Los síntomas permiten predecir aumentos de la carga viral en pacientes que toman tratamiento anti-VIH

Los síntomas físicos y psicológicos hacen posible predecir aumentos de la carga viral en pacientes que toman terapia antirretroviral (TARV) y tienen una carga viral indetectable, según informa un equipo de investigadores londinenses en la edición del 15 de agosto de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.

Michael Carter

Entre los síntomas individuales relacionados especialmente con un rebote de la carga viral se cuentan la preocupación, la tristeza y la diarrea.

“El mecanismo más probable que subyace en el vínculo observado entre los síntomas y el rebote viral es la falta de adhesión a la TARVc (terapia antirretroviral combinada), incluyendo la interrupción o abandono del tratamiento”, comenta el equipo de investigadores; que añade: “Es posible que la medición de los síntomas ofrezca una información adicional sobre la falta de adhesión que no se consigue con la pregunta directa sobre las dosis de TARVc que se han saltado”.

Estudios previos habían evidenciado que la depresión puede predecir la progresión de la infección en los pacientes con VIH, pero el equipo de investigadores del Hospital Royal Free de Londres (Reino Unido) decidió determinar si los síntomas físicos y psicológicos permitían predecir aumentos de la carga viral en pacientes que toman terapia antirretroviral.

En consecuencia, estos científicos diseñaron un estudio que contó con 188 pacientes, todos los cuales habían sido tratados con fármacos anti-VIH y tenían una carga viral indetectable.

En 2005, estos pacientes completaron un cuestionario en el que se les preguntaba si habían experimentado en la semana previa alguno de los síntomas físicos y mentales incluidos en un listado de 32 de estos problemas. Posteriormente, recibieron un seguimiento para ver si estos síntomas estaban relacionados con cambios en la carga viral.

Los síntomas se agruparon en seis áreas:

  • Malestar físico. Aquí se incluyeron síntomas como dolor, falta de energía, náuseas y pérdida de peso.
  • Malestar psicológico. Esta medida incluyó síntomas como preocupación, ansiedad y dificultad para dormir o concentrarse.
  • Malestar general. Consistió en una valoración de diez síntomas, incluyendo dolor, falta de apetito, cansancio, sequedad de la boca, tristeza e irritabilidad.
  • Número total de síntomas. En esta valoración se añadieron otros síntomas, como la diarrea.
  • Ansiedad y depresión.
  • Pensamientos suicidas.

Los síntomas englobados en las tres primeras categorías fueron valorados según el grado de malestar que provocaban, desde 0,8 (“nada en absoluto”) a 4 (“mucho”). Se asignó una puntuación de cero cuando no se tenía el síntoma.

En general, los síntomas provocaron un malestar moderado. La mediana en la puntuación del malestar físico fue de 0,7; la del malestar psicológico, de 1,2; y la del malestar total, de 1,0.

De todos modos, se registró una elevada prevalencia de síntomas. Los registrados con mayor frecuencia fueron el cansancio (25%), la preocupación (25%), los problemas de sueño (22%), la falta de energía (21%) y la irritabilidad (20%).

Casi la mitad (48%) de los pacientes declararon sufrir depresión y una quinta parte afirmaron que habían tenido pensamientos suicidas en la semana anterior.

A lo largo de una mediana de 2,2 años de seguimiento, un total de 22 pacientes experimentaron un aumento de la carga viral por encima de 200 copias/mL y 46, un rebote en su viremia por encima de 50 copias/mL. En cada caso, siete pacientes habían tomado un descanso de su terapia anti-VIH.

Tener una puntuación más elevada en los síntomas físicos (1 ó más) se relacionó con un mayor riesgo de que se produjera un rebote en la carga viral por encima de 200 copias/mL (p= 0,05) y de 50 copias/mL (p= 0,20). Sin embargo, tras realizar un ajuste en función de la mala adhesión declarada, la relación con un aumento de la carga viral por encima de 200 copias/mL apenas tuvo una significación estadística marginal (p= 0,072).

De igual modo, en comparación con los pacientes con menores puntuaciones de malestar psicológico, los que presentaron unas puntuaciones más elevadas fueron significativamente más propensos a experimentar rebotes de su carga viral (200 copias/mL; p= 0,034 y 50 copias/ml; p= 0,023). Sin embargo tras ajustar en función de la adhesión, estas relaciones se redujeron a una significación estadística marginal.

Se observó un patrón similar cuando se midió el grado total de malestar.

El equipo de investigadores también examinó la relación entre el número de síntomas declarados y el aumento de la carga viral. Incluso tras realizar un ajuste en función del nivel de adhesión, cuanto mayor número de síntomas presentó el pacientes, más probable fue que su carga viral experimentara un aumento por encima de las 200 copias/mL (p= 0,042) o 50 copias/mL (p= 0,019).

La ansiedad y la depresión estuvieron relacionados de forma significativa con un rebote de la carga viral después de tener en cuenta el nivel de adhesión al tratamiento (200 copias/mL; p= 0,011 y 50 copias/mL; p= 0,043). Tras descontar el efecto de la adhesión, los investigadores descubrieron que había también una relación significativa entre ansiedad y depresión y dos medidas consecutivas de carga viral superiores a 50 copias/mL (p= 0,04).

“Entre […] los pacientes con VIH que reciben una TARV exitosa, los síntomas físicos y psicológicos fueron habituales y se contaron entre los factores de predicción más fiables de un rebote viral”, escriben los autores.

Éstos indican que es el primer estudio que pone en evidencia la existencia de una relación entre síntomas físicos y aumentos de la carga viral. Sugieren que “los síntomas físicos pueden provocar ansiedad y depresión, o ser manifestaciones de un malestar psicológico”.

El equipo de investigadores cree que sus hallazgos podrían tener implicaciones en el tipo de atención ofrecida a los pacientes que toman tratamiento. Apuntan que la valoración “del riesgo de fracaso virológico basada únicamente en resultados de laboratorio, historial de tratamiento y nivel de adhesión podría estar omitiendo una dimensión importante: la información desde la perspectiva del paciente”.

Una simple valoración de los síntomas permitiría identificar a los pacientes que se encuentran en riesgo de sufrir un fracaso del tratamiento y “ofrece una oportunidad no sólo de abordar la cuestión de la adhesión, si no de conseguir unas intervenciones médicas o psicológicas apropiadas que aborden los síntomas físicos y el malestar psicológico”.

Referencia: Lampe FC, et al. Physical and psychological symptoms and risk of virologic rebound among patients with virologic suppression on antiretroviral therapy. J Acquir Immune Defic Syndr. 2010; 54: 500-505.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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