Algunos médicos podrían no identificar interacciones entre medicamentos clínicamente relevantes

Un estudio aconseja a los especialistas en VIH el uso regular de bases de datos actualizadas

Juanse Hernández
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El uso concomitante de medicación —con o sin receta—, drogas recreativas, tratamientos sustitutivos para la dependencia de opiáceos, terapias herbales e, incluso, algunos alimentos, puede producir alteraciones en la cantidad de fármaco antirretroviral que se ingiere. Y a la inversa, los medicamentos antirretrovirales podrían repercutir en los niveles de otros fármacos y/o sustancias que se toman conjuntamente. Esta acción recíproca se conoce con el nombre de interacción. Conocer las interacciones farmacológicas es de vital importancia para asegurarnos de que la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) está cumpliendo su misión y evitar efectos secundarios nocivos para la salud.

Las interacciones entre medicamentos asociadas al uso de la terapia anti-VIH continúan aumentando como consecuencia de la aparición de nuevos fármacos y regímenes antirretrovirales más complejos, y del aumento de enfermedades relacionadas con la edad que requieren el empleo de medicación para tratarlas.

La identificación, resolución y prevención de las interacciones de fármaco a fármaco son factores importantes para el manejo clínico de los pacientes con VIH que toman tratamiento, dado que podrían prevenir el fracaso terapéutico y el desarrollo de toxicidad. Durante el XV Encuentro de la Asociación Británica del VIH (BHIVA 2009), celebrado a principios de abril en Liverpool [Reino Unido], fueron presentados los resultados de un estudio que evalúa la prevalencia de interacciones entre fármacos (ya sea entre antirretrovirales, o bien entre antirretrovirales y otros medicamentos) en los pacientes que forman parte del Estudio de la Cohorte Suiza del VIH.

Los investigadores analizaron con detalle, durante un período de tres meses, las medicaciones que estaban tomando los participantes de esta cohorte, con el fin de detectar interacciones potenciales entre fármacos. Para ello, utilizaron la base de datos de la Universidad de Liverpool, una de las más completas y conocidas sobre interacciones farmacológicas en el tratamiento del VIH (www.hiv-druginteractions.org). A continuación, informaron a los médicos de las interacciones clínicamente relevantes observadas.

El análisis incluyó las prescripciones médicas de 771 pacientes que recibían tratamiento para el VIH. Los regímenes antirretrovirales se basaban, principalmente, en inhibidores de la proteasa (41%) y en no análogos de nucleósido (39%), siendo tenofovir y emtricitabina la pareja de análogos de nucleósido/nucleótido más empleada (38%).

Un total de 516 personas estaban recibiendo, al mismo tiempo, otra medicación distinta a la del VIH, de las cuales en 337 se había producido, como mínimo, una interacción entre medicamentos: en 11 (2%) la interacción se clasificó como ‘bandera roja’, lo que significa que había una contraindicación y, por consiguiente, no podían utilizarse juntos los dos fármacos; en 333 (65%), como ‘bandera naranja’, lo que implica una potencial modificación y ajuste de la dosis.

En 35 participantes (7%) se produjeron interacciones entre fármacos antirretrovirales, y en 316 (61%) las interacciones se dieron entre la medicación antirretroviral y otros medicamentos para tratar otras enfermedades. En este último escenario, las interacciones implicaron, principalmente, el uso de atazanvir/ritonavir (21%) [Reyataz®], lopinavir/ritonavir (22%) [Kaletra®] y efavirenz (26%) [Sustiva®, y coformulado con tenofovir/emtricitabina en Atripla®] junto con metadona (14%), medicación cardiovascular (sobre todo betabloqueadores e inhibidores del canal de calcio; 13%), estatinas (20%) y medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso central (especialmente los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina [ISRS] y las benzodiacepinas; 23%).

Un total de 16 personas (3%) desarrollaron una interacción medicamentosa que podría haber reducido la concentración del fármaco antirretroviral implicado. Los resultados del análisis multivariable mostraron que las personas de mayor edad (p <0,001) y aquéllas con un historial de uso de drogas intravenosas (p= 0,001) tenían más probabilidades de recibir medicación distinta a la del VIH.

Los factores de riesgo independientes para desarrollar una interacción fueron el empleo de drogas inyectables (p= 0,005), el uso de regímenes antirretrovirales basados en un no análogo de nucleósido más un inhibidor de la proteasa y la utilización de más de dos medicaciones al mismo tiempo (p <0,001). No se observó ninguna asociación entre interacciones medicamentosas y fracaso virológico.

En sus conclusiones, los investigadores señalan que las interacciones clínicamente significativas asociadas a la terapia antirretroviral son habituales y que, por este motivo, los médicos especialistas en VIH deberían conocer y utilizar herramientas actualizadas, como por ejemplo la base de datos de la Universidad de Liverpool, que les permitan identificarlas a tiempo en la práctica clínica.

Fuente: Elaboración propia.
Referencia: Marzollini C, Gibbons S, Elzi L, et al. Prevalence of potential drug-drug interactions in the Swiss HIV Cohort Study. 15th British HIV Association Meeting (BHIVA 2009). Liverpool, UK. April 1-3, 2009. Poster 141.

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