Un antiinflamatorio podría disminuir el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas en personas con VIH

El tratamiento con el antiinflamatorio salsalato (ácido salicilsalicílico) mejora la función de células clave en los vasos sanguíneos de personas con VIH que no toman tratamiento antirretroviral, según un estudio publicado en la edición de 12 de marzo de 2008 de AIDS.

Michael Carter

Por otra parte, el tratamiento con salsalato se asoció con una función hepática anómala en una amplia proporción de pacientes. Los investigadores recomendaron estudios posteriores usando dosis menores de salsalato u otros antiinflamatorios.

Existe la preocupación de que las personas con VIH puedan tener un riesgo incrementado de padecer enfermedades cardíacas. Algunos estudios (aunque no todos) han sugerido que la terapia antirretroviral puede incrementar el riesgo de padecer cardiopatías en algunos pacientes.

Aún más: El estudio SMART sobre interrupción del tratamiento se detuvo tan pronto como demostró que las personas que interrumpían el tratamiento tenían, entre otras cosas, más probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas que aquéllos que lo recibían todo el tiempo. También se sugirió que la inflamación causada por el VIH puede incrementar el riesgo de cardiopatía, aunque las razones no se conocen completamente.

Una posible explicación es que el VIH puede causar inflamación a largo plazo. Esta inflamación podría implicar que las células de los vasos sanguíneos -las células endoteliales- no trabajen adecuadamente -una característica llamada disfunción endotelial-, lo que podría dificultar el flujo de la sangre a través de las venas. Esta disfunción endotelial se desarrolla con frecuencia antes del endurecimiento de las arterias o aterosclerosis.

Los investigadores de EE UU especularon respecto a que el tratamiento con el antiinflamatorio salsalato mejoraría la función endotelial reduciendo la inflamación en todo el cuerpo.

No hay información sobre la seguridad de salsalato en personas con VIH, así que los investigadores diseñaron un pequeño estudio piloto para ver si el principio activo es seguro. Los expertos esperan que esta información pueda ser útil en posteriores estudios de mayor tamaño.

Un total de 11 pacientes participó en el estudio. Todos tenían 18 años o más. Ninguno de los pacientes estaba tomando terapia antirretroviral (TARV) y todos tenían un recuento de CD4 superior a 350 células/mm3, el actual umbral para iniciar dicha terapia.

El tratamiento con una dosis por vía oral de salsalato de 1.500mg, dos veces al día, duró 8 semanas.

Se llevaron a cabo pruebas para controlar el flujo sanguíneo a través de las venas al inicio del estudio y a las 4 y 8 semanas de tratamiento. También se realizaron otras pruebas de medición de los niveles de inflamación así como de cribado para determinar la seguridad del tratamiento.

La dilatación mediada por flujo (DMF) -el diámetro de los vasos sanguíneos cuando la sangre fluye a través de ellos- fue baja (2,7%) en todos los pacientes, lo que indica la presencia de disfunción endotelial.

Cuatro semanas de tratamiento con salsalato llevaron a una ligera mejora en la DMF en cuatro pacientes. Esta mejora fue significativa al final de la octava semana de estudio en los ocho personas que completaron el ensayo (incremento mediano del 4,2%; p= 0,02).

Otras pruebas evidenciaron que no había cambios en la carga viral del VIH o en otros marcadores de inflamación.

Los investigadores mostraron preocupación por una persona que experimentó un grave deterioro de la función hepática tras dos semanas de tratamiento; esto también le ocurrió a un segundo paciente después de tres semanas. Ambos interrumpieron el tratamiento con salsalato y abandonaron el estudio, lo que permitió que la función hepática volviera a la normalidad. Otros dos pacientes experimentaron elevaciones moderadas de las enzimas hepáticas y se redujo la dosis de salsalato a 750mg dos veces al día.

“Nuestros datos apoyan la idea de que el VIH, a través de la inflamación sistémica, puede promover la aterosclerosis independientemente de la terapia antirretroviral”, apuntan los investigadores.

La proporción de toxicidad hepática observada en el estudio fue mayor de la esperada y los expertos creen que puede ser debido a la inflamación que puede causar el VIH.

“Este estudio piloto pone de manifiesto que la terapia antiinflamatoria puede, potencialmente, incrementar la disfunción endotelial en personas infectadas por VIH que no toman terapia antirretroviral”, concluyen los expertos, y añaden: “Estudios futuros deberían evaluar dosis menores de salsalato u otros antiinflamatorios con el objetivo de reducir problemas cardiovasculares en estos pacientes.” 

Referencia: Gupta SK, et al. Improvement in HIV-related endothelial dysfunction using the anti-inflammatory agent salsalate: a pilot study. AIDS 22: 653-654, 2008.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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