VIH en el cerebro: ¿menos preocupante en la era TARGA o una bomba de relojería?

Cuando se contó por primera vez con una terapia antirretroviral (TAR), muchos neurólogos esperaban que el VIH siguiese provocando daño en el cerebro, un compartimiento del organismo protegido donde el virus se replica a resguardo del efecto directo del tratamiento. Sin embargo, la experiencia clínica ha mostrado que TAR ha tenido un profundo impacto sobre la incidencia de demencia asociada al VIH (DAV) en el mundo industrializado, llevando a algunos neurólogos a debatir en un reciente encuentro en Venecia (Italia) si la demencia realmente sigue siendo un problema significativo allí donde se cuenta con una TAR sistémica eficaz.

Theo Smart

“Creo que si tratas adecuadamente a las personas, sistémicamente, no desarrollarán una enfermedad neurológica progresiva”, aseguró el doctor Colin Hall de la Universidad de Carolina del Norte.

“Ciertamente, no volverán a la normalidad, no conozco ninguna enfermedad que dañe seriamente el cerebro y luego veas [que el paciente] vuelve completamente a la normalidad”, afirmó. “Pero las personas adecuadamente tratadas no tendrán una enfermedad neurológica progresiva de ninguna manera que suponga un problema de salud pública. Ciertamente, se pueden ver déficit, pero no he observado ninguna evidencia por parte de nadie de que exista un déficit continuo progresivo en personas adecuadamente tratadas [con TAR]”.

Aunque algunos expertos discreparon y dijeron que ellos cuentan con pequeñas cantidades de pacientes que empeoran a pesar de recibir una TAR supresora, la mayoría de los expertos del encuentro coincidió en que el carácter de los trastornos neurológicos asociados al VIH (en oposición a DAV) ha cambiado sustancialmente desde que se cuenta con TAR.

“Ciertamente hay menos casos de la forma más grave de demencia, ciertamente menos del tipo de caso apático introvertido que no puede cuidar de sí mismo o sí misma con graves [problemas] motores”, dijo el doctor Igor Grant de la Universidad de California, San Diego (UCSD).

En vez de eso, “existen más casos del tipo más suave de trastorno; con problemas para adquirir nueva información, actividad de abstracción o ejecutora y después una mezcla de problemas sensoriales y motores. Ésas son personas que están recuperadas dentro de la comunidad, pero tienen dificultades con cosas como compras, gestión financiera, transporte, comunicación y así sucesivamente”.

“Si queremos discutir respecto a la evolución clínica o cómo ha cambiado o no, podría haber opiniones diversas”, afirmó el doctor Elieser Masliah, también de UCSD, “pero si vas a un paciente con VIH y le preguntas si sus trastornos neurológicos siguen siendo un problema, seguro que recibirás una respuesta distinta”.

De cualquier manera, el doctor Masliah cree que desde TAR, los trastornos neurológicos asociados al VIH han pasado de una enfermedad subaguda (con daño neurológico abierto y permanente) a más bien una patología crónica, con problemas sinapto-dendríticos que podrían ser más fácilmente reversibles. No obstante, también está seriamente preocupado por la creciente importancia de morbilidades desorientadoras, como la depresión grave, el uso de drogas, la coinfección por el virus de la hepatitis C y el envejecimiento, que cada vez complican más la vida de las personas con VIH.

“Hay muchos otros factores implicados”, dijo. “Por supuesto que hay pacientes que están empeorando si están coinfectados por VHC. Hay pacientes que están empeorando si son usuarios de metanfetamina. Creo que, desde un punto de vista de salud pública,  definitivamente es un problema.”

Finalmente, otros investigadores que han realizado un seguimiento de los cambios cerebrales de las personas con VIH se muestran preocupados porque, con la mayor supervivencia, otros desarreglos neurológicos relacionados con la edad podrían hacerse mucho más habituales.

“Creo que es prematuro decir simplemente que no empeorarán, sin esperar cinco o diez años a ver cómo van a evolucionar”, dijo el doctor Cristian Achim de la Unviersidad de Pittsburgh.

El doctor Achim y otros investigadores declararon haber observado cambios en el tejido cerebral que concuerdan con un envejecimiento prematuro, con una deposición anómala de proteínas en los cerebros de personas con VIH (incluyendo beta-amiloide y alfa-sinuclein) que podrían ser presagios de que enfermedades similares al Alzheimer o Parkinson se podrían desarrollar décadas antes de lo habitual en personas susceptibles con VIH. Sin embargo, actualmente, los indicios clínicos de que las personas que envejecen con VIH podrían estar en un mayor riesgo de estas otras formas de demencia son anecdóticos.

El debate tuvo lugar en abril en Venecia, en el encuentro Mecanismos Cambiantes de Neuropatogénesis del VIH en la Era TARGA, que fue patrocinado por el Instituto Nacional de Salud Mental de EE UU y el Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos y Apoplejía, y su objetivo era establecer prioridades para la futura investigación financiada por NIH sobre neurología relacionada con el VIH. El encuentro se celebro directamente después del Segundo Encuentro sobre Infección por VIH y Sistema Nervioso Central: Entornos Desarrollados y de Recursos Limitados, organizado por el doctor Paola Cinque del Instituto Científico San Raffaele de Milán y otros colegas italianos.

El debate realmente empezó hacia el final de este encuentro anterior, cuando el doctor Richard Price de la Universidad de California, San Franciso (UCSF) dijo al público que TAR puede continuar ejerciendo un profundo efecto sobre la carga viral en el fluido cefalo-espinal y evitar el deterioro neurológico, incluso cuando el virus del paciente se ha vuelto resistente a ella.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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