Implantes de silicona en las nalgas y caderas para mujeres con lipoatrofia

Esta técnica sería más segura y eficaz que la inyección de materiales sintéticos

Marion Zibelli
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La lipoatrofia, o pérdida de grasa, no ocurre solamente en la zona facial de las personas que experimentan este efecto secundario de algunos antirretrovirales. También se puede manifestar en las piernas, las nalgas o las caderas. En las mujeres, cuando la pérdida de grasa afecta las caderas o las nalgas, además de condicionar la funcionalidad de la vida cotidiana tal como caminar o quedarse sentada, esto puede dar a la silueta femenina un aspecto masculino y dificultar la sujeción de algunos elementos de ropa, tales como los pantalones. 
 
Si bien existen datos amplios de estudios sobre las técnicas de reparación facial, poco se sabe sobre cómo paliar este efecto cuando ocurre en otras zonas del cuerpo, y aún menos en las mujeres.
 
Durante el VII Taller sobre Efectos Secundarios y Lipodistrofia, que se celebró de 13 al 16 de noviembre en Dublín, Irlanda, se presentaron los resultados de una investigación llevada a cabo por Joan Fontdevila y sus colegas del Hospital Clínic de Barcelona para mejorar el abordaje de este efecto en las mujeres. Para ello, los investigadores y cirujanos del centro desarrollaron un protocolo de evaluación e intervenciones quirúrgicas para las mujeres con este tipo de lipoatrofia.
 
Para empezar, los autores del estudio establecieron tres grados de efectos: los de grado I, que se manifiestan por una pérdida en los glúteos, sobre todo en la zona de proyección del sacro (estructura ósea localizada en la base de las vértebras lumbares y conectada a la pelvis para fortalecerla y estabilizarla); los de grado II, en que el sacro se proyecta más que el músculo glúteo; y el grado III, que se caracteriza por la apariencia visible general de los huesos, con la piel formando varios pliegues.
 
A continuación, los investigadores repartieron a las mujeres en dos grupos: las que necesitaban mejorar la zona de los glúteos (nalgas) y aquellas en las que además hacía falta reparar la zona trocantérica (caderas).  Los cirujanos implantaron prótesis de silicona de forma redonda en las mujeres con un efecto lipoatrófico de grado I o II, y prótesis ovaladas dentro de un bolsillo intramuscular en los casos de grado III.
 
En total, ocho mujeres fueron tratadas con este procedimiento. Tres de ellas recibieron implantes en la zona glútea, y cinco en la misma zona y además en las caderas. Según declaran los autores del estudio, los implantes en la zona de las caderas se complementaron con una “liposucción en la zona adyacente del áreasacroilíaca [donde el sacro se articula con el hueso ilíaco] y una infiltración de grasa en los pliegues subglúteos para aumentar los resultados obtenidos”. Tras las intervenciones las mujeres necesitaron aproximadamente 3 semanas para que volver a caminar normalmente.
 
A la excepción de un caso donde fue necesario reposicionar la prótesis en las caderas debido a que ésta se desplazó al bolsillo de la prótesis glútea, no se observaron ningunas de las complicaciones típicas de este tipo de intervención tales como la contractura capsular (engrosamiento de la cápsula alrededor de la prótesis formada por el organismo y que provoca un endurecimiento en el tacto de la nalga y que puede alterar la forma de esta última).
 
Según declaran los autores de la investigación, las mujeres se mostraron muy satisfechas por el resultado de las intervenciones que consideraron “estético y funcional”. No obstante, algunas se preocuparon por el contraste entre la zona tratada y la extrema delgadez de las piernas y los muslos.
 
Los investigadores concluyen que el aumento del volumen de las nalgas con prótesis de silicona es más seguro y más eficaz que el que se realiza con la inyección de materiales sintéticos, aunque en el abstract no se hace mención de la duración del estudio ni del seguimiento tras las intervenciones.
 
Estos descubrimientos se publican cuando, en España, se trabaja cada vez más para que el sistema público asuma el coste de la cirugía reparadora para paliar los efectos de la lipodistrofia. Al confirmarse la eficacia de esta estrategia para la zona de las nalgas y las caderas, hará falta tenerlo en cuenta a la hora de examinar las necesidades de las mujeres que experimentan este efecto adverso.
 
Fuente: http://www.hivandhepatitis.com/ / Elaboración propia
Referencia: J Fontdevila and others. Surgical treatment of the buttocks and hip atrophy in feminine lipodystrophic patient. Abstract 41. 7th International Workshop on Adverse Drug Reactions and Lipodystrophy in HIV. November 13-16, 2005, Dublín, Irlanda. Abstract 41. Antiviral Therapy 2005; 10:L27.

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