Tener una carga viral baja y persistente está relacionado con el fracaso del tratamiento, aunque el riesgo es pequeño

El tener un nivel bajo, aunque detectable, de carga viral (en el rango de entre 3 y 50 copias/mL) está relacionado con un cierto riesgo de experimentar un fracaso virológico con posterioridad, mientras que presentar una carga viral inferior a 3 copias/mL supuso un riesgo casi nulo, según concluye un estudio presentado en el X Congreso sobre Terapia Farmacológica en la Infección por VIH.

Gus Cairns

El estudio también reveló que un número superior de pacientes que tomaban regímenes antirretrovirales basados en inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósido (ITINN) tuvieron cargas virales indetectables, incluso al someterse a un ensayo ultrasensible [capaz de detectar menos de 3 copias/mL], que los pacientes que tomaban inhibidores de la proteasa (IP), aunque no está claro el motivo.

Tras ocho meses, el 3,1% del 28% de los pacientes que habían ingresado en el estudio con una carga viral de entre 3 y 50 copias/mL presentaron una viremia superior a 50 copias/mL.

Por el contrario, del resto de los participantes (que tenían una carga viral basal inferior a 3 copias/mL), ninguno mostró una carga viral por encima de 50 copias/mL.

Los investigadores descubrieron que el punto de corte clínico más fiable -el umbral de carga viral relacionado de forma más sólida con un posible fracaso- era de 20 copias/mL. Sin embargo, incluso así, sólo la cuarta parte de los pacientes con cargas virales superiores a ese valor acabaron presentando con el tiempo niveles de viremia superiores a 50 copias/mL de forma constante.

El estudio se realizó entre una cohorte prospectiva de gran duración compuesta por pacientes atendidos en la clínica del Hospital Riuniti de Bérgamo (Italia). Se inscribieron todos los pacientes con una viremia inferior a 50 copias/mL y, cada cuatro meses, se llevó a cabo una prueba de carga viral mejorada capaz de detectar niveles de viremia inferiores a 3 copias/mL.

La cohorte contó con 900 pacientes, de los que el 23% eran mujeres. Como reflejo de la epidemia del VIH en Italia, casi la mitad de la cohorte adquirió el virus por vía heterosexual y el 37%, a través del uso de drogas inyectables. El promedio de edad de los participantes fue de 45 años y se trató de un grupo con experiencia en tratamientos, que estuvo una media de 8,5 años recibiendo terapia antirretroviral (TARV). Las tres cuartas partes de los integrantes del estudio habían tomado cuatro o menos regímenes de TARV diferentes, si bien algunos llegaron a tomar diez combinaciones diferentes. El tratamiento había sido exitoso desde el punto de vista inmunitario, ya que el recuento promedio de CD4 fue de 667 copias/mm3.

El estudio evidenció que la carga viral cambió poco a lo largo de los ocho meses del ensayo y que no se encontraron pruebas de más supresión viral progresiva en estos pacientes con infección crónica, lo que en esencia viene a significar que el VIH y la TARV habían alcanzado un estado de equilibrio.

Casi tres cuartas partes (72%) de los pacientes presentaron una carga viral basal inferior a 3 copias/mL. A los cuatro y ocho meses, la proporción fue del 70 y 73%, respectivamente. El resto (28%) de la cohorte tenía una carga viral basal de entre 3 y 50 copias/mL al inicio del estudio, el 26%, a los cuatro meses y el 23%, a los ocho meses.

El 4% de la cohorte mostraba una carga viral superior a 50 copias/mL a los cuatro meses y el 3,7%, a los ocho meses. Todas estas personas eran pacientes que tuvieron una carga viral por encima de 3 copias/mL al comienzo del estudio.

En su mayoría, no se trató de los mismos pacientes en los dos momentos temporales: 38 pacientes presentaron un único repunte temporal (blip) de la carga viral por encima de 50 copias/mL, y sólo ocho (el 0,9% del grupo en general y el 3,1% de las personas con una carga viral basal superior a 3 copias/mL) mostraron un nivel superior a 50 copias/mL a los meses cuatro y ocho. Seis de estos ocho pacientes fueron sometidos a pruebas de resistencia, pero sólo en un caso el VIH había desarrollado una nueva mutación de resistencia a fármacos (relacionada con los ITINN).

La única variable asociada con la carga viral fue la familia de fármacos tomada. La proporción de participantes con una viremia inferior a 3 copias/mL en los tres momentos temporales fue del 64% en el caso de los pacientes que tomaban ITINN, pero sólo del 52% en el de aquéllos tratados con inhibidores de la proteasa. Por el contrario, la proporción de personas con una carga viral superior a 50 copias/mL a los cuatro y/u ocho meses fue del 2,5% en el caso de los pacientes tratados con ITINN y del 8,5% en el de los tratados con inhibidores de la proteasa. Esto puede ser un reflejo del historial de tratamiento o de una mayor duración del mismo.

El mensaje que se extrae del estudio es que una carga viral baja, aunque detectable, tiene importancia clínica, pero no significa, necesariamente, que a partir de ese hecho se pueda predecir un posterior fracaso del tratamiento. El investigador que presentó el estudio, Franco Maggiolo, concluyó que la adopción de ensayos de carga viral ultrasensibles en las clínicas podría no servir para aportar demasiada información clínicamente relevante.

Referencia: Maggiolo F, et al. Low-level residual viraemia and risk of virological failure. Tenth International Congress on Drug Therapy in HIV Infection in Glasgow. Abstract O115. 2010.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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