Mortalidad por enfermedad cardiovascular en personas con VIH

Los médicos no le prestan la atención necesaria pese a ser una de las principales causas de muerte

Pedro Pérez
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En junio de 2007, la Asociación Americana del Corazón y la Academia Americana de Medicina del VIH organizaron un congreso conjunto para evaluar el estado de los conocimientos acerca del virus de la inmunodeficiencia humana y la enfermedad cardiovascular (ECV). El evento vuelve a ser noticia un año después con la reciente publicación de las actas y de las conclusiones en Circulation y en Journal of Acquired Immune Deficiency Syndrome.

El aumento de la esperanza de vida de las personas con VIH en los países ricos gracias a la mejora de los tratamientos ha convertido a la ECV en una de las principales preocupaciones en el manejo de estos pacientes. Recientes estudios señalan un elevado riesgo cardiovascular entre las personas infectadas por VIH, y la ECV se ha convertido en una de las principales causas de muerte en esta población (véase La Noticia del Día 05/05/2008).

Según el director del encuentro, el doctor Steven Grinspoon (de la Facultad de Medicina de Harvard, EE UU), es preciso que tanto los especialistas en VIH como los cardiólogos sean conscientes de que los pacientes con el virus presentan un riesgo más elevado de ECV. Los médicos deben aprender a identificarlo y poner los medios necesarios para tratarlo.

Se sabe que los fármacos antirretrovirales, aunque mejoran y alargan la vida de las personas con VIH, también pueden aumentar el riesgo de colesterolemia, hipertensión pulmonar y enfermedad pericárdica. Además, las estadísticas ponen de manifiesto la existencia de otros factores de riesgo adicionales entre la población seropositiva, como un mayor consumo de tabaco o una dieta menos cardiosaludable.

Precisamente, una de las mayores dificultades consiste en averiguar qué parte de responsabilidad tiene la terapia antirretroviral (TARV) en la ECV y qué es achacable a otros factores preexistentes. Varios estudios han sugerido que factores tradicionales de riesgo, como la diabetes, la hiperlipidemia o la hipertensión arterial, sólo representan el 25% del exceso de riesgo en personas con VIH. Sin embargo, no todo se reduce a los fármacos antirretrovirales o a los factores de riesgo tradicionales: la inflamación asociada a la infección por VIH también podría contribuir a elevar el riesgo de enfermedad cardiovascular.

En declaraciones a Heartwire, Grinspoon subrayó la complejidad de la materia: “Los asistentes al encuentro pudieron ver que, probablemente, se da una complicada interacción entre los riesgos derivados de los efectos secundarios de la medicación anti-VIH y los asociados al propio virus.”

Por otra parte, si bien estudios como el D:A:D han revelado el incremento del riesgo cardiovascular vinculado a la TARV, en la reunión se destacó que otras investigaciones (por ejemplo, el estudio SMART) indican que las personas con VIH que toman de forma consistente la medicación presentan una mejor evolución que quienes la interrumpen (véase La Noticia del Día 08/05/2008).

De acuerdo con Grinspoon, los complicados mecanismos en juego explicarían este hecho: “Aunque existan riesgos asociados al uso de los antirretrovirales, estos fármacos también tienen un efecto positivo al reducir la inflamación y otros efectos relacionados con el virus; en realidad, mejoran la condición cardiovascular.”

Ahora bien, según las conclusiones del congreso, el riesgo de infarto de miocardio (IM) en personas con VIH es, en términos generales, entre un 70 y un 80% más alto. De ahí que se expresara la necesidad de desarrollar un algoritmo para calcular el riesgo de ECV en pacientes con VIH; no obstante, se dejó claro que, mientras tanto, debían aplicarse los algoritmos existentes para personas seronegativas.

Asimismo, se dedicó toda una sesión a la importancia de abordar intervenciones que incidan en los cambios de estilo de vida entre las personas con VIH, algo que, según otro de los participantes, el doctor James Stein, se suele descuidar en comparación con la población sin VIH.

Por último, los médicos e investigadores que intervinieron en el encuentro hicieron hincapié en la necesidad de una mayor colaboración entre distintos especialistas y en un enfoque multidisciplinar para el tratamiento de la ECV en personas con VIH.

Según las conclusiones del encuentro, “el desarrollo de sistemas de cribado y predicción optimizados, así como de algoritmos de tratamiento para la enfermedad cardiovascular en pacientes con infección por VIH es de la mayor importancia. Existe –se afirma– una necesidad imperiosa de más investigación en este campo.”

Fuente: Heartwire / Elaboración propia.
Referencias: Shelley Wood. CVD is a ‘major killer’ in HIV+ patients, but underrecognized by doctors . theheart.org. [HeartWire > Prevention]; June 19, 2008. Accessed at http://www.theheart.org/article/876799.do

Grinspoon SK, et al. State of the Science Conference. Initiative to Decrease Cardiovascular Risk and Increase Quality of Care for Patients Living With HIV/AIDS. Executive Summary. Circulation. Jun 19, 2008. http://circ.ahajournals.org/cgi/reprint/CIRCULATIONAHA.107.189622v1

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