El momento del inicio del tratamiento anti-VIH no afectó al riesgo de sufrir un SIRI, pero el equipo de investigadores encontró pruebas evidentes de que los beneficios de empezar la TARV compensan cualquier riesgo que pueda surgir a causa de una enfermedad de reconstitución inmunitaria.
El tratamiento antirretroviral reduce el riesgo de enfermedad y muerte en pacientes con VIH que han desarrollado infecciones oportunistas. Tras el inicio de la TARV, algunos pacientes desarrollaron una enfermedad de reconstitución inmunitaria. Una investigación anterior sugiere que la proporción de pacientes con meningitis criptocócica que desarrollan este síndrome tras el inicio del tratamiento anti-VIH varía entre el 8 y el 50%.
La información disponible respecto a la incidencia de SIRI en pacientes con enfermedad criptocócica proviene de estudios retrospectivos, por lo que puede adolecer de ciertas limitaciones.
En consecuencia, un equipo de investigadores del Grupo de Estudio en Bacteriología y Micología llevó a cabo un ensayo prospectivo que contó con 101 pacientes con VIH que padecían meningitis criptocócica y que iniciaban TARV. Originalmente, el estudio fue diseñado para comparar distintas estrategias de tratamiento frente a la meningitis criptócocica en pacientes con VIH.
En total, trece de esos pacientes desarrollaron una enfermedad de reconstitución inmunitaria. La incidencia general de dicha patología fue de 47 por cada 100 persona-años. Este nivel de incidencia estuvo en consonancia con el detectado en la anterior investigación retrospectiva.
La mediana del intervalo entre el inicio de la terapia antirretroviral y el desarrollo de la enfermedad de reconstitución inmunitaria fue de 63 días, y el síntoma declarado con más frecuencia fue el dolor de cabeza.
No se identificó ninguna relación entre el momento del comienzo del tratamiento y la aparición de SIRI. El retraso de la TARV durante 42 días tras el inicio de la terapia para la meningitis criptocócica no redujo el riesgo de desarrollar la enfermedad de reconstitución inmunitaria. Este hallazgo contrasta con lo observado en la anterior investigación retrospectiva.
Los pacientes que desarrollaron SIRI no presentaron un mayor riesgo de muerte en comparación con los que no lo hicieron (8% frente a 15%). Sin embargo, fueron significativamente más propensos que los pacientes sin SIRI a desarrollar complicaciones neurológicas como papiledema -una inflamación del nervio óptico provocada por la presión intracraneal- (15% frente al 1%; p= 0,04) y menores niveles de conciencia (23% frente al 3%; p= 0,03).
El único factor relacionado de forma significativa con un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad de reconstitución inmunitaria fue tener un mayor nivel de antígenos criptocócicos (p <0,05).
“El SIRI criptocócico tras el inicio de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) es algo habitual en pacientes con sida que padecen meningitis criptocócica. No existe una relación entre el momento del comienzo de la TARGA y el SIRI”, escriben los responsables del estudio.
Los autores también señalan que los resultados de su estudio principal fueron significativamente mejores entre los pacientes que iniciaron el tratamiento anti-VIH que entre los que no lo hicieron (p <0,01). En consecuencia, comentan: “Parece probable que la mayor posibilidad de que se produzca un resultado exitoso cuando se emplea la TARGA podría compensar los riesgos de desarrollar SIRI en estos pacientes”.
Referencia: Sungkanuparph S, et al. Cryptococcal immune reconstitution inflammatory syndrome after antiretroviral therapy in AIDS patients with cryptococcal meningitis: a prospective multicenter study. Clin Infect Dis (online edition), 2009.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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