores examinó la incidencia de la enfermedad a lo largo de períodos de tiempo y según los fármacos recibidos.

La incidencia de encefalopatía relacionada con el VIH descendió diez veces después de 1996, momento en que apareció la TARGA, y alcanzó un valor estable después de 2002.

A lo largo de una mediana de 6,4 años de seguimiento, se detectaron 77 casos de encefalopatía, lo que equivale a una incidencia de 5,1 casos por cada 1.000 persona-años. No obstante, este valor descendió de más de 20 casos por cada 1.000 persona-años en 1995 a menos de dos casos por 1.000 persona-años en 2000.

La proporción de niños que recibían regímenes antirretrovirales con una alta capacidad para penetrar en el sistema nervioso central (y actuar sobre el VIH en el cerebro) aumentó después de 1996 y aquéllos que tomaban estos regímenes presentaron un riesgo de muerte significativamente menor que los que recibieron otros fármacos con menos capacidad de penetrar en el SNC (cociente de riesgo [CR]: 0,31; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 0,22-0,45; p <0,0001). El hecho de recibir un régimen con un alto poder de penetración en el SNC estuvo relacionado de forma significativa con una mejora de la supervivencia tras un diagnóstico de encefalopatía asociada al VIH (CR: 0,25; IC95%: 0,11-0,61; p= 0,002).

Sin embargo, no se observó que el seguir un régimen con un alto nivel de penetración en el SNC tuviera un efecto significativo sobre el riesgo de desarrollar encefalopatía relacionada con el VIH, debido al reducido tamaño de la muestra. Por otro lado, el tomar cualquier tipo de TARGA estuvo vinculado con una reducción del 50% en el riesgo de sufrir una encefalopatía asociada al VIH (IC95%: 0,29-0,86).

Otros factores de riesgo para sufrir encefalopatía relacionada con el VIH fueron tener un porcentaje basal de CD4 inferior al 15% (CR: 8,41; IC95%: 4,79-14,76) y una edad inferior a un año en el momento del primer examen neurológico (CR: 3,38; IC95%: 1,36-8,44).

“Estos resultados sugieren que la TARGA inhibe o retrasa la diseminación del VIH en el sistema nervioso central y puede hacer descender también la replicación viral en el cerebro en caso de que ya existiera ahí una infección activa y persistente”, concluyen los autores.

Con todo, el equipo de investigadores no puede extraer conclusiones sólidas en cuanto al mecanismo a través del cual la TARGA puede inhibir o retrasar la diseminación del virus en el cerebro, debido a la ausencia de medidas directas del VIH en el sistema nervioso central. Esto deja abierta la cuestión respecto a si los fármacos con mayor penetración en el SNC tienen, necesariamente, un mayor efecto preventivo en niños no diagnosticados aún de encefalopatía relacionada con el VIH. Un estudio en animales publicado de manera reciente sugiere que incluso los fármacos que no penetran en el cerebro tienen un efecto indirecto sobre la actividad del VIH en dicho órgano al producir cambios en el entorno inmunitario del sistema nervioso central.

Referencia: Patel K, et al. Impact of HAART and CNS-penetrating antiretroviral regimens on HIV encephalopathy among perinatally infected children and adolescents. AIDS. 2009; 23: 1.893-1.901.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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