Un estudio europeo confirma que la TARV antes de los 3 meses de vida mejora la evolución de los bebés con VIH

Los bebés con VIH que comienzan el tratamiento contra el virus dentro de los tres meses después de nacer presentan un menor riesgo de desarrollar sida o morir, según informa un grupo de investigadores europeos en el número de 13 de marzo de la revista AIDS. “Retrasar el tratamiento en bebés infectados ya no es una opción”, señalan.

Michael Carter

Sin tratamiento anti-VIH, aproximadamente el 20% de los bebés infectados por el virus nacidos en países ricos, como Reino Unido, desarrollará sida o morirá durante el primer año de vida. La introducción de la terapia antirretroviral (TARV) combinada a mediados de la década de 1990 llevó a pensar que iniciar el tratamiento poco después del nacimiento podría disminuir el riesgo de que la enfermedad progresara en los niños infectados. Sin embargo, la farmacocinética de los fármacos antirretrovirales en los niños, la falta de formulaciones pediátricas y el riesgo de efectos a corto y largo plazo suscitaron preocupación.

No obstante, una serie de estudios no aleatorizados en países ricos demostraron que el tratamiento anti-VIH antes de los seis meses de edad redujo el riesgo de progresión de la enfermedad, disminuyó la carga viral y fortaleció el sistema inmunitario.

Además, un estudio de distribución aleatoria en Sudáfrica con 375 bebés con VIH demostró que iniciar el tratamiento dentro de los tres meses después del nacimiento ofrecía claras ventajas al reducir el riesgo de muerte un 76%.

Los investigadores europeos examinaron las historias médicas obtenidas de 13 cohortes en once países de Europa para determinar el beneficio de iniciar la terapia antirretroviral en bebés con VIH asintomáticos antes de los tres meses de edad.

Los niños habían nacido entre 1996 y 2004. Un total de 124 bebés empezaron el tratamiento antes de los tres meses (el grupo de tratamiento temprano) y 86 no lo hicieron (el grupo que aplazó el tratamiento).

De los bebés que recibieron la terapia pronto, cuatro desarrollaron sida (tres casos de encefalitis y uno de emaciación) y dos murieron. Cincuenta y ocho de los bebés que postergaron el inicio del tratamiento lo comenzaron antes de cumplir un año de edad, incluyendo seis niños que tomaron terapia por haber desarrollado una enfermedad definitoria de sida (tres casos de encefalitis, una neumonía por pneumocistis [PCP], un citomegalovirus [CMV] y una infección bacteriana recurrente grave). De los 52 niños restantes que empezaron el tratamiento sin haber desarrollado ninguna enfermedad grave relacionada con el VIH, posteriormente seis desarrollaron sida (otros tres casos de encefalitis, dos de CMV y una infección bacteriana recurrente grave).

De los 28 niños que no había recibido tratamiento al cabo de un año, se registraron seis enfermedades definitorias de sida.

Los bebés que iniciaron la terapia dentro de los tres primeros meses tuvieron un riesgo de desarrollar sida en su primer año de vida del 2%, en comparación con el 12% de riesgo del grupo que aplazó el tratamiento. Además, los bebés del grupo de tratamiento temprano mostraron menor riesgo de desarrollar sida en los primeros cinco años de vida (5%) que los niños del grupo que pospuso la terapia (22%). Estas diferencias en el riesgo fueron muy significativas (p <0,001).

El aplazamiento de la terapia se asoció con un cociente de riesgo (CR) de muerte de 5,0 (intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 2,0-12,6; p= 0,001). Esto no varió cuando los investigadores tomaron en consideración posibles factores de confusión, tales como el año de nacimiento, el uso de tratamiento anti-VIH durante la gestación y el parto, el tipo de parto, la duración del embarazo, el peso al nacer, el porcentaje de linfocitos-T CD4, el uso de profilaxis para PCP y el número de fármacos en la primera combinación antirretroviral.

Hubo diferencias significativas en las características que presentaban los niños en las cohortes incluidas en el análisis. Teniendo éstas en cuenta, el cociente de riesgo de muerte se redujo ligeramente para los bebés cuyo tratamiento se aplazó (CR= 3,0; IC95%: 1,2-7,9; p= 0,021). No obstante, al restringir el análisis a los bebés que tomaron la triple terapia, consistente en tres inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósido [ITIN] o dos ITIN más el no análogo de nucleósido (ITINN) nevirapina (Viramune®), se reforzó la asociación entre postergar el tratamiento y peores resultados [CR= 7,9; IC95%: 2,3-27,6; p <0,001].

“El beneficio de la terapia antirretroviral sistemática antes de los tres meses de edad para evitar […] una rápida progresión ha sido demostrado recientemente en el ensayo controlado y de distribución aleatoria llevado a cabo en Sudáfrica. Nuestro análisis confirmó que esto también se cumple en la práctica clínica rutinaria en países industrializados”, escriben los investigadores.

Y concluyen: “La terapia antirretroviral iniciada antes de los tres meses de edad tiene un efecto espectacular en reducir la progresión a sida y muerte en países de rentas elevadas”.

Referencia: Goetghebuer T, et al. Effect of early antiretroviral therapy on the risk of AIDS/death in HIV-infected infants. AIDS. 2009; 23: 597-604.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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