Acceso a tratamiento anti-VHC para usuarios activos de drogas

Sigue existiendo un tabú excluyente para esta población vulnerable

Joan Tallada
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El ofrecimiento a usuarios activos de drogas intravenosas (UADI) de tratamiento para el VIH, las hepatitis virales y otras enfermedades sigue estando excluido de las recomendaciones oficiales y prácticas reales de los sistemas de salud, con frecuencia sin que exista suficiente evidencia que lo fundamente. 

En sentido contrario, dos artículos recientes apoyan el tratamiento de hepatitis C en UADI. 

Uno se refiere al tratamiento de la hepatitis C (VHC) aguda (de reciente transmisión), que es altamente eficaz en personas monoinfectadas: puede llegar al 80-100% de respuesta viral sostenida. Barbara Broers y sus colegas de los Hospitales Universitarios de Ginebra (Suiza), analizan a 27 pacientes de los que 22 eran UAD con VHC. Cinco aclararon el VHC de forma espontánea, y a los otros 22 se les ofreció tratamiento con interferón pegilado alfa 2b (PegIntron) en monoterapia: seis rechazaron la terapia por miedo a los efectos adversos y a otros dos se les perdió el rastro. Ocho completaron el tratamiento o recibieron un >80% de las dosis programadas: siete (88%) tuvieron una respuesta viral sostenida a la semana 24 tras el final del tratamiento. Seis personas (todas UADI) interrumpieron la terapia sin completarla debido a los efectos secundarios: de éstos, sólo uno tuvo una respuesta viral sostenida. 

A partir de un análisis por intención de tratar, y teniendo en cuenta a los 14 pacientes a los que por lo menos se administró una dosis, sólo 8 (57%) tuvieron una respuesta viral sostenida. Los autores concluyen que pese a ser muy beneficioso, el tratamiento de la hepatitis C aguda con interferón pegilado se ve obstaculizado por los problemas de aceptación y/o tolerancia. No indican qué estrategia se siguió para educar e intervenir en el manejo de los posibles efectos adversos. 

El otro artículo es un estudio de caso del que informa Larry D. Scotts, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, en Houston (EE UU). Se trata de un hombre de 43 años que es derivado para que se le trate una hepatitis C. Preguntado sobre su historial y situación actual, explica que tomó cocaína muchos años atrás, pero hace más de veinte que no utiliza una aguja y que en ese momento no consume nada. 

Se le considera candidato a recibir tratamiento con interferón y ribavirina, pero en una visita posterior al discutir el manejo de los fármacos con el médico, cambia su declaración inicial y explica que sigue tomando opiáceos por vía intravenosa. En contra de las recomendaciones oficiales, el servicio de salud decide seguir adelante con la terapia para el VHC, al tiempo que le ofrece recibir counselling, lo que acepta. En la actualidad, el paciente sigue el tratamiento para el VHC y está en un programa de mantenimiento con metadona. 

Estos dos textos, aunque se refieren a personas monoinfectadas con hepatitis C, indican que los obstáculos de los UADI para seguir el tratamiento para el VIH o el VHC no se debe al uso de drogas por sí mismo, sino a los condicionantes socioeconómicos o a la inadaptación de los servicios de salud. 

Fuente: Elaboración propia. 

Referencias: Barbara Broer et al. Barriers to interferon-a therapy are higher in intravenous drug users than in other patients with acute hepatitis C. Journal of Hepatology 42 (2005) 323–328.  Larry D. Scott. Treatment of Hepatitis C in Injection Drug Users. American Journal of Gastroenterology. 2005. 

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