Grasa central y riesgo cardiovascular en mujeres con VIH

Un estudio estadounidense halla un aumento del índice cintura-cadera en mujeres con bajo peso corporal

Juanse Hernández
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Según un estudio publicado en la edición de 1 de marzo de 2008 de The Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, las mujeres con VIH tienen un índice cintura-cadera (ICC) más elevado, incluso teniendo un peso corporal más bajo, que aquéllas sin el virus. El ICC es un factor de riesgo de enfermedad coronaria. Varios estudios previos han sugerido que los indicadores de adiposidad central, como por ejemplo el ICC y la circunferencia de la cintura, podrían alterarse como consecuencia de la infección por VIH, el tratamiento antirretroviral o por ambos factores. Si bien los medicamentos antirretrovirales, en general, no se han asociado con un índice cintura-cadera elevado, algunos estudios han mostrado una cierta relación con el uso de los inhibidores de la proteasa (IP).

El ICC es una medición de la composición corporal que resulta de la división del perímetro de la cintura (a la altura de la última costilla flotante) por el perímetro máximo de la cadera (al nivel de los glúteos). Por ejemplo, un hombre cuya cintura mide 105cm y su cadera 98cm tendría un ICC de 1,07cm.

En mujeres, se considera que un ICC superior a 0,8cm aumenta el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria. Sin embargo, esta consideración requiere de dos matizaciones importantes. Una mujer muy delgada con una cadera pequeña tendría un riesgo más reducido de enfermedad coronaria que una mujer grande con un perímetro amplio de la cintura, aunque ambas tuvieran el mismo ICC. Por otro lado, algunas mujeres con VIH, con el paso del tiempo, pierden grasa en la cadera y en las nalgas (incluidas las mujeres con lipoatrofia) y podrían tener un ICC más elevado aunque el tamaño de sus cinturas no haya aumentado.

Con el fin de documentar el impacto del VIH sobre la composición corporal de las mujeres a largo plazo, Jessica Justman, de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia en Nueva York (EE UU), y su equipo de colaboradores revisaron los historiales médicos de 942 mujeres con VIH y 266 sin VIH inscritas en el Estudio Interagencias sobre VIH en Mujeres (WIHS, en sus siglas en inglés). El promedio de edad de las participantes fue de 41 años; un 62% era de origen étnico afroamericano y un 25%, hispano.

Al inicio del estudio, a la mayoría de las mujeres se las clasificó como que tenían sobrepeso. El promedio del índice de masa corporal (IMC), una medición que compara el peso con la altura,  fue de 28 para las mujeres con VIH y de 29,5 para las mujeres sin el virus. Un IMC entre 25 y 29,9 se considera sobrepeso y superior a 30, obesidad. El promedio del índice cintura-cadera en el momento de la entrada al estudio fue también alto. Las mujeres sin VIH tuvieron un promedio de ICC de 0,88cm y las mujeres con VIH, de 0,90cm.

Durante los cinco años del estudio, entre 1999 y 2004, el índice de masa corporal y las circunferencias de la cintura y de la cadera de las mujeres sin VIH aumentó significativamente (cintura: +4,1cm; cadera: +3,76cm; IMC: +2,43 kg/m2). Sin embargo, su índice cintura-cadera permaneció estable. En el caso de las mujeres con VIH, ocurrió justo lo contrario. Su índice de masa corporal y las circunferencias de la cintura y cadera permanecieron iguales, pero su índice cintura-cadera se incrementó un poco.

Entre los factores pronóstico independientes que se asociaron con un ICC más elevado en mujeres con VIH se incluyeron: edad avanzada, recuentos de células CD4 más altos y el uso de inhibidores de la proteasa. Las mujeres de origen afroamericano tuvieron menos probabilidades de tener un ICC más alto.

En sus conclusiones, los investigadores afirman que las mujeres con VIH tuvieron ICC más elevados que las mujeres sin el virus, a pesar de presentar un índice de masa corporal y mediciones de la cintura y de la cadera más bajos. En las mujeres con VIH, el uso de inhibidores de la proteasa se asoció con un índice cintura-cadera más alto, aunque la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) por sí misma no se asoció de forma perceptible con cambios en el IMC o en el ICC.

Dado que el WIHS es el estudio más grande sobre historia natural del VIH en mujeres, el equipo de Justman afirma que los hallazgos son significativos. Sin embargo, concluye que se requiere más investigación que determine si el incremento del ICC observado en mujeres con VIH provoca, en realidad, un aumento del riesgo de desarrollar enfermedad coronaria.

Fuente: Aidsmeds / Elaboración propia.
Referencia: Justman J, Hoover D, Shi Q, et al. “Longitudinal Anthropometric Patterns Among HIV-Infected and HIV-Uninfected Women”. JAIDS 47 (3): 312-319, March 1, 2008.

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