La realización de la prueba en el hogar mejora la tasa de diagnósticos del VIH entre la población infantil

La realización voluntaria de counselling y pruebas del VIH en el domicilio ofreció la oportunidad de identificar 60 nuevos casos de VIH pediátrico entre 1.300 niños en situación de alto riesgo, de entre 18 meses y 13 años de edad, en una única comunidad rural del oeste de Kenia, entre junio de 2008 y junio de 2009, según informó un equipo de investigadores en un análisis retrospectivo publicado en la edición digital avanzada de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.

Carole Leach-Lemens

Sin embargo, cerca de la mitad de las personas encargadas de cuidar a los niños declinaron la oferta de la prueba.

La probabilidad de que los niños fueran sometidos a la prueba fue mayor allí donde se dispuso de información respecto a la posible (o confirmada) infección por VIH de la madre, si los dos progenitores no estaban en el hogar, si eran nietos de la persona responsable del domicilio o si el padre no estaba en la casa.

La provisión oportuna del tratamiento contra la infección por VIH requiere un diagnóstico temprano. Esto resulta de especial importancia en el caso de la población infantil. Sin terapia, aproximadamente el 50% de los niños morirán antes de llegar a los dos años de edad.

En el África subsahariana y otros entornos con recursos limitados donde se registra una elevada incidencia de VIH entre la población infantil, el diagnóstico temprano resulta crucial para conseguir los mejores resultados del tratamiento.

No obstante, a pesar de la importancia de efectuar la prueba a niños en situación de riesgo, se sabe poco sobre la aceptación de la prueba pediátrica entre esta población y las personas que la cuidan en el África subsahariana.

El Modelo Académico sobre la Provisión de Acceso a la Atención Sanitaria (AMPATH, en sus siglas en inglés), un gran sistema de atención clínica, ha inscrito a más de 113.000 adultos y pacientes pediátricos infectados por VIH en la zona occidental del Kenia.

La realización voluntaria de counselling y pruebas en el hogar (realización de tests del VIH basada en la comunidad o en la población) permite identificar casos tempranos de infección en niños, de modo que pueden ser tratados con rapidez.

En el año 2007, AMPATH inició la realización voluntaria de este servicio en el domicilio en la zona oriental de Kenia. Cada visita constó de las siguientes actividades: hacer una prueba rápida del VIH en el hogar a adultos y niños de más de 18 meses, ofrecer rápidamente los resultados de la prueba, proporcionar counselling tras dicho test y llevar a cabo las derivaciones oportunas a los servicios médicos.

El programa se aplicó, en 2008, en la División Turbo del Distrito de Uasin Gishu, dentro de la provincia del Valle del Rift. Esta división, que cuenta con una clínica de AMPATH donde se atienden 5.340 pacientes, incluyendo 989 niños, se considera étnica y socioeconómicamente representativa de numerosas divisiones rurales del oeste de Kenia.

Todos los componentes adultos del hogar, de más de 13 años, que dieron su consentimiento fueron elegibles para someterse a la prueba. A los niños de entre 18 meses y 13 años de edad se les proporcionó este servicio cuando constaba que su madre estaba muerta, desaparecida, tenía VIH o su estado serológico a este virus era desconocido. El objetivo era identificar niños en situación de alto riesgo de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana.

En contraste con el 95% de adultos que accedieron a someterse a la prueba, los cuidadores rechazaron la posibilidad de hacer el test a casi la mitad (995, 43%) de todos los niños (2.289) en situación de alto riesgo de infección por VIH. Del 57% que hicieron el test, 60 (4,6%) fueron diagnosticados del virus.

La probabilidad de someterse a la prueba fue mayor en el caso de niños con madres que vivían con VIH (cociente de probabilidades [CP]: 3,20; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,64 – 6,23), que no vivían con sus progenitores (CP: 1,50, IC95%: 1,40 – 1,63), que eran los nietos del responsable del hogar, en comparación con los que eran hijos del responsable del domicilio, otros parientes o no tenían parentesco con el responsable del hogar (CP: 4,02, IC95%: 3,06 – 5,28), o si su padre no vivía en casa (CP: 1,41; IC95%: 1,24 – 1,56).

Los autores destacan que estos hallazgos ponen de relieve que el estado serológico de la madre, así como el hecho de si está viva, constituyen factores indicativos clave respecto a la disponibilidad del cuidador de un niño en situación de riesgo de VIH a acceder a realizar la prueba, así como de la prevalencia del virus. De todos modos, muchos hijos de mujeres con VIH no se sometieron a la prueba. Esto llevó a los investigadores a determinar que se podrían haber diagnosticado de VIH otros 46 (2%) niños en situación de riesgo.

La población infantil de entre 5 y 12 años fue más propensa a someterse a la prueba que la población con una edad inferior. Al respecto, los autores ofrecen varias posibles explicaciones: Los niños pueden presentar más signos de enfermedad, el riesgo de la transmisión sexual del VIH y la creencia de que los niños con mayor edad eran más capaces de enfrentarse a un diagnóstico. Además, indican que, con el aumento de las pruebas del VIH prenatales, existe la posibilidad de que los niños más pequeños ya hayan sido sometidos al test.

El miedo al estigma y la discriminación también pudo haber desempeñado un papel crucial a la hora de rechazar la prueba. Sólo se ofreció su realización a los niños en situación de alto riesgo, por lo que la familia o los cuidadores no deseaban ser señalados. También cabe la posibilidad de que no desearan que sus hijos supieran su propio estado serológico. El no contar con un acceso sencillo a la atención médica es otro factor que podría haber influido.

Sin embargo, los autores apuntan que sus resultados también sugieren un menor miedo al estigma y la discriminación entre los cuidadores de niños huérfanos.

Estos hallazgos subrayan la necesidad de investigar por qué los cuidadores aceptan o rechazan la prueba. Podrían identificarse las ocasiones perdidas y las intervenciones para aumentar la realización de la prueba pediátrica, así como para mejorar los resultados del tratamiento.

Los autores señalan algunas limitaciones del estudio:

  • La elegibilidad de los niños se basó únicamente en el estado serológico de la madre. Aunque útil, el propio estado de salud del hijo no se tuvo en cuenta. A diferencia de los adultos del hogar, no todos los niños fueron sometidos a la prueba.
  • No se ofreció la prueba a los niños de menos de 18 meses de edad, ya que necesitarían una prueba de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, en sus siglas en inglés) del ADN no rápida para distinguir entre los anticuerpos maternos y los propios. Esa técnica no podía realizarse en el hogar.
  • Los datos reunidos eran cuantitativos y provenían de una breve visita a la casa.
  • El estudio se vio limitado a una zona geográfica y cultural específica y, por tanto, sus resultados no eran generalizables. Con todo, los hallazgos destacaron, igualmente, la importancia de comprender los motivos de los cuidadores para aceptar o rechazar la prueba. De este modo, se puede hacer un mejor uso de la ampliación de la realización de la prueba pediátrica del VIH, empleando métodos basados en la comunidad.

Los investigadores concluyen: “La realización voluntaria de counselling y pruebas en el hogar ofrece la posibilidad de identificar el VIH en niños en situación de alto riesgo”, y añaden: “Es necesario llevar a cabo más estudios para identificar y superar las barreras a la aceptación de la prueba”.

Referencia: Vreeman RC, et al. Acceptance of HIV testing for children ages 18 months to 13 years identified through voluntary, home-based HIV counselling and testing in western Kenya. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, advance online publication, August 13, 2010. (Enlace al abstract y al texto completo de la publicación).

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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