Un estudio sudafricano muestra buenos resultados de TARV en niños en centros de atención primaria

Tras dos años en un centro de atención primaria en un pueblo muy pobre de Johannesburgo (Sudáfrica), más del 80% de niños que iniciaron terapia antirretroviral (TARV) permanecieron en tratamiento, de los cuales el 90% presentaban una supresión viral completa, según manifestó Pippa MacDonald en la V Conferencia sobre Patogénesis, Tratamiento y Prevención del VIH de la Sociedad Internacional del Sida [IAS, en sus siglas en inglés], celebrada en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) el pasado mes de julio.

Michael Carter

Los hallazgos preliminares fueron presentados en la II Conferencia Internacional sobre VIH de Botsuana, celebrada en Gaborone [Botsuana] en septiembre de 2008.

De los 2,1 millones de niños infectados por VIH en el mundo, el 90% reside en el África subsahariana y, de éstos, 280.000 viven en Sudáfrica.

Los retos para la provisión de tratamiento antirretroviral pediátrico en Sudáfrica son múltiples e incluyen: las comorbilidades como la tuberculosis o la malnutrición; regímenes de antirretrovirales complejos y la correspondiente ausencia de formulaciones pediátricas y un contexto social complejo, como ser un huérfano, un adolescente, vivir en la pobreza y/o seguir un tratamiento paralelo proporcionado por curanderos locales. El inicio tardío de la TARV contribuye a las elevadas tasas de mortalidad, además de frenar el crecimiento y el desarrollo en esta población.

La Clínica Infantil sobre VIH Phatsima Khanya (‛Lugar de Luces Brillantes’) es una clínica localizada en Alexandra [Johannesburgo]. Alexandra es un pueblo muy pobre. La delincuencia es muy elevada y existe un alto nivel de desempleo; además, se trata de un área superpoblada. La malnutrición y el analfabetismo son habituales. La combinación de estos factores crea unas condiciones de vida realmente difíciles.

La clínica inició su actividad en abril de 2005 y se convirtió en un centro de referencia a escala nacional en febrero de 2006. Se trata de un centro de cuidado integral, manejo y tratamiento (CCMT, en sus siglas en inglés) y todos los servicios son gratuitos. Se utiliza un enfoque basado en la familia y el centro opera como parte de una clínica de VIH general para adultos. Las pruebas diagnósticas del VIH se inician a las 4-6 semanas de edad y el tratamiento antirretroviral se proporciona si es necesario.

El equipo pediátrico está formado por tres doctores, dos enfermeras -una de atención primaria y una profesional- y tres personas que ofrecen counselling. Por su parte, también cuentan, compartidos con la clínica CCMT de adultos, con un dietista, un trabajador social, un farmacéutico, una persona encargada de la recogida de datos y asistentes administrativos.

Se realizó una revisión retrospectiva del período de cuatro años comprendido entre abril de 2005 y abril de 2009. La población de estudio incluyó a todos los niños y adolescentes hasta la edad de 14 años que iniciaron tratamiento antirretroviral.

Un total de 337 niños empezaron la TARV con una mediana de edad de 5 años y 7 meses. El 75% seguía un régimen de primera línea con lamivudina (3TC), estavudina (d4T) y efavirenz. El 25% restante tomaba terapia con 3TC, d4T y lopinavir/ritonavir. La mediana en el porcentaje de CD4 al inicio fue de 12,8. Cerca del 85% de los niños estaban en estadios 3 ó 4 de la infección según la clasificación de la OMS (25 y 58%, respectivamente). El 11% tenía menos de un año, el 34%, entre 1 y 5 años, el 41%, entre 6 y 9, y el 14% restante, entre 10 y 14 años.

Al final del período estudiado, 193 de estos pacientes (69%) seguían el tratamiento de primera línea. La principal razón para cambiar de régimen fue la toxicidad causada por estavudina (72/88 ó 82%) en forma de lipodistrofia o hiperlactatemia.

Aunque la elevada tasa de orfandad (del 32%) no afectó a los resultados, sí que tuvo importantes consecuencias para el bienestar psicosocial de esos niños, remarcaron los autores. Se comprobó que el éxito en la supresión viral es similar cuando la cuidadora principal es la madre o una abuela.

La mayoría de retos psicosociales requieren una aproximación multidisciplinar, afirmaron los autores. Por ejemplo, para ayudar a combatir la malnutrición grave (una puntuación en la escala WAZ al inicio de -4,05), se distribuyen porciones de comida y hay una cocina que ofrece sopa diaria. También se cuenta con una clínica separada para los adolescentes. La clínica realiza trabajos sociales para ayudar a contrarrestar la elevada tasa de desempleo entre las personas que cuidan a los enfermos y de pobreza a través de la provisión de ropa, mantas y educación.

Los autores concluyen: “Podemos confirmar que la TARV ha cambiado el rostro de la epidemia de infección por VIH pediátrica en nuestra comunidad, pero quizá la mayor lección aprendida es que la terapia antirretroviral es sólo una parte de la atención que precisan los niños con VIH”.

Referencia: Macdonald P, et al. Utilizing paediatric data for quality treatment outcomes in a primary healthcare clinic. Fifth International AIDS Society Conference on HIV Pathogenesis, Treatment and Prevention, SUSAT, Cape Town, South Africa, July 2009.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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