El seguimiento de estos pacientes trasplantados con VIH y VHB se llevó a cabo durante un promedio de 32 meses entre noviembre de 2002 y junio de 2007. Al finalizar dicho período, todos presentaban una función hepática normal y ninguno de ellos había sido infectado de nuevo por el VHB.
A diferencia de lo que ocurre a las personas con VIH y hepatitis C, en las que el órgano trasplantado vuelve a infectarse con el virus de la hepatitis, en el caso de la hepatitis B la recurrencia de la infección en el nuevo hígado puede ser prevenida mediante el uso de inmunoglobulina anti-VHB, vacunación contra el VHB y fármacos antivirales, que se pueden tomar como profilaxis durante un período prolongado.