Pérdida de la audición en niños expuestos al VIH en el útero materno

Aunque la prevalencia es mayor en la población pediátrica infectada, el fenómeno también se observa en aquellos niños que no llegan a infectarse

Juanse Hernández
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Los niños expuestos al VIH en el útero de la madre podrían tener más probabilidades de experimentar pérdida de la capacidad auditiva a los 16 años que los que no se exponen al virus. Ésta es la conclusión a la que llega un nuevo estudio cuyos resultados han sido publicados en la edición electrónica de The Pediatric Infectious Disease Journal.

El estudio halló que, en comparación con los niños sin VIH de la misma edad, aquellos que habían sido expuestos al virus y que, finalmente, se habían infectado tenían más de dos veces de probabilidades de presentar pérdida auditiva.

La sordera no es un fenómeno poco habitual en adultos con VIH, sobre todo la pérdida auditiva sensorineural asociada por lo general con el envejecimiento. Sin embargo, hasta la fecha no se ha podido documentar si la sordera se produce con más frecuencia en las personas seropositivas. Por ejemplo, un estudio reciente reveló que la edad, el sexo y el origen étnico, pero no la infección por VIH, fueron los únicos factores significativos relacionados con la pérdida auditiva en adultos seropositivos.  

Con todo, este hallazgo podría no ser aplicable en niños con VIH en tanto que la población pediátrica es más vulnerable a desarrollar infecciones del oído relacionadas con la inmunodeficiencia o lesiones del nervio asociadas al virus que pueden potencialmente afectar la capacidad de audición. Con el fin de arrojar un poco más de luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores evaluó la prevalencia de la pérdida auditiva en niños con VIH y en niños que habían sido expuestos al virus pero no habían llegado a infectarse, y la comparó con la de la población general. Además, la investigación intentó identificar posibles factores de riesgo de sordera.

Un total de 231 niños expuestos al VIH durante el embarazo, de edades comprendidas entre los 7 y 16 años, fueron incluidos en el estudio, de los cuales 145 estaban infectados por el virus y 86, no. Los investigadores realizaron exámenes de los oídos a los niños si sus padres o sus cuidadores habían comunicado problemas de audición; si los niños habían obtenido puntuaciones bajas en un test estándar de lenguaje; o si sus médicos habían detectado problemas auditivos en pruebas de audición estándar.

Las pruebas a las que se sometieron los participantes fueron el examen del canal auditivo, la evaluación de la función del oído medio -cómo las vibraciones sonoras se transmiten a través de los huesecillos del oído medio-, y audiometrías -respuestas a tonos a través de auriculares-.

La pérdida de la audición podría producirse como consecuencia de una lesión en los huesecillos y las estructuras en el canal auditivo y en oído interno o debido a una lesión en los nervios que van del oído al cerebro.

El equipo de investigadores definió la pérdida de audición como un aumento de 20 decibelios o más en el umbral de percepción de los sonidos respecto al nivel normal de audición en adolescentes o adultos jóvenes en cualquiera de los dos oídos -al hacer el promedio de cuatro frecuencias sonoras importantes para la comprensión de una conversación (500, 1.000, 2.000 y 4.000 hertzios).

Se documentó pérdida de la audición en un 9-15% de los niños con VIH y en un 5-8% de los que habían estado expuestos al virus pero no se habían infectado. La disminución de la capacidad auditiva fue más común en niños con VIH que habían tenido un diagnóstico de sida, a pesar de que en la actualidad tuviesen recuentos de células T CD4 relativamente normales y niveles indetectables de la carga viral.

En comparación con la población general de la misma edad, los niños con VIH tenían entre un 200 y un 300% más de probabilidades de sufrir pérdida de la audición. Los niños expuesto al VIH, pero no infectados, tenían un 20% más de probabilidades de padecer sordera que los niños de la población general.

Es importante observar, sin embargo, que el estudio en realidad no inscribió ni llevó a cabo audiometrías en el grupo control de niños seronegativos, sino que en su lugar efectuó las comparaciones utilizando los datos recopilados en la Encuesta Nacional de Evaluación de Salud y Nutrición (NHANES, en sus siglas en inglés). A su vez, tampoco fue posible realizar comparaciones precisas entre la cohorte de niños expuestos con VIH del estudio y los niños seronegativos.

Estudios previos han hallado que los niños con VIH son más susceptibles a desarrollar infecciones de oído medio, las cuales, cuando se dan de forma repetida, pueden provocar pérdida de la audición. No obstante, en un 60% de los casos de este estudio, la pérdida auditiva fue el resultado de problemas en la transmisión del sonido en los nervios que van del oído al cerebro (pérdida auditiva sensorineural).

“Aunque las infecciones de oído son más frecuentes en niños con VIH, estas no parecen ser la razón que explicaría la mayor probabilidad de tener una capacidad auditiva menor”, señalan los autores del estudio.

Resulta crucial detectar a tiempo los problemas relacionados con la audición que afectan a los niños con o sin VIH, dado que incluso una pérdida auditiva leve puede retrasar la adquisición de las competencias lingüísticas. Una pérdida de la audición más grave podría requerir el uso de dispositivos de ayuda, como los audífonos.

Fuente: Aidsmeds / Elaboración propia.
Referencia: Torre P, Zeldow B, Hoffman HJ, et al. Hearing Loss in Perinatally Human Immunodeficiency Virus-Infected and Human Immunodeficiency Virus -Exposed but Uninfected Children and Adolescents. The Pediatric Infectious Disease Journal. doi: 10.1097/INF.0b013e31825b9524.

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