El LGV es una infección bacteriana que se transmite por vía sexual y es endémica en África, el Caribe y algunas zonas de Asia. Tras la introducción de los antibióticos en el Reino Unido, se volvió muy rara en el país. No obstante, desde 2004 la infección ha reaparecido ahí, así como en varios países europeos y en EE UU. La mayoría de estos casos de LGV ha afectado a hombres gays con VIH, muchos de los cuales fueron diagnosticados al mismo tiempo de otras infecciones de transmisión sexual, en particular de hepatitis C.
Hasta la fecha, la mayoría de estas infecciones por LGV en hombres homosexuales han implicado síntomas de proctitis. Se han registrado unos pocos casos con úlceras en la zona de los genitales o del ano o bien inflamaciones en las ingles, los síntomas clásicos de la infección.
Sin embargo, un equipo de médicos de tres grandes clínicas de salud sexual de Londres han informado ahora de una serie de trece casos de infección por LGV en hombres gays cuyos síntomas difieren de los observados en el brote registrado entre la población de hombres que practican sexo con hombres (HSH) desde 2004 y que tienen más semejanza con los síntomas “clásicos”.
Sólo tres de estos trece casos afectaron a hombres con VIH y ninguno de ellos estaba infectado por hepatitis C.
Todos los varones, excepto uno, presentaron inflamaciones en las ingles. Cuatro también tenían úlceras genitales en aquel momento.
Cabe señalar que cinco de los casos implicaron una infección por LGV en la uretra, que fue acompañada por grandes hinchazones en la zona de las ingles. Ninguno de estos hombres declaró tener úlceras.
Seis varones afirmaron que sólo habían tenido una pareja sexual en los tres meses anteriores. Las parejas de tres de estos hombres tenían el VIH. La prueba posterior realizada a estos varones para detectar LGV reveló que uno de ellos tenía una infección rectal asintomática.
La infección fue tratada con éxito en todos los casos empleando un ciclo largo de los antibióticos doxiciclina o azitromicina.
No obstante, en el caso de un paciente se produjo un retraso de diez meses en el diagnóstico de LGV. Acudió a la clínica por primera vez en diciembre de 2003 con una hinchazón en la ingle derecha. Declaró haber practicado sexo anal insertivo y receptivo sin protección con varias parejas anónimas. Recibió un tratamiento con amoxicilina y flucloxacilina. El bulto en la ingle se abrió y liberó pus durante varios meses. A continuación, el paciente empezó a sangrar por el recto y a perder peso. La infección por LGV fue diagnosticada sólo cuando el paciente se sometió a una colonoscopia y, entonces, empezó a recibir un tratamiento estándar para la infección: veintiún días de doxiciclina.
“Los casos descritos en estas series difieren epidemiológicamente de los casos típicos de proctitis por LGV observados hasta ahora en la epidemia que sufren los hombres que practican sexo con hombres en el Reino Unido”, escriben los autores.
“Debería considerarse [el LGV] en los diagnósticos diferenciales de proctitis, ulceración anogenital y linfoadenopatía inguinal [inflamación de las glándulas en las ingles], especialmente en el caso de los hombres que practican sexo con hombres”, concluye el equipo de investigadores.
Referencia: Sethi G, et al. Lymphogranuloma venereum presenting as genital ulceration and inguinal syndrome in men who have sex with men in London, United Kingdom. Sex Transm Infect (online edition), published December 9th, 2008.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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