La circuncisión protege frente al VIH a los hombres gays que “prefieren” practicar sexo insertivo

La circuncisión puede proteger de la infección por VIH a los hombres homosexuales que realizan de forma exclusiva prácticas insertivas en el sexo anal, según sugiere un estudio australiano publicado en la edición del 13 de noviembre de la revista AIDS.

Michael Carter

Sin embargo, este hallazgo se basa en apenas siete infecciones registradas entre hombres que expresaron su preferencia por el sexo insertivo. El equipo de investigadores descubrió que entre los varones que declararon practicar únicamente sexo insertivo, la circuncisión no supuso una reducción significativa del riesgo de infección por VIH.

El estudio también evidenció que, en general, la circuncisión no protegió a los hombres gays de la infección por VIH. Datos anteriores del estudio, presentados en la conferencia de la Sociedad Internacional del Sida [IAS] en Sydney (Australia) en 2007, revelaron que la circuncisión no tuvo un efecto protector.

Los gays y otros hombres que practican sexo con hombres siguen constituyendo uno de los grupos más afectados por el VIH. En consecuencia, existe la necesidad de contar con nuevos enfoques preventivos para esta población.

Algunos estudios realizados en África han puesto de relieve que la circuncisión disminuye el riesgo de infección por VIH en hombres heterosexuales. No obstante, un reciente metanálisis no halló indicios concluyentes de que esta intervención resultara protectora para los hombres gays.

Por consiguiente, el equipo de investigadores del estudio Health in Men (HIM) decidió examinar la relación entre circuncisión y riesgo de infección por VIH en una población de 1.426 hombres gays seronegativos en Sydney. En total, 938 de estos varones estaban circuncidados.

Los hombres se inscribieron entre 2001 y 2004 y estuvieron sometidos a seguimiento hasta finales de 2007. En el momento de entrar en el ensayo, los hombres hicieron constar si estaban o no circuncidados, y ello se confirmó mediante un examen clínico.

Cada seis meses, los participantes acudieron a una visita de seguimiento en la que se realizaron pruebas del VIH y se les preguntó si habían practicado sexo anal sin protección. Además, se les preguntó también si practicaban sexo insertivo o receptivo y si tenían una fuerte preferencia por adoptar la posición insertiva.

El análisis dispuso de datos correspondientes a 5.161 persona-años de seguimiento y la mediana de duración de éste para cada hombre fue de 3,9 años.

Se detectaron 53 infecciones por VIH, lo que supone una incidencia general de 0,78 por cada 100 persona-años.

Los análisis estadísticos que incluyeron a toda la población del ensayo mostraron que la circuncisión no ofreció ninguna protección significativa frente a la infección por VIH.

Sólo el 10% de los datos de persona-años de seguimiento en el estudio correspondió a hombres que declararon practicar sexo insertivo sin protección, pero no sexo receptivo sin preservativo. Únicamente se produjeron cuatro infecciones por VIH en estos hombres. El análisis reveló que los varones circuncidados que sólo comunicaron practicar sexo insertivo sin protección no presentaron una reducción significativa del riesgo de infección por VIH.

Posteriormente, se restringió el análisis a los hombres que dijeron preferir la posición insertiva en todas las relaciones anales. Estos 435 varones (279 de los cuales estaban circuncidados) representaron 1.710 persona-años de seguimiento.

Se produjeron un total de siete infecciones por VIH en estos hombres, cinco de las cuales se registraron en varones no circuncidados.

El análisis estadístico evidenció que la circuncisión estuvo relacionada con una reducción significativa del riesgo de infección por VIH en hombres que mostraron preferencia por el sexo anal insertivo (p= 0,049). Esta relación se vio fortalecida cuando el equipo de investigadores tuvo en cuenta la edad y las relaciones anales sin protección con parejas posiblemente serodiscordantes.

Sin embargo, tres de los varones con una preferencia por el sexo insertivo manifestaron practicar sexo anal receptivo sin protección. Por su parte, el autor principal del estudio, el doctor David Templeton, declaró a aidsmap.com que los hombres que expresaron una preferencia por el sexo insertivo adoptaron este comportamiento en casi el 99% de las relaciones anales.

Con todo, cabe señalar que los autores no comentaron la posibilidad de que los participantes en el estudio ofrecieran una información inexacta respecto a sus preferencias o comportamientos sexuales. También hay que resaltar que el sesgo de deseabilidad social lleva a que el sexo receptivo anal constantemente se declare menos de lo que en realidad se practica.

De todos modos, el equipo de investigadores indica: “La circuncisión estuvo relacionada con una reducción significativa de la incidencia de VIH entre el tercio de participantes que mostraron su preferencia por el papel insertivo en las relaciones sexuales anales”.

Los responsables del estudio concluyeron que un 9% de las infecciones por VIH en la cohorte podía atribuirse a no estar circuncidado. “Entre los participantes que prefirieron el papel insertivo en la relación anal, la proporción calculada de infecciones por VIH que podría atribuirse a no estar circuncidado fue del 75,7%”, advirtieron.

No obstante, los autores reconocen que: “La limitación principal de nuestro análisis fue la ausencia de capacidad estadística debido a la relativamente pequeña cantidad de infecciones por VIH en la cohorte HIM y la reducida incidencia de dicha infección entre los hombres que practicaron sexo insertivo de forma predominante”.

El equipo de investigadores, asimismo, insta a la realización de ensayos de distribución aleatoria con control para examinar más a fondo la relación entre circuncisión y riesgo de VIH en hombres gays.

En cualquier caso, dichos estudios podrían ser difíciles de diseñar y los investigadores cuestionan si serían válidos, indicando que “exigirían una elevada incidencia del VIH, una reducida prevalencia basal de la circuncisión y un gran número de participantes que desempeñen un papel insertivo de forma exclusiva o predominante [en las relaciones sexuales anales]”. Los autores ponen énfasis en que “tales atributos son necesarios para dotar al ensayo de la suficiente capacidad estadística para detectar una relación entre el estado de circuncisión y el resultado, medido con relativa poca frecuencia, de la infección por VIH a través de las relaciones anales insertivas”.

Referencia: Templeton DJ, et al. Circumcision and risk of HIV infection in Australian homosexual men. AIDS. 2009; 23: 2.347-2.351.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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