Tal vez tengas algún recuerdo de tu madre diciéndote que te limpiaras la nariz, que te sonaras o que te quitaras esos mocos de ahí. Pues bien, no estaba de broma y sabía de sobra lo que decía. Encontrar nuevas maneras de limpiar las fosas nasales ha supuesto para mí una gran diferencia en la prevención de esos rebrotes de sinusitis que tant@s de nosotr@s debemos soportar. Antes de seguir, una nota de atención: el texto que sigue nos es apto para cardíac@s o para l@s que temen morir ahogad@s.
Hace ya mucho tiempo que la sinusitis crónica ha sido asociada a un estado inmunitario deteriorado. Los conductos nasales son un campo de cultivo ideal para las bacterias, una suerte de cavernas dignas de Bin Laden donde es difícil que surta efecto el fuego cruzado de los antibióticos. Por tanto, ¿no sería mejor en este caso aplicar la máxima de más vale prevenir que curar? Aunque a veces no nos quede otra opción que recurrir a la artillería pesada de los antibióticos y los nebulizadores corticosteroides, lo ideal sería no tener que utilizarlos en primera instancia. Una vez te hayas asegurado que tu sinusitis no proviene de una alergia (consulta con el/la alergólog@) ni por obstáculos estructurales como orificios estrechos o tabique desviado (consulta con el/la otorrinolaringólog@) estarás list@ para sumergirte en los placeres de las duchas nasales.
En usos ancestrales de los yogis hindúes la limpieza de la nariz o práctica del neti era tan normal como el cepillado de los dientes; podemos encontrar esa misma práctica de múltiples formas y en cultura diversas. La limpieza de la nariz con agua tibia y salada o neti, si se hace adecuadamente resulta muy refrescante y deja una sensación en la nariz de apertura y purificación, te sientes libre de polvo, mocos e incluso partículas que producen alergia.
En Escandinavia la limpieza nasal se empleaba como un remedio simple para prevenir infecciones y resfriados. Los viejos marineros solían esnifar agua marina con el hueco de la mano o en pequeños cuencos y escupirla por la boca. A principios del siglo XX los farmacéuticos escandinavos vendían pequeños boles de cristal para tal fin. El método usado en una base militar en Suecia era aún más sencillo. Se tenía un barril de agua salada con un grifo y una pequeña manguera en la parte inferior y cuando una persona empezaba a notar síntomas de resfriado se acercaba la manguera a la nariz y dejaba correr el agua salada, lo que supuestamente era una eficaz forma de prevención.
Si examinamos la fisiología de la nariz y las fosas nasales, nos damos cuenta de lo importante que es su limpieza. Las mucosas están revestidas de unos pelillos microscópicos llamados cilios. Visto en un microscopio parece un campo de trigo meciéndose en el viento. Estos cilios están recubiertos por una capa de mucosidad que atrapa la suciedad, el polvo y el polen y los arrastra como una cinta transportadora a través de la traquea hacia el estómago. Cuando las bañamos con agua salada, las mucosas se mantienen húmedas y los cilios estimulados por lo que las sustancias extrañas son repelidas antes de que puedan entrar en el cuerpo.
Ahora ya sólo te queda conocer (por si no lo sabes ya) el uso de la jarra neti, ¿su forma? pues como puedes apreciar en estas dos imágenes, de la familia del botijo pero a lo oriental.
Llena el recipiente con agua tibia y añade una cucharadita de sal común, no uses agua de mar porque podría causar una reacción alérgica. La concentración de sal que se consigue es similar a la del propio cuerpo y la sensación cuando el agua fluye es muy agradable. Inclínate sobre una pila o lavamanos, y coloca el pitorro de la jarra neti en un orificio nasal, ladea la cabeza y levanta suavemente la jarra de manera que el agua fluya suavemente y salga por el otro orificio nasal; repite la operación en el otro lado. Cuando hayas terminado tapa con el índice una aleta de la nariz y sopla suavemente por el lado contrario, repite el proceso con el otro lado hasta que la nariz esté seca.
La ducha nasal puede hacerse cada día, intenta incorporarla a tu rutina matinal como parte de tu aseo. Yo suelo adecuar la frecuencia, cantidad de agua y de sal según el estado de mis mucosas, escucha a tu cuerpo.
Aquí nos hemos centrado en el neti porque es un método eficaz, sencillo y económico y las jarras pueden encontrarse sin demasiadas dificultades en herboristerías, tiendas de productos naturales y en algunas farmacias.
Para l@s que preferís productos preparados existe en el mercado una amplia gama de nebulizadores y aplicadores nasales con suero salino o soluciones fisiológicas de muy diversa composición.