El grupo de investigadores descubrió un nivel de prevalencia del VIH muy alto entre las personas examinadas para entrar en el estudio y una tasa de incidencia del VIH del 5%. Además, los autores establecieron que la inmensa mayoría de los usuarios de drogas inyectables compartía el material de inyección y que numerosas usuarias de drogas vendían servicios sexuales.
Los factores económicos y sociales relacionados con el hundimiento de la Unión Soviética alimentaron un gran auge en el uso de drogas inyectables en Rusia durante los años 90. Esto, a su vez, condujo a un aumento de la epidemia del VIH y se estima que la prevalencia del VIH entre los usuarios de drogas inyectables en San Petersburgo aumentó del 4% en 1999 al 30% en 2002.
Anteriores estudios habían demostrado que tanto la heroína como las drogas psicoestimulantes, como las anfetaminas, se consumían mediante inyecciones y que el 75% de todas las personas infectadas por VIH en Rusia son usuarios de drogas inyectables.
El grupo de investigadores quería determinar la incidencia de las nuevas infecciones por VIH entre los usuarios de drogas inyectables en San Petersburgo y describir las características demográficas y de comportamiento relacionadas con las nuevas infecciones por VIH.
Por tanto, entre marzo y diciembre de 2002 se inscribieron en el estudio un total de 900 usuarios de drogas inyectables. A las personas se les realizó una prueba del VIH y 270 (30%) fueron excluidas de posteriores análisis debido a que se descubrió que ya estaban infectadas por el virus.
Un total de 520 personas fueron finalmente inscritas en el estudio longitudinal. La mayoría (70%) eran hombres, el 80% tenía un nivel de educación secundaria o superior, el 62% no tenía empleo o éste era precario y el 68% vivía con sus padres u otros familiares. La mediana de edad fue de veinticuatro años.
En el mes anterior a la inscripción, el 96% se había inyectado heroína y el 37% se había inyectado tanto heroína como psicoestimulantes. Únicamente el 9% se había inyectado psicoestimulantes solos.
La mayoría de las personas afirmó compartir el material de inyección, compartiendo agujas el 79%.
Cincuenta mujeres (33%) y dieciocho hombres (5%) afirmaron que habían vendido servicios sexuales. La mediana del número de parejas sexuales en los seis meses previos declaradas por las mujeres que vendieron sexo fue de 5. En general, el grupo investigadores apreció que las personas que declararon inyectarse psicoestimulantes tuvieron más parejas sexuales (mediana de 3) que los que no (mediana de dos).
De las 520 personas que iniciaron el estudio,417 continuaban en seguimiento al mes 12 o habían sido diagnosticados de VIH. Esto supone una tasa de retención del 80%. De las personas cuyo seguimiento se perdió, el 11% murió, el 30% fue encarcelado, el 3% fue hospitalizado y el 3% dejó de usar drogas.
Durante los doce meses del estudio, 20 personas dieron positivo en la prueba del VIH, lo que arrojó una tasa de incidencia del VIH de 4,5 por 100 persona-años. Entre las personas que se inyectaban drogas psicoestimulantes tres o más veces a la semana, la incidencia fue de 20 por 100 persona-años en comparación con sólo 3 por 100 persona-años entre las personas que sólo se inyectaban heroína.
Tanto el haber declarado un mayor número (tres o más) de parejas sexuales como la venta de servicios sexuales estuvieron relacionados con una mayor incidencia del VIH. La incidencia para las 50 mujeres que vendían servicios sexuales fue de 10 por 100 persona-años frente a 1 por 100 persona-años entre las mujeres que no lo hicieron.
Al realizar un análisis multivariable, inyectarse drogas psicoestimulantes tres o más veces a la semana fue el único factor que resultó estar significativamente relacionado con un episodio de infección por VIH (p=0,0007).
"En conclusión, el uso de psicoestimulantes… fue el factor primordial relacionado con la adquisición de la infección por VIH", escriben los autores.
Referencia: Kozlov AP et al. HIV incidence and factors associated with HIV acquisition among injection drug users in St Petersburg, Russia. AIDS 20: 901 – 906, 2006.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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