Profilaxis post-exposicion (PPE)

El equipo de gTt

La Profilaxis post-exposición (PPE) es el tratamiento antirretroviral que se administra a personas sin VIH que acaban de tener una exposición de alto riesgo al VIH. Puede ser ocupacional (profesionales de la salud) o no ocupacional (en el contexto de un acto sexual o del uso de drogas).

La profilaxis post-exposición (PPE) consiste en la administración de un régimen de tratamiento de corta duración inmediatamente después de un posible contacto con el VIH para evitar la transmisión de la infección. Este tratamiento que suele consistir en una terapia triple, dura cuatro semanas. La PPE puede ser ocupacional (la que se pueda dar en actividades laborales, como por ejemplo el ejercicio de la enfermería) o no ocupacional (la que se da en el contexto de un acto sexual o del uso de drogas).

Pese a que la eficacia de esta estrategia no se ha mostrado en ensayos clínicos (sería éticamente difícil diseñar un estudio de estas características), se ha ido utilizando con resultados muy positivos en la población ocupacional, o sea en personas que han experimentado una exposición al VIH durante el ejercicio de su actividad profesional. La extrapolación de esos resultados llevó a que el año pasado se aprobaran en EE UU las primeras directrices sobre el uso de la PPE no ocupacional.

Según estas directrices, el tratamiento de profilaxis se tendría que administrar tan pronto como sea posible, a las 72 horas y preferentemente antes, tras el contacto con la sangre, las secreciones genitales o los fluidos corporales de una persona con VIH, y después de evaluar el posible riesgo de transmisión. Si éste es sustancial, se ofrecerá TARGA durante 28 días.

Por otra parte, en estas directrices no se recomienda la administración de la PPE si la posible exposición a la infección ha tenido lugar más de 72 horas antes, aunque esta decisión se dejaría al juicio del médico si éste/a considera que la exposición representa un riesgo grave de transmisión que superaría el beneficio de una PPE, aunque fuera reducido.

Además es importante que esta estrategia se acompañe de un servicio de counseling sobre reducción de riesgo para evitar que se repitan exposiciones de este tipo.

En España, las recomendaciones del Grupo de Estudio de SIDA (Gesida) hacen hincapié en que la PPE se tendría que administrar idealmente dentro de las primeras 6 horas de la exposición, pero no después de las 48-72 horas. También insisten en que “en el caso de aquellas personas que tengan exposiciones repetidas se les desaconsejará la profilaxis post-exposición y se les informará de los riesgos y de las medidas de prevención que deben adoptar para disminuirlos”. Ahora bien, habría que elucidar qué implicaciones tiene este requisito, y si con esta definición no se corre el riesgo de sesgar la valoración del riesgo y excluir a muchas personas que podrían beneficiarse de la PPE y evitar así la infección.

Esto en efecto podría ser un factor de limitación del acceso a esta intervención, que se añadiría a otros tales como el tiempo pasado entre el momento de la exposición y el inicio del régimen de profilaxis, la elección del régimen apropiado en función del tipo de riesgo (por ejemplo, mientras algunos fármacos penetran muy fácilmente en el tracto genital femenino, otros tienen una muy pobre absorción en esta vía), la formación del personal sanitario sobre esta estrategia y la información a la población no ocupacional sobre la PPE con la necesidad de caracterizar en qué poblaciones se utilizarían esta estrategia.

 

Fuente: Aidsmap (Entidad certificada por The Information Standard, perteneciente al Servicio Nacional de Salud Británico [NHS]).

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