Aunque digan que no el rechazo persiste


Marc Serena

Desde hace un año trabaja en el proyecto ‘Enganxate ao Traballo’, que reincorpora a personas como ella al mundo laboral. Está muy agradecida a la entidad que lo impulsa, el Comité Ciudadano Anti-Sida, porque reconoce un cambio ‘grande’ en su vida.

Foto: Sandra Requejo // Foto: María Prada
LO+POSITIVO [LMP]: Te veo contenta, aunque tu trabajo sea duro…
Sandra: Desbrozamos cada mañana parques y jardines, hacemos tareas de limpieza por las calles de Ourense y alrededores. Son sólo dos horas al día, porque es lo que da la subvención que reciben. Los lunes también tenemos una clase teórica sobre VIH, nutrición y derechos del trabajador. Para muchos es nuestra primera experiencia en el mundo laboral. Antes estaba en la calle, viviendo de ‘okupa’, consumiendo… Ahora priorizo otras cosas.

LMP: ¿En qué has notado una mejora?
Sandra: A raíz del trabajo he conseguido un piso, mi salud ha mejorado porque tengo un techo, me tomo la medicación y voy a mis citas. Me siento útil y estoy empezando a cambiar. En los otros trabajos, me echaban cuando sabían que consumía.

LMP: ¿Cuándo supiste que tenías VIH?
Sandra: Lo adquirí en 2003 y fue por relaciones sexuales. No fue hasta el 2007 que me lo diagnosticaron. Ya hacía mucho tiempo que consumía y me encontraba muy mal. Incluso estuve un tiempo en silla de ruedas. Aún voy al psiquiatra para aceptar lo que tengo. Pero desde que estoy en la asociación, las cosas me van mejor.

LMP: ¿Qué pasó en tus anteriores trabajos?
Sandra: Trabajé en tres ocasiones de camarera, pero sólo por unos meses. Después, tuve otro trabajo temporal gracias a un plan para personas desocupadas. Estuve seis meses en el ayuntamiento de Ourense. Sé que una jornada completa de ocho horas no la aguantaría. Con dos horas al día ya llego muy cansada al final de la semana. Físicamente no se me ve deteriorada, pero por dentro se nota. Es raro que, en invierno, no ingrese en el hospital entre 10 y 15 días. Pero ahora estoy mejor. El año pasado, anduve en la calle y hoy tengo un hogar. Mi vida ha cambiado mucho.

LMP: ¿Por qué te ha resultado difícil encontrar trabajo?
Sandra: Yo sigo echando currículums. Cuando me preguntan cuánto tiempo estaría dispuesta a trabajar, digo que media jornada. El problema es que no hay trabajo y que todo el mundo te conoce. Ya no delinco ni consumo, pero mucha gente piensa que no cambiaré. Si ya es difícil para una persona sin VIH, ¡imagina para mí! Ahora me encuentro bien, pero pienso… ¿y de aquí a un año, qué? Cobro una pensión no contributiva de 339 euros, pero con eso no vivo. Este trabajo me ayuda a comer todos los días, aunque sólo sean 60 euros a la semana.

LMP: ¿Te has planteado cambiar de ciudad?
Sandra: Sí, pero tengo un niño que está con mi madre. Me da pena irme, porque su padre murió y no tiene a nadie más. Pero tampoco sé qué más hacer. No tengo experiencia ninguna y estudiar no puedo... ¡las clases de los lunes ya me cuestan un montón! Además, hay personas con reservas incluso para relacionarse conmigo. Noto un rechazo. Y yo he perdido mucha gente por el camino.

LMP: ¿De dónde procede este rechazo?
Sandra: No sólo de gente inculta. Es también de médicos, que se ponen tres pares de guantes y te hacen sentir muy mal. A uno le cuesta aceptarse, y si no te lo ponen fácil… Aunque digan que no, el rechazo persiste. Y a mí me gustaría tener más posibilidades, vivir mejor y poder cuidarme un montón.