La prohibición de la prueba doméstica del VIH en el Reino Unido “no está justificada”, según una investigadora

La prohibición del Reino Unido sobre las pruebas del VIH que pueden hacer los propios pacientes debería revisarse, según un artículo de opinión de una investigadora de salud pública de la Universidad de Liverpool. La autora, Lucy Frith, argumenta que la actual prohibición de la prueba autorrealizable, introducida en 1992, está desfasada, no tiene en cuenta las nuevas tecnologías de realización de pruebas, está evitando la detección de infecciones no diagnosticadas y niega la autonomía del paciente.

Michael Carter

A finales de 2005, la FDA (siglas en inglés de Agencia de la Alimentación y el Medicamento de Estados Unidos) convocó una reunión para debatir las cuestiones planteadas por la autorrealización de la prueba del VIH empleando fluidos corporales. El encuentro fue convocado porque los fabricantes de la prueba señalaron que buscarían la aprobación de venta de la prueba sin receta médica. Frith apunta que en este encuentro hubo un apoyo sustancial a la prueba autorrealizable.

Legalizar la prueba autorrealizable en el Reino Unido, argumenta Frith, reduciría el número de infecciones por VIH sin diagnosticar. Actualmente se estima que hasta un tercio de las personas con VIH en Reino Unido no es consciente de tener el virus. La investigadora argumenta que los indicios provenientes de EE UU sugieren que existe una demanda de la prueba autorrealizable.

La prueba autorrealizable, según la autora, también “aumentaría las opciones de los pacientes”, proporcionando a las personas “más poder de decisión sobre dónde, cómo y cuándo realizar la prueba del VIH” y cree que los argumentos sobre la “autonomía del paciente” son fundamentales para la legalización de la prueba autorrealizable. Frith argumenta que restringir la realización de la prueba del VIH a entornos sanitarios “está injustificado, ya que evita que las personas ejerzan plenamente su autonomía”.

Frith descartó los argumentos en contra de la prueba autorrealizable. Cree que el requisito de realizar la prueba en un entorno sanitario es un vestigio de los días de la “excepcionalidad” del VIH. Señala que el counselling cara a cara antes de la prueba ya no está recomendado por la Asociación Británica para la Salud Sexual y el VIH. Además, sólo a las mujeres embarazadas a las que se valora la existencia de un riesgo moderado o alto de VIH, se les ofrece counselling como parte de la prueba del tipo ‘exclusión voluntaria’ (opt-out en inglés: a la paciente se le realizará la prueba a no ser que rechace realizarla) que se ofrece a todas las mujeres embarazadas en el Reino Unido.

A Frith no le convencieron los argumentos de que las personas que den positivo en una prueba autorrealizable “sufrirían un mayor estrés y ansiedad que las que reciben sus resultados en un entorno sanitario”. El apoyo y el counselling estarían disponibles para las personas que realicen ellas mismas la prueba, a través de líneas telefónicas de ayuda, y las personas que den positivo en la prueba del VIH serían referidas al NHS (siglas en inglés de Sistema Sanitario Nacional) donde recibirán una prueba sanguínea del VIH para confirmar y, si es apropiado, counselling.

“Aunque existe la posibilidad de que algunas personas no acuerden la realización de una segunda prueba, esta eventualidad puede ser aplicada también a entornos médicos”, escribe Frith.

Frith señala que se ha expresado preocupación respecto a la precisión de la prueba del VIH OraQuick después de que su uso para pruebas del VIH en muestras orales recogidas en el hogar arrojara un número inaceptablemente alto de falsos positivos en el Reino Unido. Frith señala esta preocupación, pero cree que “se desarrollarán otros métodos y podemos predecir razonablemente que pronto una prueba alcanzará la precisión requerida”. La autora cree que la ley tiene que ser cambiada antes de que se cuente con una prueba aceptable de modo que “pueda iniciarse el proceso de escrutinio de pruebas autorrealizables”.

La investigación citada por la autora sugiere que las personas pueden realizar pruebas autorrealizables con la misma precisión que una prueba de laboratorio y, por tanto, “la capacidad de las personas para emplear kits de pruebas autorrealizables no es necesariamente un gran obstáculo para su introducción”.

Frith descarta las preocupaciones en torno al abuso de las pruebas autorrealizables. La legislación podría hacer ilegal la realización de pruebas sin consentimiento. Sin embargo, añade “aunque dicha ley no podría prevenir la realización de la prueba, impediría que los resultados se emplearan de forma ilegal (por ejemplo, para rechazar una candidatura de trabajo)”. Que el empleo de pruebas autorrealizables conduzca a violencia doméstica es algo que tendría que ser monitorizado durante la fase piloto de la autorización, escribe Frith.

“Cuando se cuenten con los kits apropiados de autorrealización de la prueba, el Reino Unido tiene que estar en una posición que le permita beneficiarse de su uso.”

Referencia: Frith L et al. HIV self-testing: a time to revise current policy. The Lancet 369: 243 – 245, 2007.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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