Las células progenitoras neuronales actúan como reservorios del VIH

Las células que dan origen a las neuronas y a otras células del sistema nervioso podrían proporcionar un refugio para el VIH, según una investigación publicada en la edición de noviembre de la revista AIDS. Estas células progenitoras neuronales (CPN) podrían contribuir al desarrollo del reservorio del VIH hallado en el cerebro.

Rob Dawson

El VIH puede permanecer en el cerebro durante muchos años. Aunque la replicación del VIH se percibe con más facilidad en las células microgliales y los macrófagos del cerebro, que actúan como su sistema inmunitario, los marcadores del virus también se han identificado en otros tipos de células cerebrales, especialmente los astrocitos (una célula de apoyo).

Los astrocitos son conocidos por tolerar la infección por VIH a largo plazo. No obstante, se desconoce el potencial de otras células neuronales para albergar el virus. En este estudio, un grupo de investigadores del Centro de Investigación Alemán para el Medio Ambiente y la Salud se preguntó si las CPN podrían ser zonas de persistencia del VIH y reservorios para una replicación aceptable del virus en el cerebro.

Las CPN surgen de las células madre neuronales, las cuales son células que se regeneran así mismas y que son capaces de generar muchos tipos de células neuronales. Una vez formadas, las CPN pueden comprometerse con linajes de células más restringidos, por ejemplo pueden llegar a ser astrocitos. En el estudio, se expuso el VIH a cultivos de CPN para determinar si el virus puede establecer una infección crónica y examinar los efectos potenciales de dicha infección sobre estas células. Los resultados se compararon con los cultivos de astrocitos, también expuestos al VIH.

La replicación del VIH se monitorizó cuantificando la liberación del antígeno Gag (un parámetro sensible utilizado con frecuencia para investigar la infección por VIH en las células cerebrales). Nueve días después de la exposición al VIH tipo 1 (VIH-1), ambos cultivos de células progenitoras y astrocitos liberaron el antígeno Gag, lo que confirma la infección por VIH. En los días 13 y 17 después de la infección, la liberación de este antígeno sólo se detectó en los cultivos de células progenitoras.

El análisis cuantitativo de la reacción en cadena de la polimerasa a tiempo real (PCR, en sus siglas en inglés) reveló cantidades similares de ADN proviral del VIH en las poblaciones de células progenitoras y astrocitos 28 días después de la infección por VIH (982 y 1.182 copias provirales/104 células, respectivamente).

El control y seguimiento prolongado reveló que las poblaciones de células progenitoras infectadas por VIH continuaron liberando cantidades detectables del antígeno Gag durante más de 60 días. Además, se confirmó la presencia de ADN proviral del VIH a los 96 y 115 días después de la infección, lo que indica que el ADN del VIH puede persistir en estas células progenitoras durante largos periodos.

El estudio también proporcionó indicios de que la persistencia del VIH puede influir en las propiedades biológicas de las poblaciones de células progenitoras. Después de la infección por VIH, los cultivos de este tipo de células mostraron una producción sobrerregulada de la proteína glial fibrilar ácida (GFAP, en sus siglas en inglés) y cambios fenotípicos. La producción sobrerregulada de esta proteína es una marca de astrocitos reactivos como respuesta a la infección por VIH, lo que sugiere similitudes en las respuestas al virus de las CPN y de los astrocitos más maduros.

Los autores del estudio sugieren que los resultados indican persistencia y producción sostenida de VIH funcional en las poblaciones de células progenitoras, pero señalan que los resultados se observaron en los cultivos celulares más que en las células del cerebro.

“Este estudio de cultivos celulares apoya la hipótesis de que el VIH puede persistir en las poblaciones de CPN, que pueden liberar el virus en diferentes cantidades dependiendo del entorno extracelular y pueden experimentar cambios como respuesta a la persistencia del VIH. Debido a las múltiples dificultades inherentes a la investigación sobre esta persistencia en los tejidos cerebrales humanos primarios, no se sabe muy bien, en este escenario, hasta qué punto esta hipótesis refleja la situación in vivo”, concluyen los investigadores.

Referencia: Rothenaigner I, et al. Long-term HIV-1 infection of neuralprogenitor populations. AIDS 21: 2271-2281, 2007.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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