Un estudio revela que la mayoría de lubricantes dañan las células del recto y algunos aumentan la actividad del VIH

Un ensayo realizado por Population Council (Begay, 2011) ha descubierto que los 41 lubricantes sexuales disponibles comercialmente en EE UU producían daños en las células rectales y del colon humanas in vitro y comprometían la integridad de la capa celular que recubre la superficie del recto.

Gus Cairns

Por el contrario, Carraguard®, un gel que había sido probado como microbicida experimental, no causó daños celulares.

De forma sorprendente, el equipo de investigadores encontró que cuatro de los lubricantes no solo dañaban las células que recubren el recto, sino que parecía que aumentaban de forma activa la replicación del VIH en cultivos celulares.

Se descubrió que esta actividad se debía al producto químico denominado polyquaternium-15, un compuesto cosmético utilizado de forma habitual, que tiene la propiedad de facilitar la unión del VIH a las células.

El estudio, cuyos resultados originales se presentaron el pasado año con motivo de la conferencia Microbicidas 2010 (Begay, 2010), complementa los hallazgos de otros dos estudios que también se hicieron públicos en dicha conferencia. El primero de ellos (Russo) examinó seis lubricantes populares y halló que cuatro de ellos eliminaban células del epitelio rectal (la membrana que recubre el recto). El segundo (Gorbach) comprobó que los hombres y mujeres que tomaron parte en un ensayo de un microbicida rectal y utilizaron lubricantes para la práctica del sexo anal fueron tres veces más propensos a ser diagnosticados de gonorrea, clamidia o sífilis que las personas que no emplearon ningún lubricante.

Para el presente estudio, Othell Begay y un equipo de colaboradores de Population Council puso a prueba un total de 41 lubricantes de uso habitual. Se analizó la actividad citotóxica (para matar células) de dos formas distintas y, al realizar el cultivo con células infectadas con VIH, se examinó si estos productos inhibían o potenciaban la replicación viral. Más adelante, se utilizó la relación entre las actividades citotóxicas y antivirales para calcular un “índice terapéutico” (IT) que se empleó para predecir si tendrían algún potencial como inhibidores del VIH en situaciones reales.

El equipo de investigadores comparó los resultados de los 41 lubricantes disponibles comercialmente con los de Carraguard®, tal como se mencionó con anterioridad, y también con una solución salina médica y con Gynol II®, una crema espermicida cuya actividad citotóxica es conocida, ya que contiene nonoxynol-9, un compuesto que hace ya diez años que se sabe que produce daños celulares y hace que las personas que lo utilicen sean más vulnerables frente al VIH.

Se comprobó que todos los lubricantes provocaron daños en las células. Un ensayo celular denominado TEER (siglas en inglés de resistencia eléctrica transepitelial) se basa en la resistencia que oponen las células a la corriente eléctrica para valorar su grado de integridad, puesto que las células completas la dejan pasar a su través con más dificultad. Los investigadores descubrieron que el valor de TEER para las células expuestas a los lubricantes había disminuido en un 60% en dos horas, al igual que en el caso de las tratadas con Gynol II®, mientras que permaneció constante en el caso de las células expuestas a Carraguard® y la suspensión salina.

Los autores hallaron que solamente un lubricante presentaba una ligera actividad anti-VIH, el humectante vaginal Replens®. Sin embargo, el índice terapéutico de este producto estuvo por debajo de 100, frente a un valor superior a 3.500 en el caso de Carraguard® (a pesar de que este gel no funcionó como microbicida para prevenir el VIH).

De forma inesperada, los investigadores se encontraron que una marca de lubricante (Astroglide®) pareció mejorar de forma activa la replicación del VIH en las células.

Previamente, se había descubierto que este producto tenía un cierto poder para inhibir la replicación del virus in vitro, no para aumentarla. Es posible que la explicación a esta paradoja sea que, al igual que en el caso de nonoxynol-9, algunos ingredientes del lubricante destruyen el VIH al disolver la membrana que lo recubre, pero también tienen este mismo efecto sobre las membranas celulares, con lo que, en conjunto, tienen un efecto neto perjudicial.

Los cuatro lubricantes Astroglide® (de un total de seis) que parecieron aumentar la replicación viral fueron los únicos que contenían un compuesto denominado polyquaternium-15, que, al ser analizado, resultó ser el responsable de dicho fenómeno.

En el documento presentado por Russo el pasado año, se planteaba la hipótesis de que las propiedades citotóxicas de los lubricantes podrían deberse a su carácter hiperosmolar. Esto significa que tienen una concentración de azúcares y sales mayor que los fluidos naturales del organismo. Cuando un líquido hiperosmolar entra en contacto con las células hace que estas expulsen el agua que contienen y se sequen.

La mayor parte de los lubricantes probados en este estudio eran hiperosmolares. No obstante, cuatro de ellos eran hipoosmolares (lo que significa que su concentración de azúcares y sales era inferior a la de los fluidos corporales) y otro era isoosmolar (es decir, su concentración era similar a la de los fluidos corporales), pero, a pesar de eso, su toxicidad no fue menor. Replens®, el lubricante menos tóxico, resultó ser también el más ácido, y se sabe que la acidez vaginal ayuda a proteger frente a la transmisión del VIH.

¿Qué implican estos resultados para las personas que usan los lubricantes? Se trata aún de resultados preliminares y es preciso llevar a cabo muchos más estudios antes de poder realizar unas recomendaciones detalladas.

Es importante destacar que todos los lubricantes probados eran de base acuosa. Este tipo de productos fueron recomendados inicialmente para su uso en sexo seguro, ya que no debilitaban los preservativos, mientras que los de base oleica podrían producir su rotura. Como es el condón el que protege a los usuarios del VIH, más que el lubricante, se debería animar a las personas a que sigan empleando lubricantes de base acuosa, porque si no se utilizan, los preservativos también son más propensos a romperse y a que se produzcan traumas en la mucosa rectal.

Sin embargo, en el caso de las personas que, por un motivo u otro, no emplean preservativos, es posible que los lubricantes de base acuosa no sean la opción más segura. Una solución de compromiso podrían ser los lubricantes de base de silicona, que no parecen ser perjudiciales para las células y también son seguros para usar con condones.

Referencias: Begay O, et al. Identification of personal lubricants that can cause rectal epithelial cell damage and enhance HIV-1 replication in vitro. AIDS Research and Human Retroviruses, early online edition. February 2011. En esta dirección se puede acceder al texto del estudio.

Begay O, et al. Preliminary evaluation of toxicity and antiviral properties of personal lubricants. 2010 International Microbicides Conference, Pittsburgh, abstract 129, 2010.

Russo J, et al (presenter Dezzutti C). Safety and anti-HIV activity of over-the-counter lubricant gels. 2010 International Microbicides Conference, Pittsburgh, abstract 347, 2010.

Gorbach PM, et al. Rectal lubricant use and risk for rectal STI. 2010 International Microbicides Conference, Pittsburgh, abstract 348, 2010.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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